Las madres que se unieron frente a una realidad silenciada
La Asociaci¨®n Matrioskas re¨²ne, apoya y ofrece terapia a mujeres como Manuela o Virginia, que han vivido el fallecimiento de alg¨²n hijo durante el embarazo o en las primeras semanas tras el nacimiento. Reivindican su condici¨®n de madres y visibilizan de una situaci¨®n a¨²n tab¨²
Virginia Qui?ones, t¨¦cnica de laboratorio de 38 a?os, sonr¨ªe y admite estar algo nerviosa. No suele hablar de lo que le sucedi¨® en 2017. En la semana 22 de su embarazo perdi¨® a su hijo Felipe. Entr¨® al hospital y sali¨® horas despu¨¦s sin ¨¦l. No recuerda mucho en ese lapso. Le dieron la oportunidad de verlo, pero en medio del shock dijo que no. Lamenta que no se lo expusieran de otra manera, con m¨¢s empat¨ªa e insistencia. Los meses posteriores los vivi¨® en una sensaci¨®n de irrealidad. A su lado, Manuela Garc¨ªa, de 31 a?os, explica que perdi¨® a Mart¨ªn en la semana 38, a pocos d¨ªas del nacimiento. Un revisi¨®n rutinaria detect¨® que no hab¨ªa latido. Sin embargo, se le present¨® la ocasi¨®n de despedirse de la criatura tras el parto. Tuvo un rato al beb¨¦ en sus brazos. Lo ¨²nico que le viene a la cabeza de esas horas de bruma es la frase que alguien pronunci¨®: ¡°Que nadie te quite que es tu hijo¡±.
Quien pronunci¨® esa frase y facilit¨® que Garc¨ªa viese a su hijo fue Aroa Vaello. Matrona del Hospital Asistencial de Jerez (C¨¢diz), Vaello, de 42 a?os, es la presidenta de Matrioskas, una asociaci¨®n nacida en C¨¢diz que se ha extendido por varias provincias andaluzas. Desde 2019, trabaja para apoyar a las mujeres en el duelo perinatal, aquel que sucede durante el embarazo, en el parto o en las primeras semanas posteriores al nacimiento. Unas 80 mujeres, entre las que se cuentan Garc¨ªa y Qui?ones, luchan por mejorar el durante, es decir, la formaci¨®n de los profesionales sanitarios que atienden estas situaciones, de tal manera que esa oportunidad de ver al hijo ya fallecido se d¨¦ siempre, en todos los hospitales; y tambi¨¦n el despu¨¦s, acompa?ando a las madres con terapia, reivindicando su maternidad y dando voz a este trauma silenciado, pero relativamente frecuente en Espa?a: seg¨²n datos del INE de 2020, la tasa de mortalidad perinatal es 4,05 beb¨¦s por cada mil.
El ¡®durante¡¯: una oportunidad ¨²nica
¡°Para las madres es reconfortante conocer al hijo¡±, sostiene Vaello. Muchas no lo han podido experimentar porque no les han dado esa opci¨®n. Otras porque, en esos momentos de conmoci¨®n, lo vieron como algo tenebroso o macabro. Lo cierto es que a posteriori la mayor¨ªa ha echado de menos conocerlos. ¡°Si les hubieran guiado e insistido, con cercan¨ªa y saber hacer, quiz¨¢ lo hubieran visto de otra manera¡±, considera.
Estos momentos mejoran el duelo. Adem¨¢s de atesorar el recuerdo, una visi¨®n que evocar siempre que uno quiera, tambi¨¦n existe la posibilidad de guardar pruebas f¨ªsicas de la existencia del hijo. Algunas madres se quedan las ecograf¨ªas, por ejemplo. Manuela Garc¨ªa lleva tatuado en el brazo el nombre de Mart¨ªn junto a un Peter Pan y unas m¨¢scaras de carnaval, y porta un colgante con un trocito de piel. Como si fuera un amuleto. Lo cuenta con humor: ¡°Lo tuve casi que robar. No me lo quito nunca¡±.
Vaello argumenta que esos encuentros, esa restituci¨®n de la dimensi¨®n f¨ªsica, dan entidad al hijo, as¨ª como usar el nombre elegido o vivir el parto. ¡°Dotan a la vivencia de realidad. Y el duelo despu¨¦s es diferente, menos amargo si se quiere; o, al menos, m¨¢s humano¡±, afirma.
