Los hijos no deber¨ªan hacer documentales sobre sus padres
Es imperdonable que una biograf¨ªa como la de Natalie Wood haya quedado reducida a un ¨¢lbum de fotos familiar
Ser hijo de una estrella de Hollywood es una de esas desgracias que no se superan jam¨¢s y que unos soportan con m¨¢s dignidad que otros. A juzgar por el comentad¨ªsimo y muy cebado documental sobre Natalie Wood, sus hijas lo han llevado mal, tirando a fatal. Especialmente Natasha, la responsable de este espanto f¨ªlmico que deber¨ªa servir como argumento para que los jueces proh¨ªban a los hijos hacer documentales sobre sus padres. A no ser que los hagan desde el rencor y el ajuste de cuentas. Entonces, s¨ª....
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Ser hijo de una estrella de Hollywood es una de esas desgracias que no se superan jam¨¢s y que unos soportan con m¨¢s dignidad que otros. A juzgar por el comentad¨ªsimo y muy cebado documental sobre Natalie Wood, sus hijas lo han llevado mal, tirando a fatal. Especialmente Natasha, la responsable de este espanto f¨ªlmico que deber¨ªa servir como argumento para que los jueces proh¨ªban a los hijos hacer documentales sobre sus padres. A no ser que los hagan desde el rencor y el ajuste de cuentas. Entonces, s¨ª. Cuando se filma o se escribe contra los padres, el resultado suele ser interesante. Narrar a favor, como saben los aduladores profesionales, es un empe?o en el que casi todo el mundo se estrella.
Es imperdonable que una biograf¨ªa tan extraordinaria como la de Natalie Wood haya quedado reducida a un ¨¢lbum de fotos familiar por una hija que asume el papel de guardiana de la honra de su madre, vulgarizando su vida en cuatro trazos ?o?os y pasando de puntillas por cualquier aspecto oscuro o un poco interesante. Las vidas de santos son tediosas e incre¨ªbles, lo m¨¢s alejado a las biograf¨ªas de la gente de carne y hueso que uno pueda echarse a los ojos.
Tal vez los hijos crean que hacen un favor a sus padres al monopolizar su memoria y fijar una versi¨®n oficial, pero en realidad los est¨¢n matando una segunda vez. Con su empe?o en maquillar o en cercenar todo aquello que no soportan porque rompe la hornacina con velitas donde los han adorado desde ni?os, convierten su recuerdo en poco m¨¢s que una corona de flores funeraria, dej¨¢ndolos para la eternidad como un objeto decorativo expuesto en un aparador al que, de vez en cuando, le limpian el polvo con un plumero. Para recordarte as¨ª, es mejor que te olviden.