El desescalamiento empieza en los telediarios
Los espacios informativos podr¨ªan empezar por eliminar una de sus secciones m¨¢s exitosas: el recuento de infracciones del estado de alarma
Antes de que empiece la desescalada, convendr¨ªa ir desescalando algunos tics informativos (nota al margen: desescalamiento, confinamiento, distanciamiento social, nueva normalidad¡ Vivimos una crisis de eufon¨ªa, qu¨¦ hartura de palabros feos). Los telediarios podr¨ªan empezar por eliminar o acortar una de sus secciones m¨¢s exitosas: el recuento de infracciones del estado de alarma. No hay d¨ªa sin su an¨¦cdota...
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Antes de que empiece la desescalada, convendr¨ªa ir desescalando algunos tics informativos (nota al margen: desescalamiento, confinamiento, distanciamiento social, nueva normalidad¡ Vivimos una crisis de eufon¨ªa, qu¨¦ hartura de palabros feos). Los telediarios podr¨ªan empezar por eliminar o acortar una de sus secciones m¨¢s exitosas: el recuento de infracciones del estado de alarma. No hay d¨ªa sin su an¨¦cdota ni su v¨ªdeo pixelado grabado desde un balc¨®n donde se ve a la polic¨ªa deteniendo a alg¨²n desgraciado. La narraci¨®n engrandece la labor de las fuerzas de seguridad, que se presentan heroicas por haber librado al mundo de un criminal tan facineroso.
El otro d¨ªa, por ejemplo, pillaron a un se?or que sal¨ªa por los huertos desiertos de su pueblo en bici. Pertenec¨ªa a un club ciclista, cuyos miembros (en una muestra de amistad y compa?erismo) alertaron a la autoridad. La cr¨®nica terminaba contando que el sujeto fue detenido gracias a un dispositivo especial de la polic¨ªa, que le tendi¨® una trampa.
Informar de un hecho tan aislado e insignificante como si narrasen la desarticulaci¨®n un comando resucitado de ETA o apresaran al autor del crimen de Alc¨¤sser, revela una mentalidad de inquisidor, distorsiona una realidad palpable por cualquiera: las infracciones se cuentan por miles en un pa¨ªs poblado por 47 millones de personas. Son irrisorias, y la mayor¨ªa consiste en sucesos que equivalen a la sustracci¨®n de una billetera. Si en tiempos normales nadie elevar¨ªa a noticia un hurto menor, ?por qu¨¦ esta nueva normalidad criminaliza a cualquiera que se pase un cent¨ªmetro de la raya?
Si no desescalamos esta histeria delatora y reservamos las noticias para los hechos graves que de verdad merecen atenci¨®n, la nueva normalidad que anuncia Pedro S¨¢nchez va a ser tan siniestra que a lo mejor preferimos seguir confinados, fingiendo que la normalidad a¨²n es vieja.