Ajedrez: el juego que cambia vidas
Una innovadora herramienta escolar en los colegios, una terapia para tratar adicciones y trastornos y el mejor gimnasio mental. El ajedrez se revela en Espa?a como arma social y educativa. ?Qui¨¦nes son los beneficiarios?
AJEDREZ
EL JUEGO QUE CAMBIA VIDAS
Una innovadora herramienta escolar en los colegios, una terapia para tratar adicciones y trastornos y el mejor gimnasio mental. El ajedrez se revela en Espa?a como arma social y educativa. ?Qui¨¦nes son los beneficiarios?
Alba pronto se enganch¨® y mejor¨® en matem¨¢ticas. Pepe recuper¨® memoria y autocontrol. Manuel aprendi¨® a pensar antes de actuar. Isabel tiene el gusanillo. Y a Juan le fascinan las mentes de los maestros.
A todos les ha atrapado el ajedrez, un deporte que vive un momento dulce de expansi¨®n e innovadores usos en Espa?a. Miles de colegios lo usan como herramienta educativa en horario lectivo: su pr¨¢ctica favorece, entre otras cosas, el control de los impulsos, la concentraci¨®n, la autoestima y la creatividad. Crece su aplicaci¨®n en campos terap¨¦uticos, donde es un complemento en los tratamientos de adicciones y un ejercicio contra el deterioro cognitivo. Es tambi¨¦n un ingrediente que en lo social es capaz de cambiar la din¨¢mica de un colectivo de reclusos. Y gracias a ficciones como Gambito de Dama -en la que la joven Beth Harmon destroza a rivales mientras lidia con sus demonios interiores- son muchos los hombres, pero sobre todo las mujeres, que se han acercado a este sencillo y a la vez inabarcable deporte. Estos son algunos de los beneficiarios del poder del tablero.
80.000 alumnos y 5.000 profesores: el ajedrez toma la escuela en Andaluc¨ªa
80.000 alumnos y 5.000 profesores: el ajedrez toma la escuela en Andaluc¨ªa
En el CEIP Enr¨ªquez Barrios (M¨¢laga) se capturan peones en horario lectivo. Hasta hace poco, Alba Rodr¨ªguez, alumna de 2? de la ESO, de 13 a?os, solo sab¨ªa c¨®mo se mov¨ªan las piezas. ¡°Me ayuda con los problemas de matem¨¢ticas, con el razonamiento. Los planteo mejor y me concentro m¨¢s¡±, explica. Manuel Arias, su compa?ero, conoc¨ªa el juego desde 3? de Primaria. Dice haberse templado gracias al ajedrez: ¡°Soy muy impulsivo y me ha venido bien para controlarme, darle m¨¢s vueltas a las cosas antes de hacerlas¡±, relata. ¡°Y a pensar en la mala suerte, en los errores¡ ?En la pereza tambi¨¦n!¡±.
El Enr¨ªquez Barrios es uno de los centros adheridos a aulaDjaque, un programa de ajedrez escolar que implica a m¨¢s de 400 colegios, 5.000 profesores y 80.000 alumnos en Andaluc¨ªa. Aqu¨ª el ajedrez ya no es visto como un juego anal¨®gico, aburrido, reservado para unos pocos superdotados. ¡°El grado de penetraci¨®n es tremendo¡±, afirma Manuel Azuaga, fundador de Ajedrez Social de Andaluc¨ªa, la asociaci¨®n que impulsa el programa junto a la Consejer¨ªa de Educaci¨®n auton¨®mica. Este ¨¦xito, dice Azuaga, periodista e incansable divulgador del juego, tiene dos secretos: que cualquier colegio puede empezar de cero, dise?ando un plan ajedrec¨ªstico a su medida; y que la demanda latente de ajedrez por parte de la comunidad educativa, que acumulaba diversas experiencias prometedoras, se extiende ahora bajo un paraguas institucional. ¡°Y desde hace cuatro a?os crece a gran velocidad¡±, a?ade.
