Las series se derrumban tras el estreno
Se hacen primeros episodios de premio y se deja que la cosa se descoyunte hasta la disoluci¨®n definitiva
Contaba Alfredo Landa en las memorias que le narr¨® a Marcos Ord¨®?ez en 2008 (Alfredo el Grande, Aguilar), una maravilla de libro que merecer¨ªa ser rescatado, que hab¨ªa en su ¨¦poca algunos actores y dramaturgos geniales, pero muy vagos. Les acusaba de trabajar para el estreno: daban el todo en la noche inaugural, cuando los cr¨ªticos estaban en la platea, y se dedicaban a cubrir el expediente el resto de la temporada, como, seg¨²n Landa, hac¨ªa ...
Contaba Alfredo Landa en las memorias que le narr¨® a Marcos Ord¨®?ez en 2008 (Alfredo el Grande, Aguilar), una maravilla de libro que merecer¨ªa ser rescatado, que hab¨ªa en su ¨¦poca algunos actores y dramaturgos geniales, pero muy vagos. Les acusaba de trabajar para el estreno: daban el todo en la noche inaugural, cuando los cr¨ªticos estaban en la platea, y se dedicaban a cubrir el expediente el resto de la temporada, como, seg¨²n Landa, hac¨ªa Jos¨¦ B¨®dalo, que sal¨ªa a escena con un auricular para seguir el partido del Madrid por la radio.
Qu¨¦ buen retrato de la mayor¨ªa de las series actuales. Un primer episodio de relumbr¨®n, donde todo el equipo echa el resto y se plantea una premisa deslumbrante que algunos espectadores acaban aplaudiendo desde el sof¨¢, y a partir de ah¨ª, el desmoronamiento. Dicen que la audiencia abandonamos las series tras unos pocos episodios, pero es al rev¨¦s: son los autores quienes desaparecen al tercer cap¨ªtulo.
Narrar en serie no lo invent¨® la televisi¨®n, ni siquiera el follet¨ªn del XIX. Las novelas de caballer¨ªas ya eran narraciones en serie que pod¨ªan alargarse hasta el infinito, como lo eran los episodios de la Odisea, que podr¨ªan durar el doble si Ulises diese un rodeo m¨¢s largo para llegar a ?taca. Es una t¨¦cnica vieja y depurada que exige sobre todo una cosa: constancia. No es un arte para genios vagos, sino para currantes de la narraci¨®n, que han dimitido de las series de hoy: hacen primeros episodios de premio y dejan que la cosa se descoyunte hasta la disoluci¨®n definitiva. Casi ninguna aguanta una temporada. Pienso, entre las de este a?o, en Prime Target o Paradise, estrenos fascinantes cuyos segundos y terceros episodios parecen interpretados por un B¨®dalo pendiente de un penalti.
Puede que sea un mal generalizado, el s¨ªndrome del pitch (presentaci¨®n oral de un proyecto) o del PowerPoint. Vivimos en una sociedad atenta solo a la primera impresi¨®n. Se esfuerza uno tanto en seducir en diez segundos que no sabe c¨®mo armar una relaci¨®n duradera. El mundo se ha vuelto adicto a las primeras veces, como un carrusel de ofertas de Tinder. Vivimos atrapados en un bucle de holas y adioses: ?para qu¨¦ esforzarse en sacar adelante la funci¨®n floja de un martes por la tarde, si ya no queda casi nadie en la platea, y los que quedan si ir¨¢n enseguida a otro estreno? Malos tiempos para quienes creemos que la belleza de la vida se desvela en los d¨ªas de diario y no sabemos ponernos pajarita los s¨¢bados.