Esta experiencia de ver y estar con el hijo, refrendada por muchas madres, va en contra de la creencia popular de que cuanto menos conscientes sean de un trance tan complicado, m¨¢s sencillo ser¨¢ superarlo. La alimentan frases como ¡®mejor no darse cuenta de nada¡¯ o ¡®pero c¨®mo vas a querer ver eso¡¯. ¡°Podemos pensar que lo ideal es hacer una ces¨¢rea, dormir a la madre y que no se entere de nada. Pero, ?qu¨¦ padre y madre no quiere ver a su hijo? ?Y qu¨¦ pasa una vez que la madre se despierte? Tiene que haber profesionales que te acompa?en. Y que te den la posibilidad de ver a tu hijo, si es posible, y reafirmen la condici¨®n de madre y padre¡±, prosigue Vaello.
Manuela Garc¨ªa, dentro de la gravedad de lo que vivi¨®, afirma que repetir¨ªa el encuentro: ¡°Me lo ense?aron, hice piel con piel. Tuve un rato muy bueno¡±, sentencia. Virginia Qui?ones desear¨ªa haber recibido m¨¢s explicaciones: ¡°Si en el hospital me hubieran dado informaci¨®n, opciones... a lo mejor no hubiera pasado el a?o que pas¨¦ despu¨¦s, casi muerta en vida¡±, rememora.
En Espa?a tan solo existen una serie de recomendaciones del Sistema Nacional de Salud para estas muertes perinatales. Cada hospital tiene un protocolo propio y un nivel de formaci¨®n concreto. Algunos centros, la minor¨ªa seg¨²n Matrioskas, ya tienen unidades formadas y pautas para estos casos. Dan la posibilidad de conocer al beb¨¦ y ofrecen apoyo psicol¨®gico. ¡°Pero falta trabajo, visibilidad y cultura en este tema¡±, retoma la matrona. Sin ir m¨¢s lejos, con la actual legislaci¨®n solo se puede solicitar un permiso por duelo si el beb¨¦ supera los 180 d¨ªas de gestaci¨®n, algo que excluye a madres y padres que lo pierden antes. ¡°A muchos profesionales, y a muchos estamentos, les gustar¨ªa saber m¨¢s. Por suerte el tema cada vez est¨¢ m¨¢s presente y hay mejores intenciones¡±, a?ade la matrona.
Si el trabajo de Matrioskas te ha hecho pensar y quieres apoyar su causa
ACT?AEl ¡®despu¨¦s¡¯: apoyarse en el que lo ha vivido
Qui?ones celebra haber dado con Matrioskas. Ha encontrado comprensi¨®n y horas de charla amiga. Se alegra por las mujeres que disponen de este recurso, a diferencia de la soledad inicial que ella vivi¨®: ¡°Siempre decimos que, dentro de lo malo, qu¨¦ suerte contar con esto¡±, asegura. Garc¨ªa, por su parte, est¨¢ muy implicada, no se pierde una. Ha dado charlas junto a Vaello para relatar su historia. Dice haber acu?ado una frase muy buena: ¡°Un embarazo es rosa y azul, pero la parte negra nunca te la cuentan. Por eso hay que explicarlo¡±.
Garc¨ªa ha tenido una hija hace solo unos meses, Luc¨ªa, un ¡°beb¨¦ arcoiris¡±, como lo llaman en la asociaci¨®n. ¡°Llega despu¨¦s de una tormenta¡±, explica Vaello, ¡°y es complicado para las madres porque tienen miedo a perderlo de nuevo. Ayudamos gestionando estas expectativas¡±. La gaditana dice estar feliz, pero no olvida a Mart¨ªn ni a un segundo hijo fallecido a las pocas semanas de embarazo. Por su parte, Qui?ones ha encontrado cierta calma. Ambas trabajan a diario. Afirman que es una tarea brutal y constante. Para acompa?ar a las mujeres en esta recuperaci¨®n, Matrioskas dispone de chats y grupos de apoyo, asesora sobre tr¨¢mites legales, lleva a cabo actividades conmemorativas, elabora cajas del recuerdo -donde se recopilan los objetos que hayan estado en contacto con el beb¨¦-, organiza encuentros con personas que atraviesan la misma situaci¨®n y ofrece charlas donde se departen aspectos emocionales como el duelo y el recuerdo, pero tambi¨¦n materiales como el cambio de proyecto de vida, con toda la log¨ªstica que implica, o la recuperaci¨®n del suelo p¨¦lvico.
Acabar con el tab¨², la siguiente batalla
Aunque el Observatorio de Palabras de la RAE ya contempla el t¨¦rmino hu¨¦rfilo/a (padre o madre que ha perdido a un hijo), la muerte del v¨¢stago a¨²n es una realidad esquinada. M¨¢s a¨²n cuando el hijo no llega a nacer o solo tiene unos d¨ªas. Entonces se llena de significados esot¨¦ricos, frases hechas y rechazo. Por contra, mujeres como Manuela Garc¨ªa, Virginia Qui?ones o Aroa Vaello quieren informar y dejar constancia de lo sucedido. Creen que arrojar luz es la ¨²nica v¨ªa de encontrar empat¨ªa p¨²blica y reafirmarse como madres.