Pero, ?qu¨¦ ense?a exactamente el ajedrez? El alumno Manuel Arias dice haber aprendido autocontrol, reflexi¨®n, cautela. Alba, capacidad de an¨¢lisis, paciencia, estrategia. Lo corroboran sus profesores, encantados con los resultados del programa. ¡°Trabajamos mucho el error como elemento clave del aprendizaje. No existe la partida perfecta¡±, detalla Azuaga. ¡°O la iniciativa: cu¨¢ndo es preferible tomarla y cu¨¢ndo soltarla. O la mala suerte: explicamos a los chicos que no es m¨¢s que un eufemismo de la excusa. Son maneras de reforzar su autoestima, de valorar sus logros¡±. Su pr¨¢ctica favorece capacidades como la memoria, el razonamiento l¨®gico-matem¨¢tico y la visi¨®n espacial. Acciones como dar la mano al rival o esperar el turno ense?an prudencia y enjuiciamiento. Un movimiento inesperado del oponente pone a prueba nuestra resiliencia. Lo que se aprende en el tablero sirve en la vida real. ¡°Eso s¨ª, no es una p¨®cima m¨¢gica¡±, matiza Azuaga, ¡°pero el ajedrez favorece todas estas capacidades¡±.
Lo ha comprobado la profesora Lourdes Giraldo, que lleva 25 a?os usando el ajedrez como herramienta en alumnos de tres a cinco a?os. ¡°La aplicaci¨®n, a estas edades, tiene que ser l¨²dica¡±, explica. ¡°Jugar con piezas como si fueran marionetas, escenificar un ajedrez viviente sobre un tablero gigante, cantar y bailar, llevar un cuaderno de ajedrez a lo largo del curso¡¡±. Giraldo es maestra de Educaci¨®n Infantil en el Enr¨ªquez Barrios y autora de varios m¨¦todos educativos que combinan ajedrez y tecnolog¨ªa, entre ellos un cuento interactivo llamado En el Pa¨ªs del Tablero o un peque?o robot que los ni?os tienen que dirigir para superar peque?os ejercicios, como capturar un pe¨®n con un caballo en el menor n¨²mero de movimientos. ¡°Los resultados nos permiten afirmar que el ajedrez esta? revolucionando la manera de ensen?ar de los docentes, favoreciendo el aprendizaje y la motivaci¨®n del alumnado¡±, resume.
Este tablero engancha a cualquiera porque es un juego. La emoci¨®n al hacer un movimiento letal o comprobar c¨®mo se materializa el plan que tenemos en la cabeza no entiende de edades ni condiciones. ¡°El factor l¨²dico crea un v¨ªnculo. Nos da ventaja. Por eso es tan transversal y funciona tan bien como recurso pedag¨®gico¡±, dice Azuaga. En los colegios en n¨®mina de aulaDjaque hay alumnado con necesidades especiales, chicos con trastornos graves de conducta o menores derivados de los servicios sociales. ¡°Centros muy espec¨ªficos que tambi¨¦n los est¨¢ usando¡±, apostilla.
El ajedrez como herramienta educativa en Espa?a es uno de los pocos asuntos que ha despertado consenso pol¨ªtico en los ¨²ltimos tiempos. ¡°Espa?a se sit¨²a a la vanguardia junto a Armenia, Hungr¨ªa, Argentina, Uruguay y Andorra¡±, explica Leontxo Garc¨ªa, periodista especializado en ajedrez, divulgador y gran maestro. ¡°Andaluc¨ªa es de las diez Comunidades Aut¨®nomas ¨DCatalu?a, Arag¨®n, Canarias, Murcia, Baleares, Galicia, Navarra, Madrid y Cantabria¨D que han introducido el ajedrez en horario lectivo, sin contar los miles de colegios que lo tienen como extraescolar¡±. Entre las m¨¢s avanzadas, adem¨¢s de Andaluc¨ªa, se cuentan Catalu?a y Canarias, ambas con grados de satisfacci¨®n que superan el 80% entre la comunidad educativa; y Arag¨®n, con 60.000 alumnos y casi 200 centros inscritos en el programa Ajedrez a la Escuela.
