¡®The Flight Attendant¡¯: El infierno que se desat¨® en el cielo
Kaley Cuoco protagoniza una dura historia de alcoholismo disfrazada de comedia y con delirios de ¡®noir¡¯
Kaley Cuoco no es Alfred Hitchcock pero en su decidido intento de volver a nacer como actriz, de librarse para siempre de Penny Hofstadter, su ic¨®nico personaje de chica ca?¨®n, o rubia tonta que nada tiene de tonta, en The Big Bang Theory, ha dado la vuelta, como sol¨ªa hacer aquel con los retorcidos noirs que elevaba a cl¨¢sicos del cine negro, a un thriller al uso. Un dram¨¢tico y convencional ...
Kaley Cuoco no es Alfred Hitchcock pero en su decidido intento de volver a nacer como actriz, de librarse para siempre de Penny Hofstadter, su ic¨®nico personaje de chica ca?¨®n, o rubia tonta que nada tiene de tonta, en The Big Bang Theory, ha dado la vuelta, como sol¨ªa hacer aquel con los retorcidos noirs que elevaba a cl¨¢sicos del cine negro, a un thriller al uso. Un dram¨¢tico y convencional thriller obra de un poco conocido escritor armenio afincado en Vermont se ha convertido, hecho una serie disponible en HBO Espa?a, en una genial rara avis tragic¨®mica que toma lo mejor de cualquier comedia gamberra con cad¨¢ver ¨Cy resac¨®n¨C a cuestas, sin olvidar propulsar el noir hacia un lugar distinto y m¨¢s igualitario, donde el poli bueno y el poli malo adquieren nuevos y autocr¨ªticos rasgos, donde se reflexiona sobre lo desolador y solitario y horrible de lo que el alcohol puede hacer con nosotros si le dejamos.
Bajo su curiosa y aparentemente anecd¨®tica apariencia, The Flight Attendant es un complejo artefacto que mantiene en equilibrio una comedia de carcajadas ¨Cla conversaci¨®n que una perdid¨ªsima metepatas Cassie (Cuoco) mantiene con su abogada y mejor amiga Annie (Zosia Mamet) justo despu¨¦s de su primer y desastroso interrogatorio es oro televisivo¨C con el drama de fondo. Sobre ¨¦l, sobre las lagunas en la memoria de la muy alcoh¨®ica Cassie, edifica el misterio y, tambi¨¦n, un drama enraizado con la soledad de la vida contempor¨¢nea, y la falta de asidero de un personaje que por su propia condici¨®n ¨Ces azafata de vuelo¨C lo tiene todo para aparentemente ser feliz en el mundo de hoy y sin embargo no lo es. Aunque, como dir¨ªa Patrick Bateman, el asesino de American Psycho, ¡°finge muy bien¡±.
Cassie es una azafata de aparente exitosa vida, y en realidad, en plena ca¨ªda libre: rompe todas las reglas con las que se topa porque el alcohol le dice que no est¨¢ mal hacerlo, porque hace tiempo que dej¨® de vivir en ning¨²n tipo de mundo real. Un d¨ªa, en un vuelo a Bangkok y entre la reprobaci¨®n y admiraci¨®n de sus compa?eros, liga con un atractivo y millonario pasajero. Pasa la noche con ¨¦l en su hotel y al despertar por la ma?ana, el tipo est¨¢ espectacularmente muerto. Y ella es incapaz de recordar nada. Hasta el punto de que llega a preguntarse si no lo habr¨¢ matado ella. ?Es ella capaz de matar a alguien? ?Por qu¨¦ iba a hacerlo? Lo que sigue es un noir mutante, un collage de subg¨¦neros, que funciona como algo nuevo.
Cuoco, que desarroll¨® la idea y el tono de la serie junto a Steve Yockey, el guionista, decidi¨® que no quer¨ªa que, como ocurre en la novela, Cassie fuese una alcoh¨®lica consciente de estar en alg¨²n tipo de abismo, como la protagonista de La chica del tren (de hecho, a todas luces, lo que trat¨® de hacer el autor de la novela fue perseguir la clase de ¨¦xito que cosech¨® el superventas de Paula Hawkins, utilizando otra vez la alcoholemia de la protagonista con paralizante autocompasi¨®n). Su Cassie es alguien que a¨²n niega su adicci¨®n, porque quer¨ªa que el personaje gustase, y tuviese toda la luz que pudiese pese a estar hundi¨¦ndose sin remedio. Algo infinitamente m¨¢s sutil e incluso doloroso, puesto que el espectador es en todo momento consciente de la tragedia, aunque, como ella, prefiere olvidarla, amplificando una poderosa y casi m¨¢gica empat¨ªa con la protagonista.
Que Cuoco se convierta en una patosa y fatal detective improvisada, y que la investigaci¨®n se lleve a cabo a partir de las pistas que le lanza, desde su desordenada cabeza, el mism¨ªsimo fantasma de Alex ¨Cque sigue atrapado en aquella habitaci¨®n que ahora est¨¢ la cabeza de Cassie, y tiene un sentido del humor a la altura del que tendr¨ªa cualquiera con un par de copas de m¨¢s¨C, reinventa el subg¨¦nero del cad¨¢ver a cuestas: Cassie no necesita alfombra en la que envolver a su muerto, pero tampoco tiene forma de esconderlo porque va con ella a todas partes, y le hace decir todo tipo de cosas que no quiere decir. Tambien replantea el subg¨¦nero del noir del detective aficionado, y no ¨²nicamente gracias a un excelente guion sino tambi¨¦n sino sobre todo por la asombrosa naturalidad de Cuoco, que pasa de la comedia al drama con una facilidad pasmosa.
Lo desolador de las llamadas de su hermano Davey (T. R. Knight), un asentad¨ªsimo padre de los suburbios, con marido y dos hijas, va in crescendo a medida que la trama se complica, no tanto porque cada vez sean m¨¢s inoportunas ¨Clo mismo la pillan ligando en una discoteca que la podr¨ªan pillar interrogando por su cuenta a una secretaria con la que primero bebe m¨¢s de la cuenta¨C sino porque la devuelven a la realidad. Davey quiere saber cu¨¢nto ha bebido, y si no piensa estar borracha la pr¨®xima vez que vea a sus sobrinas, y cada vez le resulta m¨¢s dif¨ªcil mentir porque cada vez le resulta m¨¢s dif¨ªcil mentirse a s¨ª misma. Pero cuando cuelga, el caso ¨Cel espect¨¢culo¨C debe continuar. Y contin¨²a, claro, pero ah¨ª est¨¢ el crescendo que mantiene el equilibrio. Ah¨ª, y en el ejemplar de Crimen y castigo que guarda en su min¨²scula maleta de aparente disoluta azafata.