La barrera rota por la mujer que denunci¨® a Dani Alves por violaci¨®n: ¡°?Qui¨¦n me va a creer?¡±
Arranca el juicio en el que la v¨ªctima, que siempre expres¨® miedo a que nadie creyera su versi¨®n debido a la fama del futbolista y a que se difundieran sus datos personales, declarar¨¢ a puerta cerrada
La joven de 23 a?os presuntamente violada por Dani Alves en la discoteca Sutton de Barcelona expres¨® dos grandes temores tras la agresi¨®n sexual: que su nombre saliera a la luz y que, dada la relevancia p¨²blica del personaje, nadie le creyera. La realidad ha confirmado solo el primero de esos miedos: ...
La joven de 23 a?os presuntamente violada por Dani Alves en la discoteca Sutton de Barcelona expres¨® dos grandes temores tras la agresi¨®n sexual: que su nombre saliera a la luz y que, dada la relevancia p¨²blica del personaje, nadie le creyera. La realidad ha confirmado solo el primero de esos miedos: su nombre completo y su imagen han circulado por redes sociales en un intento del entorno del futbolista (incluida su madre) de desacreditarla. El segundo, sin embargo, se ha desvanecido: la joven convenci¨® desde el principio a los investigadores de los Mossos d¡¯Esquadra, pero tambi¨¦n a la jueza y la fiscal del caso, de que dec¨ªa la verdad. Su denuncia ha conducido a Alves no solo al banquillo de los acusados (si no hay pacto de ¨²ltima hora, el juicio arranca este lunes), sino tambi¨¦n a que el futbolista tenga que esperar sentencia privado de libertad.
¡°No voy a denunciar, porque¡ ?qui¨¦n me va a creer?¡±, expres¨® la chica, de forma espont¨¢nea y entre llantos, al responsable de la discoteca y a un controlador de accesos que la hab¨ªa visto llorando en el pasillo, junto a su prima y una amiga, dispuesta a abandonar la discoteca. Pasaban las 4.00 del 31 de diciembre de 2022 y, justo en ese momento, Alves pas¨® por su lado y, sin un saludo ni un gesto, abandon¨® Sutton arropado por el personal de seguridad de la sala. La joven no hab¨ªa dado en ese momento el nombre del futbolista, lo que hubiese obligado, seg¨²n el protocolo para agresiones sexuales, a retenerlo hasta la llegada de la polic¨ªa.
La presunta agresi¨®n sexual se hab¨ªa producido minutos antes en la suite, una habitaci¨®n a la que se accede con llave, que consta de sof¨¢, televisor y lavabo, y que solo pueden usar los clientes que reservan la mesa n¨²mero seis de la zona VIP. Esa noche la ocup¨® Dani Alves, que acudi¨® a Sutton (una sala de la que era cliente habitual desde 2008) acompa?ado por un amigo brasile?o. El exfutbolista del Bar?a vio a tres chicas en la pista y pidi¨® a un camarero que las animase a acercarse a su mesa para invitarlas a una copa. El grupo estuvo bailando, Alves se acerc¨® con intenciones sexuales a la chica y le hizo se?as para que entrara en la suite. No hay im¨¢genes de lo que pas¨® en el ba?o, pero s¨ª dos versiones, aunque en realidad son seis: una de la joven (quien ha mantenido desde el principio que fue violada) y cinco de Alves, que habla de sexo consentido.
El proceso judicial contra Dani Alves es, como en muchos casos de agresi¨®n sexual en los que no hay pruebas materiales concluyentes, sino solo indicios, una cuesti¨®n de credibilidad. Y aqu¨ª la v¨ªctima (a la espera de lo que diga la sentencia) se ha impuesto con claridad pese a su miedo inicial, compartido con muchas otras v¨ªctimas, a que no le crean.
Vicente L. es el controlador de accesos que, pasadas las 2.00, franque¨® la puerta de Sutton a la v¨ªctima y a sus dos acompa?antes, y tambi¨¦n el que, dos horas m¨¢s tarde, se la encontr¨® llorando. ¡°?Qu¨¦, mal de amores? No s¨¦ por qu¨¦ os junt¨¢is con esa gente, si ya sab¨¦is c¨®mo son¡±. Pero no era eso. La chica hab¨ªa contado a su prima que Alves le hab¨ªa hecho ¡°mucho da?o¡± en el lavabo y hab¨ªa eyaculado dentro de ella sin su consentimiento. Cuando vio la escena, Robert Massanet, director de Sutton, imagin¨® que algo no iba bien. La v¨ªctima le dijo que quer¨ªa marcharse, pero entre todos la condujeron a un despacho para que se calmara y pudiera explicarse. No fue f¨¢cil que contara lo sucedido. El responsable de la sala, Rafael Lled¨®, le pregunt¨® si quer¨ªa denunciar. Ella dijo que no: ¡°No voy a denunciar, porque qui¨¦n me va a creer¡±. Lled¨® activ¨®, no obstante, el protocolo y llam¨® a los Mossos.
Uno de los polic¨ªas que lleg¨® a Sutton activ¨®, por error, la c¨¢mara que llevaba consigo durante la entrevista con la chica. Lo que cont¨® all¨ª fue, b¨¢sicamente, lo que repiti¨® tambi¨¦n ante el juzgado: dijo que hab¨ªa entrado de forma voluntaria en el lavabo (donde permanecieron 16 minutos en total), pero que despu¨¦s quiso marcharse y entonces Alves cerr¨® el pestillo. Seg¨²n su versi¨®n, el exfutbolista intent¨® obligarla a hacerle una felaci¨®n, la abofete¨®, le exigi¨® que le dijera ¡°soy tu putita¡± y, despu¨¦s de girarla en el diminuto espacio del lavabo, la penetr¨® vaginalmente ¡°muy fuerte¡± y sin su consentimiento hasta que eyacul¨®. Ante la patrulla, la joven estaba angustiada y reiter¨® a los agentes que no pensaba denunciar, que nadie le creer¨ªa, entre otras cosas, porque las c¨¢maras de vigilancia mostrar¨ªan que entr¨® voluntariamente al lavabo. Esa circunstancia, sin embargo, no ha hecho mella en su credibilidad sobre lo que pas¨® despu¨¦s.
