En busca de una gran casa de la fotograf¨ªa nacional
Espa?a es uno de los cuatro pa¨ªses comunitarios que no tiene un centro de fotograf¨ªa. Una plataforma conformada por todos los premios nacionales vivos en esta categor¨ªa y un gran n¨²mero de creadores reclama un espacio que salvaguarde este patrimonio visual, dignifique una profesi¨®n en riesgo y aliente el arte joven. Tres fot¨®grafos explican las claves del proyecto
En su casa del centro de Madrid, el comisario y profesor de fotograf¨ªa Alejandro Castellote muestra varias estampas amarillentas en la pantalla de su ordenador. Digitalizadas y n¨ªtidas, las fotograf¨ªas dan cuenta de aquellos espa?oles que emigraron a Argentina a principios del siglo XX para labrarse un futuro. Como los hombres y mujeres de estas im¨¢genes, muchos fueron deportados por estar enfermos o no tener los papeles en regla. Reconducidos, reza uno de estos documentos al pie, fechado en 1915, presumiblemente en la misma aduana argentina. Viajaban clandestinos. Fueron devueltos en caliente. ¡°Esto es lo que ¨¦ramos entonces. Lleg¨¢bamos en esas condiciones. Pero todo esto se nos ha olvidado. Por eso hay que ense?ar estas fotograf¨ªas¡±, explica Castellote.
Estas im¨¢genes no han sido protegidas por ning¨²n estamento p¨²blico. El empe?o de un coleccionista privado las salv¨® de una m¨¢s que posible desaparici¨®n y las sac¨® a la luz. Otras no corren la misma suerte. Acaban desperdigadas o expoliadas cuando muere su due?o, principalmente cuando no tiene descendencia: los hijos son muchas veces el custodio de la obra de los padres. Con frecuencia saltan noticias de cajas de diapositivas abandonadas en la calle o encontradas en un rastro ambulante. Sucedi¨® hace escasos meses con el archivo de la revista Cambio 16, incomprensiblemente tirado en un contenedor de basura. Varios fot¨®grafos se acercaron a salvar lo que pudieron. Aun as¨ª se perdieron cientos de instant¨¢neas que atestiguaban lo sucedido en los a?os 80 en Espa?a, en el tiempo de la Transici¨®n.
Un centro vivo, abierto y flexible
Esta es una de las razones de que todos los premios nacionales de Fotograf¨ªa vivos, y un gran n¨²mero de creadores, hayan conformado Plataforma Centro de Fotograf¨ªa e Imagen, una asociaci¨®n que reclama una gran casa de la fotograf¨ªa nacional. Advierten de que no ser¨ªa un simple almac¨¦n ni un museo m¨¢s. Como reza el manifiesto de su web, un documento que cualquiera puede apoyar con una firma, este centro ser¨ªa un lugar vivo, abierto y en permanente ebullici¨®n, cuya misi¨®n pasar¨ªa por ¡°proteger el patrimonio, expandir la cultura visual y alentar la nueva creaci¨®n contempor¨¢nea¡±. En la pr¨¢ctica, servir¨ªa para garantizar la pervivencia de im¨¢genes documentales, art¨ªsticas e hist¨®ricas, pero tambi¨¦n para alojar proyectos y revitalizar la formaci¨®n en torno a la fotograf¨ªa.
Sobre el papel, Castellote detalla que el centro se articular¨ªa en varios nodos provinciales que orbitar¨ªan en torno a un archivo digital principal, consultable por cualquiera y similar a los de, por ejemplo, TVE, la Filmoteca Nacional o la red Ceres -que detalla d¨®nde se encuentra cada obra pict¨®rica en los museos nacionales-. Las colecciones locales se mantendr¨ªan en sus lugares de origen y se interconectar¨ªan en remoto. As¨ª se fomentar¨ªa una cultura porosa y descentralizada. ¡°El sentido real del patrimonio es organizar, salvar y facilitar el acceso a todos estos archivos¡±, sintetiza Castellote. Alerta de que hay much¨ªsimo trabajo por hacer. ¡°Tiene que hacerse con una mirada global, en conjunto con facultades y universidades de cada ciudad para fomentar investigaciones, tesis y trabajos¡±, asegura. A?ade que la fotograf¨ªa es de todos, no solo del gremio, y cada individuo juega un papel central. Por ello la plataforma insta a que la ciudadan¨ªa se sume y difunda esta causa.
