Un espectacular programa de viajes para un c¨®mico al que no le gusta salir de casa
Apple TV+ propone a Eugene Levy (¡®American Pie¡¯, ¡®Schitt¡¯s Creek¡¯) pasearse por el mundo en ¡®El antiviajero¡¯, en donde el actor se enfrenta a experiencias extremas y al mayor de los lujos con su habitual mirada sarc¨¢stica
Al c¨®mico Eugene Levy no le gusta pasar fr¨ªo. Tampoco le gusta pasar calor. Le inquietan las alturas, conversar con desconocidos, y tambi¨¦n los animales. Tampoco se considera muy aventurero a la mesa. Pero Apple TV+ ha decidido grabarle dando la vuelta al mundo, de la vida salvaje bajo el sol de Sud¨¢frica y la selva de Costa Rica al hielo de Laponia. Tambi¨¦n visita n¨²cleos urbanos, como Lisboa, Tokio y Venecia. Y se lo muestra al espectador en El antiviajero, que ya pu...
Al c¨®mico Eugene Levy no le gusta pasar fr¨ªo. Tampoco le gusta pasar calor. Le inquietan las alturas, conversar con desconocidos, y tambi¨¦n los animales. Tampoco se considera muy aventurero a la mesa. Pero Apple TV+ ha decidido grabarle dando la vuelta al mundo, de la vida salvaje bajo el sol de Sud¨¢frica y la selva de Costa Rica al hielo de Laponia. Tambi¨¦n visita n¨²cleos urbanos, como Lisboa, Tokio y Venecia. Y se lo muestra al espectador en El antiviajero, que ya puede verse en la plataforma de contenido a la carta.
El canadiense, de 76 a?os, (visto en American Pie y en Schitt¡¯s Creek) juega en este nuevo formato de ocho episodios a explotar su vena m¨¢s cascarrabias para terminar sorprendi¨¦ndose por las maravillas que sus destinos le ofrecen. Durante una conversaci¨®n telem¨¢tica desde Londres, el actor asegura que sus pocas ganas de salir de su zona de confort son genuinas. ¡°No odio los aeropuertos, pero odio la idea de tener que pasar el control de seguridad. Tener que quitarte el reloj, el cintur¨®n, que si la cazadora, y el port¨¢til, y los calcetines¡ Y tambi¨¦n que haya gente grit¨¢ndote todo el tiempo lo que tienes que hacer mientras haces una cola de 800 personas. Tu vida se convierte de repente en una cosa miserable de muchas formas diferentes¡±, protesta.
Por eso, cuando recibi¨® la llamada de la plataforma para ofrecerle un proyecto as¨ª, una propuesta que ser¨ªa un sue?o para la mayor¨ªa de los mortales, dijo que no era el hombre para este trabajo, recuerda. Les explic¨® que no le gustaba viajar. Los responsables del programa, tras pens¨¢rselo un poco, volvieron a contactar con ¨¦l para decirle que ese inconveniente les parec¨ªa todav¨ªa m¨¢s interesante.
Este atractivo viaje por el mundo lleg¨® entonces como un regalo con trampa. No solo se trata de visitar los hoteles m¨¢s exclusivos, aunque de eso hay mucho, para deleite de los espectadores. Levy se enfrenta a situaciones consideradas extremas para alguien tan reservado como ¨¦l. Tiene que acompa?ar sobre el escenario a un experto cantante de fados, ba?arse en agua helada y colaborar con un grupo de veterinarios para explorar la salud de los elefantes africanos introduciendo su brazo en el recto de uno de los animales.
Su dominio de la comedia de la improvisaci¨®n, labrada en escenarios como el m¨ªtico The Second City de Toronto, podr¨ªa parecer una ayuda ante las situaciones que le plantea el programa, pero lo cierto es que no sirvi¨® de mucho, confiesa. ¡°Funcionaba mejor verme lidiar con mis limitaciones personales, en especial a la hora de charlar con extra?os, en vez de intentar solventarlo con mi experiencia profesional¡±, comenta al otro lado de la pantalla.
