?Se ha ido el ¨²ltimo de los grandes?: Gene Hackman
Que le vaya bien en el otro mundo o en la nada a ese actor maravilloso, tan duro y tan vers¨¢til
Siento un latigazo y anticipada melancol¨ªa cuando me entero de la muerte de un tipo al que no conoc¨ªa, pero que me hipnotizaba cada vez que aparec¨ªa en una pantalla. Se la com¨ªa, era imposible desentenderte de su presencia, era uno de los grandes. Y quedan pocos. Se llamaba Gene Hackman. Veo en la televisi¨®n im¨¢genes recientes de un Hackman devastado por la edad. Ten¨ªa 95 y muy vividos a?os. ...
Siento un latigazo y anticipada melancol¨ªa cuando me entero de la muerte de un tipo al que no conoc¨ªa, pero que me hipnotizaba cada vez que aparec¨ªa en una pantalla. Se la com¨ªa, era imposible desentenderte de su presencia, era uno de los grandes. Y quedan pocos. Se llamaba Gene Hackman. Veo en la televisi¨®n im¨¢genes recientes de un Hackman devastado por la edad. Ten¨ªa 95 y muy vividos a?os. Todav¨ªa no saben qu¨¦ ocurri¨®. Como el acorralado Zweig y su esposa, como el tambi¨¦n devastado Koestler y la suya, a lo mejor o a lo peor decidieron largarse juntos de un mundo que se les hab¨ªa puesto muy chungo. Pero el pobre perro, igual quer¨ªa seguir aqu¨ª. O fue por un maldito escape de gas. ?Qu¨¦ m¨¢s da? Que le vaya bien en el otro mundo o en la nada a ese actor maravilloso, tan duro y tan vers¨¢til. Incluso pod¨ªa ser c¨®mico, como demostr¨® haciendo de Lex Luthor en Superman.
Y era muy t¨ªo de forma natural. Como Bogart, Mitchum, Marvin. No hac¨ªa falta que la producci¨®n les colocara un sombrero en la cabeza y un cigarrillo en la boca. Eran otra cosa, una forma de ser y de estar. Estereotipos de siempre, masculinidad t¨®xica, machismo ancestral, arquetipos caducos, afirmar¨ªan sin rubor quienes ahora viven su esplendor en la niebla, o en su n¨®mina, con nuevos conceptos. Pues vale. Pero todos esos t¨ªos, adem¨¢s de la fascinaci¨®n que desprend¨ªan, te hac¨ªan creer en los personajes que interpretaban. Cuesti¨®n de personalidad, magnetismo, talento.
Hackman nunca me pareci¨® ni joven ni viejo. No ten¨ªa edad en el cine interpretando a canallas, como ese tipo de crueldad infinita que sin embargo no puede construir su so?ada casa sin que aparezcan las goteras en la genial Sin perd¨®n, el polic¨ªa obsesionado y siempre burlado para pillar al rey de la hero¨ªna en French Connection, el descubridor profesional de intensos secretos ajenos y alguien m¨¢s solo que la una de La conversaci¨®n, o mi h¨¦roe favorito, ese perdedor que amaba a los caballos, capaz de compartir con su colega de toda la vida el premio proteico de entrar el primero en la meta en el precioso w¨¦stern Muerde la bala. E incluso en pel¨ªculas mediocres u olvidables, me gustaba verle. No ocurre con mucha gente.
La c¨¢mara siempre ha estado enamorada de esas actrices y actores. Los convert¨ªa en dioses. Les admirabas, les quer¨ªas. Perd¨ª de vista a Hackman hace mucho tiempo, pero siempre tendr¨¦ incrustada en mi memoria su imagen. Gracias por todo, Sr. Hackman.