Estigmatizar al barrio
Las asociaciones vecinales de Entrev¨ªas est¨¢n enfadadas con la serie de Mediaset porque difunde una imagen del lugar como un foco de droga y marginalidad
¡°Los medios de comunicaci¨®n suelen resaltar todo lo malo de Vallecas, nunca lo bueno¡±, me dijo hace unos meses Pepe Molina, un hist¨®rico militante vecinal de ese distrito madrile?o. En el imaginario popular, ampliamente difundido por pel¨ªculas (sobre todo las del cine quinqui), series e informativos, Vallecas ha sido h¨¢bitat natural de toxic¨®manos, delincuentes y todo tipo de maleantes, una imagen que probablemente se forj¨® en los a?os m¨¢s duros de la epidemia de hero¨ªna de los ochenta, cuando esos barrios estaban tod...
¡°Los medios de comunicaci¨®n suelen resaltar todo lo malo de Vallecas, nunca lo bueno¡±, me dijo hace unos meses Pepe Molina, un hist¨®rico militante vecinal de ese distrito madrile?o. En el imaginario popular, ampliamente difundido por pel¨ªculas (sobre todo las del cine quinqui), series e informativos, Vallecas ha sido h¨¢bitat natural de toxic¨®manos, delincuentes y todo tipo de maleantes, una imagen que probablemente se forj¨® en los a?os m¨¢s duros de la epidemia de hero¨ªna de los ochenta, cuando esos barrios estaban todav¨ªa saliendo del pasado chabolista que hab¨ªa generado aquella clase trabajadora que escap¨® del campo. ¡°Vallecas es un cielo de pobres derribados¡±, escribi¨® Paco Umbral en este diario por 1978. En vista del estreno de la serie Entrev¨ªas, las cosas no han cambiado mucho en el mundo de la ficci¨®n, aunque la realidad no pare de cambiar.
El Entrev¨ªas vallecano real es, como su nombre indica, un barrio rodeado de v¨ªas de tren. No est¨¢ exento de problemas: suele figurar en los rankings como el barrio de menor renta de Madrid (en contraposici¨®n a, por ejemplo, el barrio de Salamanca), de modo que sufre el azote de la pobreza, la desigualdad, las casas de apuestas vamp¨ªricas, los desahucios, el desempleo, etc. Curiosamente, por all¨ª cae tambi¨¦n la Asamblea de Madrid, el parlamento de la Comunidad, que se ubic¨® en el barrio porque sal¨ªa bien de precio y por aquello de lograr cierto equilibrio territorial en cuesti¨®n de instituciones, aunque la mayor¨ªa de los pol¨ªticos van al esca?o sin mirar para el barrio.
¡°Hijos de puta los hay de todos los colores, pero todos acaban en Entrev¨ªas¡±, se dice en la serie, y no se refiere a los diputados. En la ficci¨®n de Mediaset este no es un barrio obrero con los t¨ªpicos problemas de barrio obrero, sino un foco ¡°podrido¡± de marginalidad, droga, prostituci¨®n, delincuencia, corrupci¨®n policial, donde la inmigraci¨®n parece haber generado la decadencia. Se parece mucho a lo que imagina la extrema derecha que son los barrios de clase trabajadora que trata de adoptar como caladero. ¡°Estercoleros multiculturales¡±, seg¨²n afirm¨® una integrante de Vox.
Jos¨¦ Coronado, que levanta la serie con su actuaci¨®n, interpreta a un ferretero reaccionario, exmilitar, al que no hay que buscarle mucho las cosquillas para que le entren las ganas de tomarse la justicia por su mano. Curiosamente, a pesar de la humildad del barrio, y como suele pasar en muchas producciones espa?olas, tiene un piso que parece decorado por un interiorista de gusto vintage. Se intuye que con el transcurso de la serie le iremos cogiendo cari?o a este se?or tan desagradable, que ir¨¢ revelando coraz¨®n. En ese aspecto, el personaje Tirso Abantos recuerda al veterano de Corea que interpreta Clint Eastwood en su pel¨ªcula Gran Torino y que est¨¢ hasta las narices de los cambios que los migrantes traen a su barrio.
Investigaciones en neurociencia de las universidades de Duke y Princeton demuestran que la falta de contacto con otros grupos sociales, como la que produce la segregaci¨®n urbana (y esta es su versi¨®n televisiva), redunda en una peor compresi¨®n del otro, en una menor empat¨ªa y, al cabo, en unas peores pol¨ªticas sociales. Las asociaciones vecinales de Entrev¨ªas est¨¢n enfadadas, y con raz¨®n, porque se difunde una imagen del barrio que les estigmatiza, como si no tuvieran ya suficientes problemas con vivir en la parte menos cuidada de la sociedad y la urbe. Sobre todo, si estos contenidos alcanzan una audiencia masiva: en su estreno la serie congreg¨® a m¨¢s de dos millones de espectadores. La cadena dice, para salir del paso, que aunque se llame Entrev¨ªas no se refiere a Entrev¨ªas, que es como si Woody Allen dijera que aunque se llame Manhattan no se refiere a Manhattan. O sea, no cuela.
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