Muere Carlos Peisojovich, el hombre que no quiso ser famoso
¡®El Peiso¡¯ era un hombre que entraba en un estudio de radio para hacer un programa de dos horas con un folio en blanco, la cabeza llena de bromas y un mont¨®n de juegos de palabras
Carlos Peisojovich, radiofonista, ha muerto en su Santa Fe (Argentina) natal a los 77 a?os. A pesar de su edad, El Peiso, como le conoc¨ªamos, segu¨ªa siendo un joven inquieto, hablador, culto, divertido y buscador incansable, que exhib¨ªa su vivificante inmadurez como prueba irrefutable de su talento.
El Peiso fue mi primer maestro sin ¨¦l saberlo. Coincidimos en los a?os ochenta en Radio Popular de Reus y, a los cinco minutos de conocerle, entend¨ª, pese a que no sab¨ªa nada de la vida a mis 17 a?os, que no deb¨ªa separarme d...
Carlos Peisojovich, radiofonista, ha muerto en su Santa Fe (Argentina) natal a los 77 a?os. A pesar de su edad, El Peiso, como le conoc¨ªamos, segu¨ªa siendo un joven inquieto, hablador, culto, divertido y buscador incansable, que exhib¨ªa su vivificante inmadurez como prueba irrefutable de su talento.
El Peiso fue mi primer maestro sin ¨¦l saberlo. Coincidimos en los a?os ochenta en Radio Popular de Reus y, a los cinco minutos de conocerle, entend¨ª, pese a que no sab¨ªa nada de la vida a mis 17 a?os, que no deb¨ªa separarme de ¨¦l en ning¨²n momento. Los buenos maestros no saben que lo son porque no ejercen como tales; solo disfrutan con lo que hacen.
Carlos era un hombre que entraba en un estudio de radio para hacer un programa de dos horas con un folio en blanco, la cabeza llena de bromas y un mont¨®n de juegos de palabras. Trabajaba como viv¨ªa: improvisando. Seduc¨ªa y entreten¨ªa las 24 horas del d¨ªa, le¨ªa a Bukowski, sal¨ªa de noche, vend¨ªa publicidad y bromeaba en directo sobre nuestros propios jefes. Viv¨ª en directo su expulsi¨®n de la emisora, que ¨¦l se tom¨® como una broma: ¡°?Che, hoy es el d¨ªa de los Santos Inocentes! ?Pero qu¨¦ broma m¨¢s buena!¡±. Nos moderniz¨® a todos sin darse cuenta. Nos puso las pilas. Nos inocul¨® el bendito veneno de la incorrecci¨®n y la provocaci¨®n.
Unos a?os antes, hab¨ªa recalado en nuestra emisora de provincias ¡ªah¨ª estaba un joven Carles Francino¡ª tras su etapa en los medios locales de Santa Fe y su aparici¨®n fue una entrada de aire fresco en la radio espa?ola de finales de los setenta, que se estaba sacudiendo la caspa del franquismo. Lleg¨® a batir el r¨¦cord de permanencia en antena con un programa que dur¨® m¨¢s de cien horas ininterrumpidas. Me pasaba horas mirando las fotos en blanco y negro de aquella proeza.
Contaban que renunci¨® a algunas ofertas en Madrid y Barcelona porque prefiri¨® el calor de la radio de proximidad a las concesiones e imposturas de los grandes medios. Era libre, ca¨®tico y brillante. Siempre pens¨¦ que no fue famoso porque no le dio la gana y eso lo convert¨ªa en alguien ¨²nico.
Tuve la necesidad de ir a verlo en 2012 para mi documental El culo del mundo, la cr¨®nica de un par¨®n en mi carrera. La casualidad quiso que viviera en la misma ciudad que un buen seguidor ¡ªJuli¨¢n Traba¡ª, que me lleg¨® al coraz¨®n cuando me mand¨® un correo donde me explicaba que no hay distancia que frene el poder de la comunicaci¨®n y de la comedia. Volv¨ªa a ver a El Peiso 30 a?os despu¨¦s. Estaba nervioso, avanz¨® la cita, me ense?¨® su ciudad de noche a toda velocidad, le sorprend¨ªa mi homenaje. Nos sentamos en un desvencijado caf¨¦ y, cuando lo tuve delante, me record¨® enormemente a mi padre, f¨ªsica y mentalmente. Tuve que reponerme para aparentar normalidad y le pregunt¨¦ por qu¨¦ cre¨ªa que nos dedicamos a esto. ¡°Hablamos todo el rato para que no se note que no sabemos nada¡±, dijo. Re¨ªmos, recordamos, bromeamos y luego desapareci¨® tal como entr¨® en mi vida, muy r¨¢pido. Demasiado r¨¢pido.
Hay gente con la que quieres estar siempre y que el tiempo pase m¨¢s despacio. Hay gente con la que celebras esto tan raro de vivir y trabajar. Carlos Piesojovich era uno de ellos. Le record¨¦ siempre y seguir¨¦ haci¨¦ndolo.
Andreu Buenafuente es c¨®mico y presentador.