Hacer trampas al Monopoly
Como prueba ¡®Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo¡¯, lo perturbador no es que tantos utilicen sus privilegios para frisar la ilegalidad sino, que ni siquiera sean conscientes de ello
En el cuarto cap¨ªtulo de Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo, Sienna Miller se indigna al descubrir que los padres de su marido le permit¨ªan hacer trampas al Monopoly. Puede parecer una minucia en un thriller que gira sobre una presunta violaci¨®n, pero esa bagatela la lleva a cuestionarse si tan temprana indulgencia ante el delito ha podido escacharrar la br¨²jula mora...
En el cuarto cap¨ªtulo de Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo, Sienna Miller se indigna al descubrir que los padres de su marido le permit¨ªan hacer trampas al Monopoly. Puede parecer una minucia en un thriller que gira sobre una presunta violaci¨®n, pero esa bagatela la lleva a cuestionarse si tan temprana indulgencia ante el delito ha podido escacharrar la br¨²jula moral de un hombre que lleg¨® al mundo con todos los privilegios de serie.
La benevolencia con la que se tratan las faltas de los favorecidos es lo m¨¢s infelizmente realista de la ficci¨®n de David E. Kelley. Como cosas de pillos han catalogado algunos el ya pen¨²ltimo caso de comisionismo salvaje. Obviando que pillos eran Roberto Carlos y Ra¨²l desmantelando defensas con un saque de banda vertiginoso, meter pa la saca millones a costa del sufrimiento ajeno deber¨ªa recibir adjetivos menos piadosos, a pesar de que los implicados consideren que m¨¢s que condenas merecen medallas porque la realidad tiende m¨¢s al esperpento que al thriller.
Lo perturbador no es que tantos utilicen sus privilegios para frisar la ilegalidad, sino que ni siquiera sean conscientes de ello. Como el cilantro, la amoralidad no se percibe igual por todos.
¡°Vives en otro mundo, chico¡±, le espet¨® Piqu¨¦ a Juanma Gonz¨¢lez el martes en ese Twitch en el que juega a ser Frost aunque esta semana haya devenido en Nixon. Ajeno a que quien habita un universo moralmente alternativo es ¨¦l. Incapaz de asimilar la obscenidad que conlleva organizar una competici¨®n en la que participa o mercadear con pa¨ªses que pisotean los derechos humanos. Resulta tan grotesco como escuchar a uno de los capitanes del club que hace gala de abominar de la espa?ol¨ªa, cortejando a un rey de Espa?a. Un giro de guion mucho m¨¢s impredecible que el que cierra la serie de Netflix.
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