Adem¨¢s de su trabajo en el mundo escolar, Ajedrez Social de Andaluc¨ªa lleva a cabo proyectos de integraci¨®n en torno a colectivos de ancianos, reclusos, menores tutelados por los servicios sociales o colectivos en riesgo de exclusi¨®n. Azuaga siente predilecci¨®n por Ajedrez e igualdad, una iniciativa dirigida a mujeres en riesgo de exclusi¨®n del distrito malague?o de Palma-Palmilla cuyo ¨¦xito le llev¨® a viajar a Morelos (M¨¦xico) para dar una conferencia frente a 200 mujeres reclusas. ¡°Son experiencias reales y participativas. Te podr¨ªa hablar de mujeres como Magdalena, de 87 a?os, que aprendi¨® a jugar con su marido Diego. O de Mar¨ªa, que es analfabeta. O de Sergio, invidente de nacimiento, que quiso jugar y juega. Qui¨¦n dir¨ªa que un juego como el ajedrez, con etiqueta casi de ¨¦lite, impactar¨ªa en estas personas¡±, termina.
El d¨ªa en que record¨¦ 25 piezas en un tablero
Es un ejercicio sencillo. Se sit¨²an varias piezas sobre el tablero, al poco tiempo se quitan y hay que ser capaz de colocarlas en la misma posici¨®n. A Jos¨¦ Antonio Paredes Pepe, de 29 a?os, paciente de un centro de rehabilitaci¨®n de adicciones en La Garrovilla (M¨¦rida), el primer d¨ªa se le hizo un mundo. Le bailaban las figuras en el tablero. Pero unas semanas m¨¢s tarde alcanz¨® diez. Al mes lleg¨® a las 25. Y luego aprendi¨® a jugar partidas. ¡°Ven¨ªa de memoria fatal¡±, inicia Pepe, que ingres¨® hace tres meses en el centro para tratarse de una adicci¨®n. ¡°Al tiempo not¨¦ mucha mejor¨ªa. Tambi¨¦n me ha ayudado a aprender a escuchar. Nunca he escuchado, soy muy impulsivo. Me cuesta, estoy trabajando el esperar, el escuchar a los dem¨¢s. Si no, no te escuchan a ti. Y mi familia lo ha notado¡±.
Este taller de ajedrez terap¨¦utico, un complemento en el camino de rehabilitaci¨®n, lo imparten miembros del Club Magic, una asociaci¨®n deportiva y social nacida en 2001 en Extremadura que trabaja, entre otras, con personas con s¨ªndrome de Down, trastornos mentales graves, reclusos, pacientes de ictus, mayores o adictos en rehabilitaci¨®n. ¡°Vimos que el ajedrez nos funcionaba demasiado bien¡±, afirma riendo Juan Antonio Montero, psic¨®logo y presidente de la asociaci¨®n. El club trabaja con unos 25 centros de ¨¢mbito social y terap¨¦utico y calcula que unas 600 personas se benefician de sus talleres. Sin descuidar la faceta competitiva: en 2019 volvieron a ser campeones de Espa?a, con el gran maestro Manuel P¨¦rez Candelario al frente (de Zafra, Badajoz), uno de los integrantes de la Selecci¨®n Nacional de Ajedrez.
Todo el trabajo que desarrollan lo han plasmado en recursos y cursos online de ajedrez social y terap¨¦utico, con el reconocimiento de ser de inter¨¦s sanitario por la Junta de Extremadura, en los que han participado m¨¢s de 600 alumnos de Espa?a y Latinoam¨¦rica. ¡°No solo ajedrecistas, sino psic¨®logos, psiquiatras, m¨¦dicos o docentes¡±, detalla Montero. ¡°Intentamos actuar a gran escala y con validaci¨®n oficial¡±. El Club Magic forma a directores de centros de mayores, cuidadores de residencias, asistentes sociales, terapeutas. Recientemente, Montero y su equipo viajaron a la Universidad de Heidelberg (Alemania) para instruir a varios investigadores en su m¨¦todo de entrenamiento cognitivo, patentado como ECAM.
