¡®Casete¡¯: para entender un pa¨ªs hay que escarbar en su basura
Esta producci¨®n, dirigida por Edu Gal¨¢n, es un ejercicio de reconstrucci¨®n de la memoria espa?ola sutil, profundo y fascinante
Me imagino que ya habr¨¢ gente estudiando la evoluci¨®n de los podcasts desde sus or¨ªgenes underground. En poco tiempo, ha pasado de ser un g¨¦nero espont¨¢neo, hecho por aficionados voluntariosos con m¨¢s ganas que talento y sin m¨¢s medios que un tel¨¦fono m¨®vil con sonido de lata, a superproducciones sonoras de alt¨ªsimo refinamiento. Un paseo por las plataformas m¨¢s grandes en espa?ol, como Ser Podcast,...
Me imagino que ya habr¨¢ gente estudiando la evoluci¨®n de los podcasts desde sus or¨ªgenes underground. En poco tiempo, ha pasado de ser un g¨¦nero espont¨¢neo, hecho por aficionados voluntariosos con m¨¢s ganas que talento y sin m¨¢s medios que un tel¨¦fono m¨®vil con sonido de lata, a superproducciones sonoras de alt¨ªsimo refinamiento. Un paseo por las plataformas m¨¢s grandes en espa?ol, como Ser Podcast, Podium Podcast o Sonora, se parece mucho a una excursi¨®n cin¨¦fila, pero sin im¨¢genes. Pronto habr¨¢ que acu?ar un t¨¦rmino para el degustador y connoisseur de estas obras de arte orales, el mel¨®mano del podcast.
En Sonora me ha sorprendido y encantado Casete, una producci¨®n de mi amigo Edu Gal¨¢n, que aborda un asunto que no podr¨ªa interesarme menos: los chistes de cintas de gasolinera. Si no le tuviera tanto cari?o al autor, seguramente nunca la habr¨ªa escuchado, y me habr¨ªa perdido un ejercicio de reconstrucci¨®n de la memoria espa?ola sutil, profundo y fascinante. La serie ¡ªseis cap¨ªtulos de media hora¡ª no trata sobre los chistes de gasolinera, sino sobre un tiempo y un pa¨ªs. A partir de un objeto tan obsoleto, humilde, vulgar y hasta chabacano, un desperdicio de la historia que ni siquiera tiene categor¨ªa para revenderse en el rastro, dibuja una verdad poderosa que solo asoma en las buenas novelas.
Aparecen los espa?oles que se re¨ªan en el coche con esos chistes, y con ellos aparece el paisaje de carreteras bacheadas y letales de los a?os de la transici¨®n, y en las horas de tedio y calor asoman m¨²sicos de gira, actores de teatro, camioneros, familias de vacaciones e hijos que aprenden a querer a sus padres. Aparece el pa¨ªs entero, un pa¨ªs de chiste que escucha chistes como analgesia para una vida miserable. Para entender una civilizaci¨®n casi siempre hay que buscar en su basura.
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