Si el trabajo de Plataforma Centro de Fotograf¨ªa e Imagen por te ha hecho pensar y quieres firmar para apoyar su causa
ACT?AJunto a Chipre, Ruman¨ªa y Malta, Espa?a es uno de los cuatro pa¨ªses de la UE que carece de esta casa estatal de la fotograf¨ªa, como s¨ª existe para el cine o la m¨²sica. Marruecos e Italia estrenaron centros similares hace unos a?os. Castellote, que ha recorrido el mundo de exposici¨®n en exposici¨®n, indica que en otros pa¨ªses, como M¨¦xico con su red de Fototecas, o Francia con su admirado Jeu de Paume, el sistema est¨¢ arraigado y da frutos. ¡°Ser¨ªa cuesti¨®n de replicar lo mejor de ellos y adaptarlo a nuestras condiciones¡±, explica. Lamenta que en Espa?a falte sustento. Ni siquiera hay grados universitarios totalmente p¨²blicos -en Reino Unido, por ejemplo, existen m¨¢s de 60-, y tampoco hay escuelas de restauraci¨®n. ¡°Todo aquel que quiere formarse va a Rochester o EE UU. El agravio comparativo es grande¡±, sostiene.
¡®Haigas¡¯, costumbrismo y asesinos
En su estudio cercano al r¨ªo Manzanares, en Madrid, el fot¨®grafo y agitador cultural madrile?o Juan Valbuena, miembro de la plataforma, hace caf¨¦ y relata una an¨¦cdota que explica la importancia de una conservaci¨®n ordenada y registrada. Si un estudiante ingl¨¦s viene a Espa?a y quiere hacer un estudio antropol¨®gico de, pongamos, la Extremadura de los a?os 50, lo m¨¢s probable es que no tenga a d¨®nde acudir. ¡°Ese lugar de consulta no existe¡±, recalca. La carencia redunda en un v¨ªnculo d¨¦bil con las universidades, en pocas tesis de fotograf¨ªa, en falta de personal ducho en restauraci¨®n y documentaci¨®n. ¡°Queremos conservar, pero tambi¨¦n crear y educar, algo que tradicionalmente se ha dado desde el ¨¢mbito privado, a diferencia de las bellas artes o el cine¡±, entiende.
Gracias a esfuerzos personales de b¨²squeda y rescate de archivos, s¨ª se conoce, por ejemplo, c¨®mo se viv¨ªa en la Palencia de la posguerra, unos d¨ªas documentados por la fot¨®grafa Piedad Isla, que registr¨® los modos de vida de sus convecinos. Con el trabajo del gallego Virxilio Vi¨¦itez, salvado por su hija, qued¨® constancia de que un haiga significaba tener ¡°el coche m¨¢s grande que haiga¡±, im¨¢genes tiernas que escenifican el ascenso social de las clases trabajadoras. Existen tambi¨¦n documentos que suger¨ªan c¨®mo identificar asesinos mediante el an¨¢lisis de los rasgos de sus caras. ¡°Su sitio no es una sala de exposiciones. Si quieres estudiar el colonialismo, tienes que ver c¨®mo se representaba a la gente. O si quieres hablar de antropolog¨ªa, etnograf¨ªa, arquitectura, bot¨¢nica, demograf¨ªa¡ Por supuesto, tambi¨¦n son arte. Pero esta fotograf¨ªa hist¨®rica, educativa o did¨¢ctica tiene una funci¨®n: explica un pa¨ªs¡±, argumenta Castellote.
