Emoci¨®n
Se le quiebra la voz, estalla en llanto. Es el momento m¨¢s emocionante y grandioso que he vivido en una radio. Lo protagoniza mi amigo Carles Francino
En el micr¨®fono un n¨¢ufrago que estuvo a punto de que la oscuridad definitiva se lo tragara narra su testimonio del horror. Se le quiebra la voz, estalla en llanto, cuenta su duelo por el atroz castigo que ha recibido su familia, pide sensatez y civismo ante la realidad de que el monstruo sigue vivo y la necesidad de protegernos entre todos. Ocurre a las cuatro de la tarde, en el arranque del programa La Ventana. Dura siete u ocho minutos. Es el momento m¨¢s emocionante y grandioso que he vivido en una radio....
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En el micr¨®fono un n¨¢ufrago que estuvo a punto de que la oscuridad definitiva se lo tragara narra su testimonio del horror. Se le quiebra la voz, estalla en llanto, cuenta su duelo por el atroz castigo que ha recibido su familia, pide sensatez y civismo ante la realidad de que el monstruo sigue vivo y la necesidad de protegernos entre todos. Ocurre a las cuatro de la tarde, en el arranque del programa La Ventana. Dura siete u ocho minutos. Es el momento m¨¢s emocionante y grandioso que he vivido en una radio. Lo protagoniza mi amigo Carles Francino. A m¨ª tambi¨¦n se me escapan las l¨¢grimas. Quiero imaginar que mucha gente que no le conoce personalmente ha sentido lo mismo que yo, que las v¨ªctimas del monstruo se habr¨¢n identificado hasta la conmoci¨®n con sus palabras. Las expulsa con dolor, pero sin aspavientos. Es una persona c¨¢lida, buena, inteligente, generosa, de verdad, narrando su desgarradora experiencia. Ha sobrevivido a ella. Bendito sea.
Francino no se ceba con los infames descerebrados, con el ruin desprecio de estos hacia los dem¨¢s, con ese ej¨¦rcito de malhechores juveniles que montan verbenas callejeras o privadas que pueden contagiar mortalmente a los viejos, a los d¨¦biles. Yo s¨ª. Se creen inmunes a la enfermedad y al castigo. Lo de las multas es una broma. Si su coloc¨®n les sienta demasiado mal siempre hay hospitales a los que recurrir para que les alivien el pasote. Ir¨¢n a esos templos del sufrimiento poblados por moribundos, personas provisionalmente o duraderamente jodidas, destrozos f¨ªsicos y mentales. La festiva horda afirma con gritos borrachos que por fin se sienten libres. Jam¨¢s ese hermoso concepto ha sido tan degradado. El uso de su sagrada libertad se merece la c¨¢rcel. Y habr¨¢ adultos necios que sigan convencidos de que juventud es sin¨®nimo de divino tesoro.
Voy a brindar en soledad, sin peligro para nadie, excepto para mi organismo si trasiego la botella entera, por la salvaci¨®n de mi amigo. Y en un futuro pr¨®ximo lo har¨¦ con ¨¦l y con su mujer. Y s¨¦ que en mi resaca no se colar¨¢ esta vez la depresi¨®n.
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