El cantante
Puedes entender que los c¨®cteles molotov sean populares contra las dictaduras, pero andar incendiando las ciudades solo se le puede ocurrir a gente averiada de la sesera
Me provoca miedo y tambi¨¦n grima el siempre alterado rostro y la iracunda expresividad de un fulano que al parecer es rapero, convencido hasta el fanatismo de que solo la lucha armada arreglar¨¢ la indefensi¨®n de los oprimidos. Loqueros con criterios cient¨ªficos tal vez pudieran explicar lo que ocurre en el cerebro de este inquietante tarado. Pero nunca imagin¨¦ con semejantes caracter¨ªsticas a un presunto h¨¦roe de la libertad de expresi¨®n.
Su encarcelamiento no solo ha logrado que ...
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Me provoca miedo y tambi¨¦n grima el siempre alterado rostro y la iracunda expresividad de un fulano que al parecer es rapero, convencido hasta el fanatismo de que solo la lucha armada arreglar¨¢ la indefensi¨®n de los oprimidos. Loqueros con criterios cient¨ªficos tal vez pudieran explicar lo que ocurre en el cerebro de este inquietante tarado. Pero nunca imagin¨¦ con semejantes caracter¨ªsticas a un presunto h¨¦roe de la libertad de expresi¨®n.
Su encarcelamiento no solo ha logrado que le apoyen a pedradas y montando fuegos juventudes a?orantes de la kale borroka, sino tambi¨¦n ese partido pol¨ªtico cada vez m¨¢s grotesco y siniestro que al parecer dispone de la f¨®rmula infalible para hacer felices a los pobres de la tierra. Igualmente, entre la legi¨®n de corifeos del cantante, deben de abundar adolescentes con problemas neuronales y alboroto hormonal que ante el desastre econ¨®mico de ahora y del ma?ana se preguntan, como en la canci¨®n de Jos¨¦ Feliciano, que ser¨¢, de mi vida que ser¨¢. Y, como no, tambi¨¦n formar¨¢n parte de la jaur¨ªa incendiaria algunos manguis vocacionales intentando pillar algo jugoso en medio de la hoguera.
Yo no meter¨ªa en el trullo por sus opiniones exaltando el asesinato y la barbarie al guerrillero de las palabras. Pero s¨ª por el hecho f¨ªsico de agredir o amenazar de muerte a personas que considera sus enemigos de clase. Algo por lo que tambi¨¦n ha sido condenado.
Y puedes entender que los c¨®cteles molotov sean populares, legendarios o justificables contra las dictaduras, pero andar incendiando las ciudades en una imperfecta democracia, como todas, solo se le puede ocurrir a gente seriamente averiada de la sesera. Y que gocen de la comprensi¨®n y la solidaridad de una parte del Gobierno es un disparate muy peligroso. Mientras tanto, la peste, ese infierno com¨²n, parti¨¦ndose de risa.