La voz de los cuentos perdidos
Otra forma de preservar la memoria colectiva es proteger los cuentos, las leyendas y las f¨¢bulas populares, el material predilecto de Ana Cristina Herreros (Le¨®n, 1965), la fil¨®loga y emprendedora detr¨¢s de Libros de las Malas Compa?¨ªas, una editorial que convierte en papel impreso las tradiciones orales de pueblos africanos y que reinvierte los beneficios de las tiradas en las comunidades en las que se inspira. El trabajo de Herreros, que alterna su rol de editora con el de la cuentacuentos Ana Griott, cristaliz¨® en una colecci¨®n llamada Serie Negra: ¡°No es novela policiaca, son cuentos de negros¡±, matiza. En ellos, entre otros, se narran historias de los usai de Senegal, los saharauis de Tinduf o los albinos de Mozambique, pueblos en los que, gracias a las ventas de estos libros, se financia la alfabetizaci¨®n de las mujeres o la importaci¨®n de m¨¢quinas de coser.
Su historia forma parte de Pienso, Luego Act¨²o, la plataforma social de Yoigo que da voz a personas que est¨¢n cambiando el mundo a mejor y que ha colaborado en la divulgaci¨®n de su tarea.
Al rescate de la tradici¨®n y la transmisi¨®n
Como demuestran las noticias de colecciones tiradas y perdidas, la transmisi¨®n de la obra no est¨¢ garantizada. Una amplia generaci¨®n de fot¨®grafos no tiene claro qu¨¦ va a pasar con sus archivos. Existe cierta alarma. ¡°Si un autor fallece, como la familia no sepa gestionar bien el archivo o no haya nadie que se haga cargo, al final desaparecer¨¢. Y hay que cuidarlo. Es nuestra historia¡±, interviene la fot¨®grafa madrile?a Estela de Castro, flanqueada de sus tres perros y cuatro gatos en su casa a las afueras de Madrid. Trae a colaci¨®n el fallecimiento de Alberto Schommer, uno de los fot¨®grafos hist¨®ricos, premio nacional en 2013, a los que ha retratado en su colecci¨®n Fot¨®grafxs. Pues bien, seg¨²n cuenta Castro, alguien rescat¨® una caja llena de polaroids suyas cuando iban a tirarla a la basura.
De la pervivencia del trabajo de artistas pret¨¦ritos, como Schommer o Ram¨®n Masats, cuyo archivo gestionan con buen tino sus hijos, beben los autores de hoy. ¡°Yo empiezo a retratar fot¨®grafos porque me interesa la gente pionera, los que con sus fotos, salvadas de una u otra manera, han influido en mi manera de entender el oficio¡±, dice De Castro, citando a Cristina Garc¨ªa Rodero, a Leopoldo Pom¨¦s o al fallecido P¨¦rez Siquier, firmantes todos de la plataforma.
Valbuena y Castellote refrendan es idea de herencia, con el matiz de que es tan importante el legado como el propietario del mismo. ¡°La transmisi¨®n de cultura es vital. Por ejemplo, aqu¨ª en Espa?a un coleccionista privado tiene el mayor archivo de fotolibros, y por suerte lo cuida bien. Eso tendr¨ªa que estar compartido¡±, incide Valbuena.
Esa idea de apertura y cadena creativa se muestra en Tendiendo puentes, un proyecto del Museo Universidad de Navarra en el que se puede visitar el archivo y elaborar un trabajo a partir de esas inspiraciones. Explica Castellote que este lugar, junto a otros como el antiguo edificio del Banco de Espa?a de Soria, que guarda colecciones permanentes, podr¨ªan encarnar los nodos de la futura red del centro. Son buenos mimbres. ¡°La fotograf¨ªa espa?ola tiene tradiciones, temas y signos a mantener¡±, sostiene Castellote. Contarlas ser¨¢ tan importante como qui¨¦n las cuente, conservar esas im¨¢genes ser¨¢ tan vital como qui¨¦n las conserve. ¡°En 15 o 20 a?os, cuando sea, la fotograf¨ªa podr¨¢ relatar la historia de otra manera. Por eso el centro que pedimos debe ser p¨²blico y de todos¡±, cierra Valbuena.
¡®PIENSO, LUEGO ACT?O¡¯ TAMBI?N SE ESCUCHA
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CR?DITOS
- Redacci¨®n: Jaime Ripa
- Fotograf¨ªa: Jacobo Medrano
- Coordinaci¨®n editorial: Francis Pach¨¢
- Dise?o: Juan S¨¢nchez
- Maquetaci¨®n: Bel¨¦n Polo
- Coordinaci¨®n dise?o: Adolfo Dom¨¦nech
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