¡°?C¨®mo no voy a hablar de ¨¦l si ha estado nueve meses conmigo?¡±, se pregunta Garc¨ªa. Describe episodios en los que personas conocidas se cruzaban de acera al verla tras lo ocurrido. O momentos en los que tuvo que disimular y no contar delante de una embarazada. ¡°Piden que no expliques, que olvides¡±, interviene Qui?ones, que no encontr¨® la comprensi¨®n de su familia. ¡°Mi madre es de las que dice que hay que tirar para adelante¡±.
Una red de leche materna para los beb¨¦s prematuros
El apoyo entre madres tambi¨¦n sirve para afrontar las dificultades que conlleva la llegada de un beb¨¦ prematuro. En Espa?a nacen unos 28.000 al a?o. Son ni?os que necesitan una alimentaci¨®n especial que a veces las madres no pueden proveer. Una de ellas es Mercedes S¨¢nchez, que encontr¨® la soluci¨®n a la alimentaci¨®n de su beb¨¦ en el Banco de Leche Humana del 12 de Octubre, una de las partes de la red de bancos de leche altruista espa?ola, una organizaci¨®n que permite a cualquier mujer donar para ayudar a otras. Fue Beatriz Guzm¨¢n la que don¨® desinteresadamente durante tres a?os m¨¢s de 360 litros que ayudaron a alimentar a 530 ni?os, entre ellos la hija de S¨¢nchez. ¡°Yo me siento muy afortunada. No hay ni un solo d¨ªa que no recuerde lo que pas¨¦ aqu¨ª¡±, agradece la madre. En la actualidad, existen en Espa?a 15 bancos que recogen una media de 10.000 litros al a?o para beneficiar a unos 2.500 receptores, pero no es suficiente. La lucha de estas mujeres pasa porque esta red crezca.
Su historia forma parte de Pienso, Luego Act¨²o, la plataforma social de Yoigo que da voz a personas que est¨¢n cambiando el mundo a mejor y que ha colaborado en la divulgaci¨®n de su tarea.
Vaello explica que urge cambiar el relato de este fen¨®meno. Si las madres quieren, ?por qu¨¦ no que hablar de hijos fallecidos como si estuvieran presentes, dirigirse a ellos por su nombre? ¡°Vivimos en una sociedad de la felicidad. Pero es discriminatoria: en casa tenemos la foto del abuelo fallecido, pero un altar que recuerde a nuestro hijo, no. Eso da miedo¡±, denuncia. O por qu¨¦ no incluir en la definici¨®n de maternidad a estas mujeres, que como Garc¨ªa y Qui?ones se sienten madres de pleno derecho. ¡°Soy madre primeriza f¨ªsicamente, pero tres veces espiritualmente. Piensas como madre, te cuidas como madre, sientes como madre¡±, detalla Garc¨ªa. ¡°La maternidad empieza desde el momento que la deseas¡±, apostilla Vaello. O por qu¨¦ no cambiar la log¨ªstica hospitalaria para que las madres de estos hijos fallecidos no compartan sala con progenitores que celebran la llegada del suyo. O dejar de lado frases como ¡®la naturaleza es sabia, estaba malito, mejor ahora que despu¨¦s¡¯...
¡°Son cientos de peque?as cosas que hay que revisar, pero nos en sociedad nos hemos acostumbrado a ellas. Est¨¢n enraizadas y el cambio es gradual¡±, dice Vaello. Sabe que, como Garc¨ªa y Qui?ones, el apoyo familiar, profesional y social es esencial para airear un asunto de todav¨ªa dif¨ªcil abordaje. Se alegra, eso s¨ª, de que poco a poco se perciba con m¨¢s naturalidad: ¡°A Matrioskas incluso nos llaman se?oras muy mayores y nos dicen: ¡®Os he visto por ah¨ª y quer¨ªa que supierais que yo tambi¨¦n pas¨¦ por eso¡±, concluye.
¡®PIENSO, LUEGO ACT?O¡¯ TAMBI?N SE ESCUCHA
Descubre a trav¨¦s de las voces de sus protagonistas otras muchas historias de personas que pensaron y despu¨¦s actuaron. Pincha aqu¨ª para conocerlas.
CR?DITOS
- Redacci¨®n: Jaime Ripa
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