El poder del insecto m¨¢s fascinante del mundo

Si a una colmena le aplicas humo, las abejas creer¨¢n que hay un incendio. Llenar¨¢n la panza de miel y se volver¨¢n lentas, d¨®ciles e inofensivas: no clavar¨¢n el aguij¨®n para no soltar el valioso n¨¦ctar. Su guarida est¨¢ acondicionada, mediante el movimiento de sus alas, a unos 40 grados. Se han documentado vuelos de hasta 50 kil¨®metros, pero las abejas tan solo viven, como m¨¢ximo, 90 d¨ªas. Para m¨¢s fascinaci¨®n, ejercen una monarqu¨ªa bien llevada: si la reina no sirve a la producci¨®n, la eliminar¨¢n y pronto encontrar¨¢n sucesora.

300 colmenas en un pueblo de 50 habitantes

Con una camiseta de abejas amarillas, Miguel ?ngel Casado, apicultor zaragozano de 48 a?os, es quien suelta esta catarata de curiosidades. Afirma que estas son las cosas que le engancharon a la apicultura hace ya un lustro. Entr¨® en este mundo a ciegas para granjearse una salida laboral. Extrabajador en el sector de reformas dom¨¦sticas, se mud¨® en 2003 con su mujer e hijos de Zaragoza a Hombrados, un peque?o pueblo de apenas 50 habitantes en la provincia de Guadalajara en el que viv¨ªa su padre. Instal¨® 300 colmenas, hizo cursos y se sumergi¨® durante m¨¢s de un a?o en toda la literatura que pudo encontrar. A?os despu¨¦s se convirti¨® en el presidente de la Asociaci¨®n de Apicultores de Espa?a y en uno de los pocos capacitados en algo tan espec¨ªfico como la inseminaci¨®n artificial de abejas reina, una t¨¦cnica de precisi¨®n quir¨²rgica destinada a mejorar la resistencia a enfermedades y productividad de la raza. El sector en el que se embarc¨® no es menor en Espa?a: supone el 0,44% de la producci¨®n total ganadera y se traduce en un valor anual de 62 millones de euros, seg¨²n datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n.

Paseando por sus colmenares, con el traje protector blanco bien calado, Casado va extrayendo los cuadros de las colmenas -unos rect¨¢ngulos de madera donde las abejas construyen sus celdas y producen miel- y explica que, en uno de sus viajes a Zaragoza por trabajo, cruz¨® su destino con profesores del instituto de Secundaria Sierra de la Virgen de Illueca, un municipio situado a una hora de la capital aragonesa. En este centro, adem¨¢s del curr¨ªculo obligatorio, se ofrecen varios ciclos de Formaci¨®n Profesional en Aprovechamientos Forestales. El claustro propuso a Casado que diese charlas al alumnado para transmitir su pasi¨®n por los zumbidos y la miel. Hasta entonces, la apicultura se tocaba de refil¨®n. ?l acept¨® y las ponencias gustaron. Considera que ser apicultor es similar a jugar a los Sims, pero en la vida real. ¡°Yo les digo a los chicos que es como ser un dios¡±, explica sonriente el experto. ¡°Si dosificas mal la alimentaci¨®n -un preparado l¨ªquido- puedes crear inundaciones porque se derramar¨¢ por la colmena. Si la mueves de m¨¢s est¨¢s provocando terremotos. Si matas a la reina te est¨¢s cargando al l¨ªder. A los cr¨ªos les flipan estas historias¡±, afirma.

Un ¡®instituto abeja¡¯

Laura Provincial y Mar¨ªa Jes¨²s Centell¨¦s, dos de las profesoras del centro, tambi¨¦n quedaron fascinadas por las explicaciones de Casado. Vieron potencial. ¡°Miguel tra¨ªa una colmena de observaci¨®n y les contaba a los chicos. Lo hace por amor al arte. A nosotras nos parec¨ªa un mundo apasionante con muy poco peso en el curr¨ªculo forestal, era un tema que solo se daba en una asignatura¡±, explica Provincial. Decidieron entonces que las abejas protagonizasen una acci¨®n m¨¢s ambiciosa: un proyecto de innovaci¨®n educativa que permease de apicultura todo el curr¨ªculo lectivo. As¨ª naci¨® Polinizacci¨®n, un programa aprobado por el Centro de Innovaci¨®n para la FP de Arag¨®n que, seg¨²n sus impulsoras, es el ¨²nico de este tipo en Espa?a. ¡°El objetivo es dar a conocer la apicultura como una posible salida profesional, fijar poblaci¨®n y difundir el valor biol¨®gico de la abeja¡±, sintetiza la profesora.

En la pr¨¢ctica, ?c¨®mo se abejizan las asignaturas? Provincial ofrece varios ejemplos: en la asignatura de Repoblaciones Forestales, que imparte ella misma, producen plantas que introducen en las zonas de colmenares para que las abejas polinicen y mejore la biodiversidad. En la asignatura de Uso P¨²blico, dedicada a organizar rutas tur¨ªsticas y de senderismo, la profesora encarg¨® hacer un panel explicativo sobre el colmenar que tienen instalado, y otro sobre la apicultura en el entorno del Aranda. En otro m¨®dulo, este de Instalaciones Forestales, en vez de fabricar un cercado cineg¨¦tico para el ganado construyeron un per¨ªmetro protector para el colmenar. ¡°Cada uno de los profesores ¨ªbamos tomando ese eje central y a partir de ah¨ª introduc¨ªamos la apicultura de forma transversal¡±, detalla Provincial.