Sorpresas tard¨ªas
Levy vivi¨® el gran ¨¦xito de su carrera tras m¨¢s de 40 a?os trabajando en Hollywood. La comedia Schitt¡¯s Creek, estrenada en 2015 y creada junto a sus dos hijos, Daniel y Sarah, aguant¨® seis temporadas en emisi¨®n, arras¨® en los Emmy y es ya un t¨ªtulo de culto. As¨ª que el veterano humorista ya est¨¢ acostumbrado a aprovechar las sorpresas que le da la vida, por mucho que proteste ante las c¨¢maras de El antiviajero.
A pesar de haber sido uno de los m¨¢s sufridos, el episodio dedicado a Sud¨¢frica fue uno de los que m¨¢s va a sorprender a la audiencia, contagiada por el permanente estado de asombro que experiment¨® ¨¦l mismo en su visita, avanza. ¡°No ten¨ªa ninguna gana de ir a un safari. No entend¨ªa la gracia de estar a las cinco de la ma?ana en un jeep para ver en vivo animales que ya puedes ver a trav¨¦s de una pantalla. Pero, una vez que estuve all¨ª, fue una transformaci¨®n impresionante. Comenc¨¦ a sentir mucha conexi¨®n con los paisajes, con el pa¨ªs y con su vida salvaje¡±, defiende. Una de las cosas que m¨¢s le impresion¨® fue visitar un centro de conservaci¨®n de rinocerontes. ¡°Hasta ese momento pensaba que era uno de los animales m¨¢s feos que ha dado el planeta, como una cosa bizarra y prehist¨®rica que sigue ah¨ª. Pero fue duro ver c¨®mo mueren o quedan malheridos a manos de mercenarios y cazadores. Y c¨®mo muchas cr¨ªas quedan abandonadas¡±, prosigue. El equipo grab¨® en uno de esos centros, aunque sin facilitar la localizaci¨®n exacta para protegerlos de los cazadores furtivos. ¡°Verlo tal y como lo mostramos en pantalla te hace darte cuenta de que sus vidas son algo m¨¢s que un titular en un peri¨®dico del que te lamentas justo antes de seguir adelante con tu d¨ªa¡±.
El cap¨ªtulo de Lisboa, aun siendo un entorno mucho menos ex¨®tico, ejemplifica igualmente la apertura de miras que el espacio pretende contagiar al espectador. A trav¨¦s de los ojos de Levy, la capital portuguesa se ve como una joya oculta del sur de Europa, a la altura hist¨®rica y tur¨ªstica de otros grandes iconos del continente como Par¨ªs. ¡°Apenas sab¨ªa nada de ella. Es fascinante descubrir que es un lugar m¨¢s antiguo que Roma. Y que en su arquitectura urbana hace gui?os a R¨ªo de Janeiro y a San Francisco. Recuerdo haber le¨ªdo en la escuela sobre exploradores portugueses, pero no sab¨ªa lo mucho que hab¨ªan permitido que otras culturas influyeran en la suya y en la del resto de Europa. Como que el t¨¦ se introdujo en la cultura inglesa a trav¨¦s de Portugal¡±.
Ese peque?o giro, el de contar con un presentador improbable en este tipo de formatos, es la clave que marca la diferencia. ¡°La idea no era hacer una comedia. El humor nace de forma natural porque yo formo parte de esta historia. Pero en el resto de aspectos, El antiviajero tiene que ser tan buen programa de viajes como el que m¨¢s¡±, comenta.
Tras ver sus ocho visitas por el mundo y abriendo la puerta al clich¨¦, ?no es Eugene Levy demasiado c¨ªnico para ser canadiense? ?Quiz¨¢ ha pasado demasiado tiempo viviendo en Los ?ngeles? ¡°Es cierto que esa actitud es muy poco canadiense, pero la ciudad no tiene la culpa. Es porque he pasado demasiado tiempo en la industria del entretenimiento¡±, responde con una sonrisa ir¨®nica bajo sus gafas.
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