Obama explora la naturaleza sin abusar del serm¨®n
El expresidente de EE UU produce y presenta ¡®Nuestros grandiosos parques nacionales¡¯ en Netflix. Una trabajada serie documental sobre animales que cooperan y se comunican en vez de depredarse
Se podr¨¢ discutir si Barack Obama fue un gran presidente, pero no que es un gran comunicador. Desde que sali¨® de la Casa Blanca anda metido en la producci¨®n audiovisual, con documentales notables como American Factory. Lo ¨²ltimo es una serie de naturaleza: Nuestros grandiosos parques nacionales, cinco cap¨ªtulos en Netflix que visitan la vida salvaje en grandes espacios protegidos del planeta.
La narraci¨®n ...
Se podr¨¢ discutir si Barack Obama fue un gran presidente, pero no que es un gran comunicador. Desde que sali¨® de la Casa Blanca anda metido en la producci¨®n audiovisual, con documentales notables como American Factory. Lo ¨²ltimo es una serie de naturaleza: Nuestros grandiosos parques nacionales, cinco cap¨ªtulos en Netflix que visitan la vida salvaje en grandes espacios protegidos del planeta.
La narraci¨®n es del propio Obama, pero no acapara el plano porque las im¨¢genes son potentes en s¨ª mismas. Se nota la ambici¨®n: sin llegar a la altura de los Planet Earth y Blue Planet de David Attenborough ¡ªnadie llega¡ª, queda claro que el expresidente dispone de un equipo de primera, incluido alg¨²n colaborador del naturalista ingl¨¦s. El cap¨ªtulo inicial hac¨ªa temer que Obama se explayara en sus sermones sobre el valor del medio ambiente y la lucha contra la crisis clim¨¢tica, pero en los siguientes se atiene a su papel de poner voz a lo que est¨¢n haciendo los animales en sus h¨¢bitats, que ya es fascinante en s¨ª mismo. Y eso que dos entregas vinculan a Obama con sus or¨ªgenes: la rodada en Kenia, donde naci¨® su padre, y la de Indonesia, donde pas¨® parte de su infancia con su madre. Los otros dos parques que visita en esta tanda de cap¨ªtulos est¨¢n en la bah¨ªa de Monterrey (California) y la Patagonia chilena.
Lo original es que las c¨¢maras no persiguen escenas de depredaci¨®n, que tenemos muy vistas, sino de cooperaci¨®n animal. Y asombra conocer una comunicaci¨®n sofisticada no ya entre individuos de una manada ¡ªsimios h¨¢biles con las herramientas, elefantes solidarios¡ª, sino entre especies. Que el hipop¨®tamo abre la bocaza en el agua para que los peces le limpien los dientes y a su vez se alimenten, eso es confianza; que un ex¨®tico p¨¢jaro, el c¨¢lao bicorne, se asocia con mangostas enanas que le buscan comida a cambio de su vigilancia a¨¦rea; que a unos macacos japoneses les divierte tirar fruta a los ciervos.
La ciencia ya desminti¨® el mito de la ¨²nica especie inteligente. Esto de Obama resulta una cura de humildad para el engre¨ªdo Homo sapiens.
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