Eurovisi¨®n 2023: aburrida victoria de Suecia e injusto el televoto con Blanca Paloma
La representante espa?ola fue de lo mejor de un certamen endeble y conservador
Al p¨²blico no le gusta el flamenco. Y nosotros que cre¨ªamos que s¨ª, con la influencia mundial desde hace unos a?os de Rosal¨ªa. Pero parece que a la gente allende nuestras fronteras le gusta m¨¢s la faceta reguetonera de la catalana que El mal querer. El televoto dio cinco puntos a Blanca Paloma, la representante espa?ola, una puntuaci¨®n de chiste, inmerecida. No ped¨ªamos mucho: quedar entre los 10 primeros. Si lo hubi¨¦ramos conseguido, nos habr¨ªamos acostado con una sensaci¨®n de acogedora felicidad. Hay que tener en cuenta que hablamos de Espa?a, que desde hace 54 a?os no gana (1969, Salom¨¦, Vivo cantando). Y lo ten¨ªamos casi en la mano con la puntuaci¨®n del jurado (9? puesto). Pero ni eso: tras ese tercer puesto de Chanel el a?o pasado volvemos a caer en el pozo del drama eurovisivo. Quedamos en el puesto 17. Sin embargo, Eaea fue de las mejores canciones que sonaron en la noche del s¨¢bado en Liverpool.
Ocurri¨® que, visto en conjunto, la propuesta de la artista ilicitana destac¨® sobre el resto, bastante endeble en l¨ªneas generales. Se ci?e el tema de Blanca Paloma a una corriente efervescente desde hace algunas temporadas en Espa?a: m¨²sica de inspiraci¨®n tradicional realizada con herramientas y actitud moderna. No es una cosa nueva, sobre todo si hablamos de flamenco (?se acuerdan de Smash?), pero lo que s¨ª es vibrante novedad es que existe una generaci¨®n de m¨²sicos j¨®venes que se encuentran explorando actualmente esta v¨ªa y que, al menos en Espa?a, gusta.
Blanca Paloma cont¨® con una poderosa arma: una voz enorme y honda, que pellizca. Su interpretaci¨®n result¨® notable y la puesta en escena atractiva sin abusar de cacharrer¨ªa. Pero los c¨®digos eurovisivos no son f¨¢ciles de esquivar. Estamos en un contexto donde prima la tan mentada puesta en escena (cuanto m¨¢s mareante mejor), la base musical en forma de masa s¨®nica, la potencia pulmonar en detrimento de la personalidad¡ Es lo que aprecia el p¨²blico que se moviliza y vota. Si te sales de ah¨ª, pocas posibilidades tienes de trascender.
Gan¨® Suecia con Loreen, con una canci¨®n, Tattoo, de arquitectura similar a la que se alz¨® con la victoria en 2012, Euphoria. No se ha avanzado mucho en 11 a?os, pues. Una victoria conservadora, obvia, aburrida. No hubo riesgo en una competici¨®n cada a?o m¨¢s obsesionada por no salirse del carril de la moderaci¨®n.
Fue un concurso flojo. Porque es necesario ampliar el foco y tomar distancia de la euforia eurovisiva. Poni¨¦ndole buena voluntad, se podr¨ªan destacan la elegancia disco de Francia (La Zarra), esos coros soul de B¨¦lgica (Gustaph), la contenci¨®n de la agradable canci¨®n de Lituania (Monika Linkyt¨¦), la exuberancia de la Chanel de Israel (Noa Kirel). Y poco m¨¢s.
Pero celebremos la m¨²sica, que es lo que importa. Nada de lo que pas¨® anoche existir¨ªa sin el talento y el descaro de cuatro chicos que montaron una revoluci¨®n a principios de los sesenta desde donde se desarroll¨® la final, Liverpool. Desc¨²branles esa m¨¢gica m¨²sica a sus hijos, a sus nietos. H¨¢ganse un favor y escuchen a The Beatles. Todos los d¨ªas. Toda la vida.
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