La guerra de los selfis
¡®Borgen¡¯ y ¡®La ciudad es nuestra¡¯ tratan el auge de las redes en la comunicaci¨®n pol¨ªtica, un terreno peligroso como han comprobado Irene Montero e Isabel D¨ªaz Ayuso
Hay dos series en cartel que tratan un asunto m¨¢s propio de una clase de periodismo o de sociolog¨ªa que de una trama de thriller: el fin de la comunicaci¨®n pol¨ªtica mediada. Dicho en otras palabras: cuando se prefiere Twitter e Instagram a un periodista que pregunte cosas. La ¨²ltima temporada de Borgen presenta a una Birgitte ministra que aprende a usar Instagram, anuncia acuerdos de gobierno y leyes haci¨¦ndose selfis con la primera ministra y des...
Hay dos series en cartel que tratan un asunto m¨¢s propio de una clase de periodismo o de sociolog¨ªa que de una trama de thriller: el fin de la comunicaci¨®n pol¨ªtica mediada. Dicho en otras palabras: cuando se prefiere Twitter e Instagram a un periodista que pregunte cosas. La ¨²ltima temporada de Borgen presenta a una Birgitte ministra que aprende a usar Instagram, anuncia acuerdos de gobierno y leyes haci¨¦ndose selfis con la primera ministra y descubre que su poder se refuerza mucho m¨¢s subiendo la foto de su desayuno que explicando las relaciones con China en una entrevista. En La ciudad es nuestra, el regreso a Baltimore de los padres de The Wire, tambi¨¦n se reflexiona sobre la incomparecencia del periodismo mediante la epidemia de v¨ªdeos espont¨¢neos sobre violencias policiales que confunden y a?aden caos a una realidad ya de por s¨ª ca¨®tica: sin una voz que ordene y narre los sucesos ¡ªsostiene David Simon¡ª, los amigos del fascismo tienen la senda expedita.
La guerra de los selfis a cuenta del viaje de Irene Montero y su s¨¦quito a Estados Unidos confirma el acierto de esta reflexi¨®n. Quienes dirigen la comunicaci¨®n de la ministra quisieron transmitir una imagen de desenfado que sus oponentes interpretaron como fr¨ªvola, lo que dio ocasi¨®n a sus partidarios de contraatacar con otros selfis vergonzantes, en especial uno de Ayuso y su s¨¦quito que m¨¢s parec¨ªa una despedida de soltera que un viaje oficial. Quienes los aireaban ca¨ªan en el whataboutism (y t¨² m¨¢s) que ha sustituido a la discusi¨®n ideol¨®gica: solo me parece mal lo que hace el otro bando.
Cuando uno cre¨ªa que el debate no pod¨ªa degradarse m¨¢s, llegan los selfis. Dentro de poco, las campa?as electorales se har¨¢n con emoticonos, y los debates parlamentarios, con bailes de Tiktok. Y nos parecer¨¢ estupendo, siempre que lo hagan los nuestros.
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