El proyecto tambi¨¦n busca difundir el rol primordial de la abeja en la naturaleza, sobre todo en un contexto en el que esta especie, as¨ª como otros grandes polinizadores, se ve amenazada por enfermedades como la varroa -un ¨¢caro que parasita a las abejas- o la irrupci¨®n de la feroz avispa asi¨¢tica. Espa?a es el pa¨ªs de Europa con m¨¢s producci¨®n ap¨ªcola, con un 17% del censo total comunitario y 30.000 toneladas anuales de miel extra¨ªda, seg¨²n el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n. ¡°De los polinizadores como la abeja depende la comida de la humanidad¡±, explica Casado. Este insecto contribuye a la polinizaci¨®n -el traslado del polen de una flor a otra- de m¨¢s de 170.000 especies vegetales, una tarea esencial que influye en el 75% de los alimentos que consumimos, seg¨²n informa la Fundaci¨®n Aquae. ¡°Hacemos mucho hincapi¨¦ en que, aparte de que la apicultura puede ser un desempe?o laboral, estamos haciendo bien al planeta, a las relaciones biol¨®gicas, al entorno y a la agricultura¡±, completa Provincial.

El protector de las tortugas mediterr¨¢neas

Otro animal, este marino y de mayor tama?o, centra los esfuerzos conservacionistas del activista Ricardo Sagarminaga y su ONG Alnitak: las tortugas del Mediterr¨¢neo. Unas criaturas inteligentes y fascinantes que enfrentan amenazas como los vertidos t¨®xicos, la ingesta de micropl¨¢sticos y la pesca involuntaria. A bordo del Toftevaag, un barco noruego de 1910 con tripulantes voluntarios de todo el mundo, Sagarminaga y sus compa?eros organizan expediciones con el fin de salvaguardar la salud de estos animales y de su casa, el oc¨¦ano. Entre otros logros, Alnitak, en sus 13 a?os de historia, ha participado en la creaci¨®n de 14 ¨¢reas marinas protegidas, modificado el 30% del tr¨¢fico marino mundial de sustancias peligrosas y alcanzado acuerdos con la flota pesquera para paliar las capturas accidentales.

Su historia forma parte de Pienso, Luego Act¨²o, la plataforma social de Yoigo que da voz a personas que est¨¢n cambiando el mundo a mejor y que ha colaborado en la divulgaci¨®n de su tarea. Si quieres escucharla, pincha en el siguiente podcast.

El oficio que crece, empodera y fija poblaci¨®n

Seg¨²n datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n de 2021, hay 35.300 apicultores en Espa?a, una cifra que no ha dejado de crecer en los ¨²ltimos a?os. Uno de ellos es David Rodr¨ªguez, propietario junto a su mujer Estefan¨ªa de Das Nosas Abellas, una peque?a productora artesanal de miel de la zona de Ferrol (A Coru?a). Para concienciar de la importancia de este insecto y del sustento que supone para todo el gremio, abrieron la posibilidad de apadrinar colmenas, un sistema que tambi¨¦n han adoptado otras productoras. ¡°Quer¨ªamos que la gente pudiese poner su granito de arena aportando m¨¢s polinizadores al planeta¡±, se?ala.

Apadrinar una colmena cuesta 60 euros e incluye un cartel identificativo con los datos del padrino, una foto de la colmena y, en los meses de junio y julio, la posibilidad de visitarla sobre el terreno. El sistema de apadrinamiento, adem¨¢s, es sencillo, ya que se hace directamente a trav¨¦s de las redes sociales de Das Nosas Abellas (Facebook e Instagram), que ofrecen varias posibilidades: bien mediante un mensaje directo, bien a trav¨¦s de un correo electr¨®nico o de un WhatsApp. ¡°Vienen familias con ni?os y disfrutan much¨ªsimo. Y cuando sacamos miel en septiembre-octubre les devolvemos el dinero en producto. No ganamos nada con ello, pero es un gesto bonito y abrimos nuestro mundo a cualquiera¡±, afirma Rodr¨ªguez.

El ascenso de este oficio se ve tambi¨¦n en el instituto Sierra de la Virgen de Illueca. Paula Bermejo, de 20 a?os, es una de las alumnas que m¨¢s se entusiasm¨® con la apicultura. Curs¨® durante dos a?os la Formaci¨®n Profesional de Grado Medio de Aprovechamiento y Conservaci¨®n del Medio Natural. Asegura que le gustar¨ªa ser agente de protecci¨®n de la naturaleza y vivir en un entorno rural. ¡°Aprendimos a diferenciar la abeja reina de la obrera y los z¨¢nganos; hicimos tareas de invierno como limpiar cuadros y colocar l¨¢minas de cera; combatimos la varroa; hicimos una repoblaci¨®n de plantas arom¨¢ticas para que las abejas puedan polinizar¡­¡±, enumera. No descarta un futuro laboral en la apicultura. ¡°No era tan consciente de la importancia y responsabilidad que tenemos para no acabar con las abejas¡±, sostiene. Otro de los alumnos, cuenta Provincial, hizo un proyecto de fin de ciclo emulando una productora de miel, Miel Santamar¨ªa, como si fuera su explotaci¨®n ap¨ªcola, un trabajo que puede servir de base para futuras empresas en la vida real.

Tanto Provincial como Centell¨¦s entienden que la apicultura es una v¨ªa empoderadora para las mujeres, sobre todo en zonas rurales, donde es m¨¢s dif¨ªcil encontrar trabajo. ¡°Abre la posibilidad de desarrollar un oficio propio y una independencia econ¨®mica¡±, explican. Como en el caso de Paula y otros muchos j¨®venes, la apicultura encarna, adem¨¢s, una salida laboral para los habitantes de la comarca, y una conexi¨®n con la tradici¨®n, la naturaleza y lo local. ¡°Al final, es una herramienta para que se queden aqu¨ª y esta tierra no se vac¨ªe¡±, cierra Provincial.