¡°En la parte de ajedrez social trasladamos valores como el respeto y la cortes¨ªa a la vida cotidiana¡±, explica Montero, que recuerda c¨®mo esta receta cal¨® en un centro de reclusos menores: ¡°Cuando llegamos ten¨ªan bronca, hac¨ªan un ajedrez de pelea. Introducimos cosas tan simples como esperar en silencio el turno del rival. Cuando tiempo despu¨¦s volvimos, un chaval me dijo: ¡®Aqu¨ª lo primero es dar la mano¡±. Otro detalle: el mate pastor, una jugada r¨¢pida, es usada como met¨¢fora de la ganancia f¨¢cil. ¡°Aunque algunos se enfadan se entiende bien¡±, r¨ªe.
La parte terap¨¦utica apunta a rehabilitar las funciones cognitivas mediante un instrumento simple, un tablero mural de ajedrez, casillas gigante pintadas en una pared. No hace falta ser un experto jugador. ¡°Tenemos m¨¢s de 400 bater¨ªas de ejercicios¡±, contin¨²a Montero. ¡°Los aplicamos en adicciones para recuperar atenci¨®n focal, memoria y capacidad de planificaci¨®n. Tambi¨¦n en personas con p¨¢rkinson y TDAH¡±.
Un gimnasio mental y social
Isabel Fortu?o, una jubilada de 69 a?os que en su trabajo pas¨® por Praga, Nueva York y Washington, afirma que nunca hab¨ªa tenido una afici¨®n especial por los juegos. Solo algo de mah-jong y parch¨ªs. ¡°Me impact¨® mucho la p¨¦rdida de identidad de mi madre, que falleci¨® de alzh¨¦imer. Me pareci¨® tremendo perder tus recuerdos emocionales, qui¨¦n has sido. Entonces quise hacer algo. Ejercitar mi mente. Al principio el ajedrez me pareci¨® ¨¢rido, pero seg¨²n avanzo lo encuentro fascinante¡±, narra.
A su lado, a Juan Avil¨¦s, de 65 a?os y una vida dedicada a las artes gr¨¢ficas, le fascina saber c¨®mo piensan genios como Spassky o Fischer. ¡°Cuando dejamos de trabajar creo que parar es un problema para el cuerpo y la mente¡±, opina. ¡°Esto ayuda a mantener la mente abierta y activa. ?Mejor que ver la tele en casa!¡±.
Ambos cuentan su historia en una de las salas de Liceum, un gimnasio mental que abri¨® hace un a?o en Madrid y al que acuden aficionados de todas las edades. Con ni?os de tres a?os en adelante trabajan con tableros gigantes y relacionan el juego con la psicomotricidad; con j¨®venes y adultos dan clases para profundizar y con los mayores, mujeres en su mayor¨ªa de hasta 90 a?os, trabajan la prevenci¨®n del deterioro cognitivo.
Avil¨¦s y Fortu?o forma parte de ese segmento que busca en el ajedrez ejercitar sus facultades mentales, mantenerse l¨²cidos, aprender algo nuevo y exprimir la faceta social. Fortu?o destaca lo caro que se pagan ciertos movimientos: el juego conduce al autocontrol y obliga a analizar al oponente. ¡°En una partida reflejas tu personalidad en las estrategias. Tienes que intuir las intenciones de otro. Y es algo que viene bien en la vida¡±, reflexiona. Avil¨¦s es contundente: ¡°No entiendo a esos que les da verg¨¹enza aprender nuevas cosas de mayor. Yo jugando me noto m¨¢s feliz¡±.
Aparte del est¨ªmulo de las capacidades intelectuales, como puede ser el c¨¢lculo o la inteligencia visoespacial, Pedro L¨®pez, psic¨®logo y fundador del Liceum, subraya a parte cultural del ajedrez, algo que tradicionalmente no se ha cuidado mucho. ¡°Tiene 15 siglos de historia muy atractiva. Desde la leyenda india de Sisa y los granos de arroz hasta las grandes partidas de Karpov y Kasparov¡±, enumera. Eso y la sencilla diversi¨®n de jugar con un desconocido. ¡°Aqu¨ª antes de la pandemia ten¨ªamos 50 personas jugando. Es importante venir, verse, mantener conversaciones y empatizar. Es algo tan bueno como jugar¡±, cierra L¨®pez.