La ¨²ltima muerte de Natalie Wood
Un documental en HBO realizado por la familia de la actriz recuerda la vida de la estrella de los cincuenta y reconstruye su deceso
Natasha Gregson (Los ?ngeles, 49 a?os) recuerda as¨ª el d¨ªa que muri¨® su madre: ¡°Era la ma?ana del domingo despu¨¦s de Acci¨®n de Gracias. Yo ten¨ªa 11 a?os y hab¨ªa pasado la noche en casa de mi mejor amiga, Tracy. Me despert¨® el radio despertador con las noticias: hab¨ªan encontrado el cuerpo de mi madre en la costa de Catalina. Lo pr¨®ximo que supe es que el ch¨®fer de mi padrastro estaba ah¨ª junto con mi ni?era. Me llevaban a casa. Hab¨ªa llovido y las calles estaban mojadas. Yo preguntaba: ¡®?Mam¨¢ est¨¢ bien?¡¯. Ellos me consolaban, pero no me dec¨ªan qu¨¦ hab¨ªa pasado. Al llegar a casa me met¨ª en la cama de mi madre e intent¨¦ calmarme. Me dije que tal vez se hab¨ªa roto la pierna, o algo por el estilo. Entonces volvi¨® mi padrastro. Baj¨¦ a la entrada y en cuanto le vi la cara lo supe. Hab¨ªa pasado algo horrible¡±.
La noticia dio la vuelta al mundo mucho antes de que cayese la noche aquel 29 de noviembre de 1981: Natalie Wood, la actriz que fue ni?a en De ilusi¨®n tambi¨¦n vive (1947), joven en Rebelde sin causa (1955), y estrella en West Side Story y Esplendor en la hierba (1961), hab¨ªa muerto a los 43 a?os, ahogada en el mar del sur de California tras caer de su barco en mitad de la noche. Ese titular inici¨® una avalancha de morbosas conjeturas que dur¨® d¨¦cadas y que a¨²n hoy abastece a la prensa de coraz¨®n. Sobre cu¨¢nto alcohol hab¨ªa consumido aquella noche Wood, entonces una actriz en horas bajas como tantas otras tras los 40. Sobre su marido, el tambi¨¦n actor Robert Wagner, y su grado de responsabilidad en el incidente. Sobre Christopher Walken, que aquellos d¨ªas rodaba con Wood una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n y que tambi¨¦n estaba en el barco aquella noche, y si ten¨ªa una relaci¨®n oculta con la actriz.
Este runr¨²n de chismes ha acompa?ado a Gregson toda su vida. Ahora estrena Natalie Wood: Entre bambalinas, un documental de HBO donde es ella la que habla. ¡°Espero que esto sea la palabra final en esta historia¡±, explica por tel¨¦fono para EL PA?S. ¡°Ha sido agotador. Por lo general desconectamos de la arremetida de los medios, pero era importante para m¨ª hacer esta pel¨ªcula, porque siento que nadie comprende ni conoce a mi madre tan bien como yo, mi familia y mis amigos¡±.
Los pilares del documental, dirigido por Laurent Bouzereau, son esos. Gregson sirve de narradora en estricta primera personal sobre incontables fotos y v¨ªdeos familiares in¨¦ditos de la estrella. Los amigos a los que se refiere son Elliott Gould, Robert Redford, Mia Farrow, George Hamilton o George Segal: la planta noble de las aparentemente legendarias fiestas en casa de Wood y Wagner en los cincuenta y sesenta. Entre la narraci¨®n de la hija y esos v¨ªdeos, se pinta -con brocha gorda a veces- el retrato de Wood como una joven que creci¨® entre estrellas pese a venir de padres pobres (ella empez¨® a mantener a su familia con los rodajes a los 4 a?os); que tuvo que medrar en la est¨¦tica repipi de los a?os cincuenta, adaptarse a la revoluci¨®n sexual de los setenta y que solo disimul¨® a ratos el desgaste que le gener¨® el proceso. ¡°?C¨®mo separas la realidad de la ilusi¨®n cuando te has pasado atrapada en la fantas¨ªa toda la vida?¡±, se pregunt¨® sin iron¨ªa en 1966, mientras pasaba de una relaci¨®n con Sinatra a otra con Michael Caine, a otra con Warren Beatty. No muchas estrellas indagan tan p¨²blicamente en el lado oscuro de la celebridad; este documental abunda en ello. Gregson le pone un pero: la oscuridad que arrastraba su madre en sus ¨²ltimos rodajes estaba ah¨ª, pero desaparec¨ªa al llegar a casa.
Esta tesis sostiene la segunda mitad del metraje, cuando se cubre la muerte de la actriz. Se dibuja el grueso esquema: a los 43, Wood deb¨ªa decidir si quer¨ªa ser una mujer de su familia o de Hollywood. Su marido, Wagner, encarna el primer bando; su compa?ero de reparto, Walken, el segundo. Aqu¨ª desaparece Gregson y, en lo que es el gran atractivo de la cinta, deja que la historia la cuente en persona quien todav¨ªa es el gran sospechoso en muchas teor¨ªas conspiranoicas: el mism¨ªsimo Wagner.
Con 90 a?os hoy, y tras cuatro d¨¦cadas en silencio, el actor aborda el crimen en un cuarto a solas con su hijastra. Las incontables botellas de vino que bebieron en la cena aquel s¨¢bado y las que abrieron despu¨¦s en el barco. Los celos que le provocaba Walken y los gritos entre ambos para que el otro dejase en paz a Wood. ¡°Le dije que no le dictara a mi mujer lo que deb¨ªa hacer y romp¨ª la botella de vino contra el suelo¡±, recuerda hoy. Se le ve por primera vez la mirada, vidriosa por momentos, al reconstruir paso por paso la muerte de Wood. Gregson ni cuestiona su conclusi¨®n, que todo fue un accidente, como estipul¨® en 1981 la polic¨ªa. ¡°Cuando me dijeron que hab¨ªa muerto, el mundo desapareci¨® bajo mis pies¡±, explica ¨¦l. No es com¨²n ver en estos tiempos documentales hist¨®ricos sobre la inocencia de un hombre, pero esa parece ser la ¨²ltima palabra a la que se refer¨ªa Gregson.
Hay otro final en este cuento sobre la fama y familia. Lo cuenta de pasada una mujer apartada del mundo del espect¨¢culo, la nueva esposa del exmarido de Wood. Recuerda que al llegar a la casa familair donde se celebra el velatorio se encontr¨® con Elizabeth Taylor esgrimiendo una bola de cristal junto a Shirley MacLaine. ¡°Hab¨ªa tantas estrellas en aquel velatorio que parec¨ªa que hab¨ªa entrado en Madame Tussaud¡¯s¡±.
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