Por qu¨¦ ¡®RRR¡¯, la pel¨ªcula india de superh¨¦roes patrioteros, se volvi¨® un fen¨®meno
El guion es infame y el resultado, espectacular. Remite m¨¢s a Marvel que a ninguna memoria hist¨®rica. Su ¨¦xito apunta un camino al cine nacionalista
Es burda. Grotesca. Un guion de superh¨¦roes para una pel¨ªcula de mensaje patriotero. En las escenas de mayor tensi¨®n se ponen a cantar. Un disparate envuelto en una bandera. Pero cuesta apartar los ojos de la pantalla durante las m¨¢s de tres horas que dura RRR, el gran taquillazo del cine indio que se ha puesto entre lo m¨¢s visto en Netflix. No viene de Bollywood, la fecunda industria audiovisual de Bombay, sino de ...
Es burda. Grotesca. Un guion de superh¨¦roes para una pel¨ªcula de mensaje patriotero. En las escenas de mayor tensi¨®n se ponen a cantar. Un disparate envuelto en una bandera. Pero cuesta apartar los ojos de la pantalla durante las m¨¢s de tres horas que dura RRR, el gran taquillazo del cine indio que se ha puesto entre lo m¨¢s visto en Netflix. No viene de Bollywood, la fecunda industria audiovisual de Bombay, sino de Tollywood, otro centro f¨ªlmico surgido en torno a Calcuta y extendido hasta el sur del pa¨ªs, que emplea la lengua telugu en vez del hindi.
RRR significa Rise Roar Revolt, algo as¨ª como alzamiento, rugido y revuelta. Encaja bien en el nuevo nacionalismo indio que encarna el presidente Narendra Modi. Se ambienta en los a?os veinte del siglo XX y sigue a dos bravos combatientes identificados como figuras reales de la resistencia al imperio brit¨¢nico: Alluri Sitarama Raju y Komaram Bheem. En esta ficci¨®n parten de bandos opuestos, uno en la polic¨ªa colonial y el otro en la revuelta independentista. Se fabula una amistad ¨ªntima y condenada al enfrentamiento entre dos h¨¦roes nacionales que nunca coincidieron. Da igual: los historiadores no pintan nada aqu¨ª. Solo importa el despliegue de combates incre¨ªbles, hasta con fieras, y de poderes casi sobrenaturales, un espect¨¢culo adrenal¨ªtico que remite m¨¢s a Marvel que a ninguna memoria nacional. Los efectos especiales son m¨¢s ingeniosos que perfectos, pero funcionan.
Es maniquea, claro. Los colonos brit¨¢nicos son malvados y s¨¢dicos ¡ªno lo son los indios a su servicio¡ª y los rebeldes lo dan todo por su pa¨ªs, incluso en misiones suicidas. En un mercado audiovisual que ans¨ªa productos ex¨®ticos que rompan la monoton¨ªa, el fen¨®meno revela un nuevo potencial para la propaganda nacionalista. Una idea infame es otra cosa en manos de un equipo, profesional y con medios, de cine de acci¨®n.
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