La joven fue trasladada al Hospital Cl¨ªnic, donde la examinaron, y declar¨® m¨¢s extensamente el 3 de enero ante los Mossos, que adem¨¢s de escucharla, evaluaron su ¡°estado emocional¡±. Lleg¨® tarde a comisar¨ªa porque hab¨ªan empezado a aparecer noticias sobre la agresi¨®n sexual atribuida a Alves y sufri¨® un ataque de p¨¢nico. En esa declaraci¨®n, mostr¨® ¡°sentimientos de impotencia, incomprensi¨®n, rabia y paranoia¡± ante ¡°las mentiras en redes sociales¡±, y verdadero ¡°terror¡± ante la posibilidad de que su nombre saliera a la luz. Expres¨® una vez m¨¢s sus dudas a interponer la denuncia con la misma frase: ¡°A m¨ª nadie me creer¨¢¡±.
El 20 de enero de 2023 fue la jornada clave en el caso Alves. Ese d¨ªa, el jugador brasile?o fue detenido y v¨ªctima y agresor comparecieron ante la jueza instructora, Anna Mar¨ªn. De esa primera pugna por el relato sali¨® vencedora la v¨ªctima, al menos a ojos de la fiscal y la magistrada. Su declaraci¨®n fue ¡°clara, firme, contundente, veros¨ªmil, coherente y persistente¡±, seg¨²n el auto de la jueza que, por el contrario, subray¨® las ¡°tres o cuatro versiones¡± ofrecidas por Alves a medida que se le iban presentando indicios. Primero dijo que solo hablaron y bailaron, pero que no ocurri¨® nada sexual entre ellos ni la invit¨® a entrar a la suite. Al ver que las im¨¢genes lo desment¨ªan y que se encontraron restos de semen en el lavabo, pas¨® a decir que la chica entr¨® al ba?o y se qued¨® a su lado mientras ¨¦l hac¨ªa sus necesidades. Pero cuando le contaron que se hab¨ªa encontrado semen en la v¨ªctima, volvi¨® a cambiar de relato y aleg¨® que ella se le ¡°abalanz¨®¡± y le hizo una felaci¨®n.
¡°Manifiestas contradicciones¡±
Ante las ¡°manifiestas contradicciones¡± de Alves y el riesgo de que se diera a la fuga, ese mismo d¨ªa, la jueza lo envi¨® a prisi¨®n provisional, una situaci¨®n que sus defensas (ha cambiado de abogado tres veces) no han sido capaces de revertir. Desde abril, cuando declar¨® de forma voluntaria para obtener la libertad provisional, Alves mantiene que hubo penetraci¨®n, pero que fue consentida (no lo hab¨ªa dicho antes, explic¨®, para que su mujer, la modelo Joana Sanz, no se enterara de la infidelidad). En su m¨¢s reciente escrito de defensa, presentado hace unas semanas, dijo al juzgado que si no le cree, al menos le aplique la atenuante de embriaguez, puesto que esa noche hab¨ªa bebido y no sab¨ªa lo que hac¨ªa. La Fiscal¨ªa pide nueve a?os de c¨¢rcel para Alves (petici¨®n que la v¨ªctima eleva a 12) y una indemnizaci¨®n de 150.000 euros.
En un primer momento, la v¨ªctima hab¨ªa renunciado a ¡°cualquier indemnizaci¨®n de ¨ªndole econ¨®mica¡±, tal como recogi¨® la jueza en el auto de prisi¨®n, porque su preocupaci¨®n era que se hiciera justicia. M¨¢s tarde cambi¨® de opini¨®n (algo a lo que tiene derecho) porque no era consciente entonces de las consecuencias que el proceso penal iba a comportarle, como las secuelas psicol¨®gicas o el hecho de que siga de baja laboral. La difusi¨®n de sus datos personales ha sido la gota que ha colmado el vaso. Y eso que, en aquel auto de prisi¨®n de hace m¨¢s de un a?o, la jueza ya se?al¨® que era ¡°necesario proteger la identidad de la v¨ªctima¡± y advirti¨® de responsabilidades penales a quien no lo hiciera.
Hace unas semanas, el entorno de Alves difundi¨® un montaje en v¨ªdeo que intenta erosionar la credibilidad de la v¨ªctima al mostrarla en un contexto de fiesta con amigas. Una de las personas que publicaron ese v¨ªdeo fue la madre de Alves. El juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 21 de Barcelona ha abierto una causa sobre este asunto. El exjugador del Bar?a ha denunciado tambi¨¦n que ha sido v¨ªctima de un juicio paralelo, a pesar de que ¨¦l mismo se ha expuesto p¨²blicamente. En junio, ofreci¨® una entrevista a La Vanguardia en la que pon¨ªa en cuesti¨®n a la v¨ªctima (¡°lo que pas¨® y no pas¨® all¨ª dentro, solo lo sabemos ella y yo¡±) y no le ped¨ªa perd¨®n, sino que se lo brindaba: ¡°La perdono. Sigo sin saber por qu¨¦ ha hecho todo esto, pero la perdono¡±.