El verdadero discurso del Rey es el de Raphael
Antes de la tele en color, antes de que hubiera discurso del Rey, antes de que hubiera siquiera un rey, Raphael ya formaba parte de nuestras navidades
Antes de la tele en color, antes de que hubiera discurso del Rey, antes de que hubiera rey, ya ten¨ªamos rey de la Navidad. La primera vez que Raphael nos felicit¨® las fiestas desde Televisi¨®n Espa?ola fue el mismo a?o que se proclam¨® al pr¨ªncipe Juan Carlos sucesor de Franco, pero el trono popular ya estaba ocupado. Se sentaba sobre ¨¦l un jovencito de Linares, con ra...
Antes de la tele en color, antes de que hubiera discurso del Rey, antes de que hubiera rey, ya ten¨ªamos rey de la Navidad. La primera vez que Raphael nos felicit¨® las fiestas desde Televisi¨®n Espa?ola fue el mismo a?o que se proclam¨® al pr¨ªncipe Juan Carlos sucesor de Franco, pero el trono popular ya estaba ocupado. Se sentaba sobre ¨¦l un jovencito de Linares, con raya al lado, pajarita ancha y voz descomunal. Un joven que hoy, a sus 79 a?os, es como un buen jersey negro de cuello cisne: no caduca, combina con todo y le queda bien a cualquiera.
En 1975, a?o del primer discurso del rey Juan Carlos, Raphael ya ten¨ªa casi cinco lustros de carrera. Pero sus credenciales como emisor del verdadero mensaje navide?o no solo las dicta la veteran¨ªa. Frente a los discursos institucionales diplom¨¢ticos, no hay nada como volver a escuchar Qu¨¦ sabe nadie ¡ªla ¨²nica verdad suprema, nadie sabe nada¡ª este a?o a medias con M¨®nica Naranjo (en un d¨²o que record¨® a ese En el punto de partida que se marc¨® con Roc¨ªo Jurado pocos meses antes de su fallecimiento). O ese Esc¨¢ndalo, tambi¨¦n aplicable al estado de la cuesti¨®n pol¨ªtica, que se marc¨® con Nathy Peluso. En esta ocasi¨®n el especial se llamaba Raphael, de tanta gente. Le sobra la prudencia: Raphael es de todos, tambi¨¦n de aquellos a los que no les gusta.
Un titular antiguo de El Mundo Today dice: ¡°Raphael firma con TVE los especiales de navidad de los pr¨®ximos 500 a?os¡±. Son pocos. A Raphael lo damos por sentado, como las uvas, como el ¨¢rbol. Es eterno, como todas las leyendas, pero un d¨ªa no estar¨¢. Como los familiares con los que re?imos hoy y a los que a?oraremos ma?ana. Como cualquiera de nosotros. Honr¨¦mosle mientras tanto.
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