?Cre¨® Dios a Aretha Franklin?
La artista explot¨® su prodigiosa voz y se puso m¨ªstica para cantar g¨®spel en una parroquia en 1972. De ah¨ª sali¨® ¡®Amazing Grace¡¯, su disco m¨¢s vendido y una pel¨ªcula que tuvo que esperar a 2018. La experiencia lleva al ¨¦xtasis a quien crea, al menos, en el arte
No eran su repertorio habitual, pero cant¨® como nunca. En enero de 1972, Aretha Franklin ten¨ªa 29 a?os y era toda una estrella cuando decidi¨® volver al principio: a la m¨²sica g¨®spel que le ense?aron en su casa de Detroit sus padres, el pastor baptista y activista por los derechos civiles C.L. Franklin y la cantante y pianista Barbara Siggers Franklin. Regresa al hogar a pesar de que guardaba traumas de su infancia: su madre se fue de casa cuando Aretha ten¨ª...
No eran su repertorio habitual, pero cant¨® como nunca. En enero de 1972, Aretha Franklin ten¨ªa 29 a?os y era toda una estrella cuando decidi¨® volver al principio: a la m¨²sica g¨®spel que le ense?aron en su casa de Detroit sus padres, el pastor baptista y activista por los derechos civiles C.L. Franklin y la cantante y pianista Barbara Siggers Franklin. Regresa al hogar a pesar de que guardaba traumas de su infancia: su madre se fue de casa cuando Aretha ten¨ªa seis a?os y muri¨® cuando ten¨ªa 10; su padre hab¨ªa dejado embarazada a una adolescente y ella misma fue madre antes de cumplir los 13 y por segunda vez a los 14. Eso no hab¨ªa frenado una carrera mete¨®rica que parti¨® de los cantos espirituales de la comunidad afroamericana y luego la convirti¨® en la reina del soul.
Cuando parec¨ªa quedar atr¨¢s su momento de mayor gloria (el ¨¢lbum de su consagraci¨®n, I Never Loved A Man The Way I Love You, es de 1967) Frankin y su equipo dispusieron todo para dos sesiones memorables en la New Temple Missionary Baptist Church, en el barrio de Watts, en el sur de Los ?ngeles, un recinto para unas 150 personas. Aretha pone su prodigiosa voz y se sienta al piano, acompa?ada por el reverendo (y otra figura del g¨®spel) James Cleveland, adem¨¢s de la solvente banda que la acompa?aba en sus directos y un gran coro: Southern California Community Choir. Se grabar¨ªa para un disco y para una pel¨ªcula que dirigir¨ªa Sydney Pollack. El disco se edit¨® en junio de ese a?o y fue el m¨¢s vendido de su carrera en EE UU (se discute si en ventas globales lo super¨® Who¡¯s Zoomin¡¯ Who?, de 1985). Pero la pel¨ªcula, por problemas en la grabaci¨®n y por la resistencia de la artista a su publicaci¨®n, no vio la luz hasta casi medio siglo despu¨¦s, 2018, cuando ya hab¨ªa muerto tanto la cantante como el director. El productor Alan Elliott hab¨ªa logrado sincronizar la imagen y el sonido, lo que no pudo Pollack (poco acostumbrado a filmar m¨²sica); los herederos de Franklin dieron el visto bueno despu¨¦s de varios a?os en los que ella hab¨ªa bloqueado su estreno por motivos nunca explicados, que se suponen econ¨®micos. El resultado se llama Amazing Grace, ocupa un lugar destacado en la historia de la m¨²sica y est¨¢ disponible en Filmin y Movistar+.
Es una grabaci¨®n austera en un lugar austero, pero en la que se goza cada sonido y se percibe una atm¨®sfera m¨¢gica que por momentos se acerca al ¨¦xtasis. Era enero y por los abrigos deb¨ªa hacer fr¨ªo fuera, pero dentro la temperatura no dejaba de subir. Aretha Franklin suda la gota gorda (literalmente), se entrega y saca el m¨¢ximo partido a la voz que Rolling Stone eligi¨® como la mejor de la historia de la m¨²sica popular. El montaje refleja bien la sencillez de aquel concierto: no se corta, por ejemplo, el momento en que ella manda parar para volver a empezar una canci¨®n (Climbing Higher Mountains).
Se filmaron dos sesiones en la iglesia baptista: entre el p¨²blico hab¨ªa una mayor¨ªa de feligreses pero tambi¨¦n fans de la artista, entre ellos Mick Jagger y Charlie Watts, de los Stones. En la segunda toma intervino el padre de Aretha para hacer un breve discurso que elogiaba por igual su talento y su fe. El se?or Franklin lleg¨® con su novia, otra estrella del g¨®spel llamada Clara Ward (que hab¨ªa influido a Aretha y de quien esta interpreta un tema: How I Got Over). Hay primeros planos en los que a la cantante se la ve seria, muy concentrada. Apenas abre la boca m¨¢s que para cantar y poner la piel de gallina a un p¨²blico que participa con entusiasmo con palmas, coros y bailes. Hay muestras muy espont¨¢neas de emoci¨®n: una de las mujeres del coro rompe a llorar; el director del mismo contagia a todos el entusiasmo de sus gestos.
El tremendo dominio vocal y el carisma de Aretha Frankin no ocultan que estamos en un oficio religioso para aut¨¦nticos creyentes, como recuerda el reverendo al principio. Las letras de las canciones seleccionadas (algunas tradicionales, otras de Carole King o Marvin Gaye) hablan de ese cristianismo que aporta sentido de comunidad y da esperanza a la gente humilde: la fuerza de esta religi¨®n, lo que explica su resistencia, est¨¢ en parroquias de barrio como esta.
Dice la estudiosa Karen Armstrong que la religi¨®n es una forma de arte: ¡°Como el mejor arte, la religi¨®n da la posibilidad de escapar del horror que nos rodea y buscar sentido para nuestras vidas¡±. Y la m¨²sica es la m¨¢s espiritual de las artes: es dif¨ªcil de racionalizar y se siente de forma instintiva, aunque pueda ponerse en partituras y medirse con las matem¨¢ticas. Si crees en Dios, dale las gracias por haber creado a Aretha Franklin. Si no, qu¨¦date al menos con que hab¨ªa algo divino en aquel templo.
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