La vuelta al mundo de comisar¨ªa en comisar¨ªa
En las series hay polis por todas partes, en todas las plataformas, y todas tienen buena pinta, ya no parecen maderos provincianos como antes, cuando los ¨²nicos que molaban eran los de Nueva York
Como la ardilla de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, un espectador perezoso puede dar la vuelta al mundo saltando de serie policiaca en serie policiaca sin tocar nunca el suelo. Para alguien como yo, que jugaba de ni?o a Canci¨®n triste de Hill Street (hasta los profesores nos mandaban al recreo con la frase del sargento Esterhaus: ¡°Tengan cuidado ah¨ª fuera¡±), esto es un peligro digno de terapia. Hay polis por todas partes, en todas las plataformas, y todas tienen buena pinta, ya no parecen maderos provincianos como antes, cuando l...
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Como la ardilla de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, un espectador perezoso puede dar la vuelta al mundo saltando de serie policiaca en serie policiaca sin tocar nunca el suelo. Para alguien como yo, que jugaba de ni?o a Canci¨®n triste de Hill Street (hasta los profesores nos mandaban al recreo con la frase del sargento Esterhaus: ¡°Tengan cuidado ah¨ª fuera¡±), esto es un peligro digno de terapia. Hay polis por todas partes, en todas las plataformas, y todas tienen buena pinta, ya no parecen maderos provincianos como antes, cuando los ¨²nicos que molaban eran los de Nueva York.
Ahora podemos colarnos en comisar¨ªas de medio mundo y tomar nota de qu¨¦ pa¨ªs es mejor para cometer cr¨ªmenes. India parece un buen sitio, a juzgar por los polis paup¨¦rrimos, explotados y vagos que vemos en Delhi Crime, pero ojito con ellos: como la jefa Chaturvedi se empe?e en trincarte, te dar¨¢ una buena tunda. En las series francesas he aprendido que en Par¨ªs ya no hay asesinatos, porque todos los gendarmes acaban en pueblos perdidos donde se mata con much¨ªsima sa?a (Glac¨¦, Gr¨¦gory). Los belgas son unos hachas de la ciberdelincuencia que trabajan en s¨®tanos goterosos (Unidad 42); a los finlandeses, mejor educados, les preocupa mucho el medio ambiente (Deadwind), mientras que los alemanes son barrocos, esteticistas y tan serios que dan risa (El perfume), y los suizos sufren delirios de grandeza imperial (Helvetica).
En todas partes, los mismos polic¨ªas atormentados, con sus traumas, sus duelos y sus vidas privadas m¨¢s complejas que las de Emilio Arag¨®n en M¨¦dico de familia. Cada pa¨ªs guarda un sabor y un af¨¢n, no hay dos comisar¨ªas iguales, pero los detectives s¨ª lo son, y al final uno no sabe si viene o va, como cuando viaj¨¢bamos mucho y nos despert¨¢bamos en una habitaci¨®n de hotel id¨¦ntica a la de la ciudad anterior.