¡®Cu¨¦ntame¡¯ est¨¢ por encima de lo que nadie pueda pensar sobre ella
Como lo cl¨¢sico, la serie existe por derecho propio, se ha enclavado en el esp¨ªritu de Espa?a y explica el pa¨ªs
Muri¨® Herminia bajo uno de los pocos ¨¢rboles que alivian el sol manchego de Sagrillas, el mismo ¨¢rbol que aparece en la cabecera. Muri¨® tras un parlamento oracular, en una silla monoblock de pl¨¢stico blanco y aplic¨¢ndose una especie de eutanasia ret¨®rica, a modo de punto final. Le pas¨® los trastos a Carlos, a quien confi¨® la misi¨®n de restaurar la concordia de la familia, como si fuese un relator en Suiza, y fin¨® en un plano con alardes de pintura al ¨®leo. Y ya est¨¢. El resto de...
Muri¨® Herminia bajo uno de los pocos ¨¢rboles que alivian el sol manchego de Sagrillas, el mismo ¨¢rbol que aparece en la cabecera. Muri¨® tras un parlamento oracular, en una silla monoblock de pl¨¢stico blanco y aplic¨¢ndose una especie de eutanasia ret¨®rica, a modo de punto final. Le pas¨® los trastos a Carlos, a quien confi¨® la misi¨®n de restaurar la concordia de la familia, como si fuese un relator en Suiza, y fin¨® en un plano con alardes de pintura al ¨®leo. Y ya est¨¢. El resto del episodio fue una coda largu¨ªsima con la que simpatizamos quienes nunca sabemos decir adi¨®s y nos quedamos de palique en la puerta del bar hasta que nos dan las claras.
El arte de la despedida es el menos comprendido y cultivado de los recursos del contador de historias, pero fen¨®menos como Cu¨¦ntame pueden excederse lo que quieran. El final era un acontecimiento y como tal se narr¨®. Chimp¨²n. Hasta aqu¨ª hemos llegado. Cay¨® la ¨²ltima expresi¨®n de la cultura pop que naci¨® cuando la televisi¨®n era otra cosa, y ha llegado hasta hoy, cuando ninguna serie puede aspirar a significar tanto.
Cu¨¦ntame trascendi¨® hace mucho los juicios que se puedan hacer sobre ella. No importa que se la venere o se la desprecie; no importa que se la tome como un aparato de propaganda nost¨¢lgica y reaccionaria o como un cuadro historicista; no importa que los intelectuales de la ceja alta se burlen de ella ni que los intelectuales de ceja baja reivindiquen su poder¨ªo kitsch; no importa que se la tome por popular o por populista, ni por culebr¨®n retr¨®grado o vanguardia narrativa. Cu¨¦ntame est¨¢ m¨¢s all¨¢ de toda esa ch¨¢chara. Como lo cl¨¢sico, existe por derecho propio, se ha enclavado en el esp¨ªritu de Espa?a y explica el pa¨ªs. Y esto podr¨¢ lamentarse, pero no negarse.
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