Las palabras de Eduard Fern¨¢ndez y los silencios de Jordi ?vole
Una, como espectadora, se queda a vivir en ¡®Lo de ?vole¡¯ de este domingo porque lo que cuenta el actor es lo que ha visto en casa cuando habla de adicci¨®n
¡°?Mentir se te da bien?¡±, pregunta Jordi ?vole. ¡°A veces s¨ª, a veces no¡±, responde Eduard Fern¨¢ndez. El actor habla de su familia, de su oficio, de unas cuantas cosas m¨¢s, es un profesional del asunto. Es ese hombre que pasa desapercibido y despeinado por la vida hasta que la c¨¢mara lo enfoca, y entonces se hace grande, estratosf¨¦rico. Y ?vole, que cata al que tiene enfrente como nadie, m¨¢s a¨²n en esta temporada de entrevistas en ...
¡°?Mentir se te da bien?¡±, pregunta Jordi ?vole. ¡°A veces s¨ª, a veces no¡±, responde Eduard Fern¨¢ndez. El actor habla de su familia, de su oficio, de unas cuantas cosas m¨¢s, es un profesional del asunto. Es ese hombre que pasa desapercibido y despeinado por la vida hasta que la c¨¢mara lo enfoca, y entonces se hace grande, estratosf¨¦rico. Y ?vole, que cata al que tiene enfrente como nadie, m¨¢s a¨²n en esta temporada de entrevistas en Lo de ?vole, le deja hacer hasta que se abre del todo. Como si hubiera olido desde el principio que ese ¡°a veces s¨ª, a veces no¡± es una respuesta semidesnatada. Juegan al parch¨ªs, encienden la chimenea. Vestidos ambos de forma muy parecida hasta que uno de ellos se desnuda.
Es entonces cuando el presentador se calla y hace un gesto que repite a menudo. Coloca su mano en la mand¨ªbula y sus dedos ¨ªndice y pulgar dibujan un ¨¢ngulo recto. Sabe que el silencio toca. Que punto en boca. Porque est¨¢ a punto de suceder algo. Y sucede. Y una como espectadora se queda a vivir ah¨ª porque lo que cuenta Eduard Fern¨¢ndez es lo que ha visto en casa cuando habla de adicci¨®n. Consumir alcohol cuando toca y cuando no toca. No para pas¨¢rtelo bien sino para tapar el dolor. Y anestesiarte, y hacer como que lo que te est¨¢ pasando no es verdad, tan solo es producto de un mal sue?o. La verg¨¹enza, el estigma, el silencio. Y la mentira. Mentirte a ti mismo y a los dem¨¢s. La ira, la mirada que apu?ala, el sufrimiento por dentro, la penitencia eterna. Porque se trata de perderte de vista, de enterrar las heridas. No pasa nada, te dices. Yo no soy como el resto.
Y t¨² asistes a todo esto porque la adicta, la enferma, es la mujer que m¨¢s has querido. La que se iba tantas veces al trastero y pasaba mucho rato ah¨ª dentro. Entonces te preguntabas qu¨¦ estaba haciendo, aunque en el fondo lo sab¨ªas. Porque has visto que entre los suavizantes y el agua mineral hay botellas de alcohol en los que se refugi¨® porque no pod¨ªa m¨¢s, pero no quer¨ªa cont¨¢rtelo. Porque quiso perderse de vista.
Y asistes ahora, varios a?os despu¨¦s, desde el sof¨¢ de casa, a las palabras de Eduard y a los silencios de Jordi. Asientes cuando dice que se trata de ¡°vivir plano y encontrarle la gracia¡±. Qu¨¦ bien cuando otros hablan por ti, aunque no lo sepan. La vida plana, la vida mejor.