Una elecci¨®n muy extra?a
Los votantes tienen que responderse una pregunta el pr¨®ximo 5 de noviembre: ?qu¨¦ tipo de naci¨®n quiere ser Estados Unidos?
Lo extraordinario se ha vuelto normal en la campa?a por la presidencia de Estados Unidos. El video de Donald Trump hablando antes miles de sus simpatizantes en Carolina del Norte no llamar¨ªa tanto la atenci¨®n si no fuera por el muro transparente a prueba de balas que circunda al expresidente. En los ¨²ltimos meses, dos veces han tratado de asesinar al candidato republicano a la presidencia y los agentes del Servicio Secreto ya no lo dejan hablar en p¨²blico sin esa protecci¨®n.
Trump se salv¨® por mil¨ªmetros de ser asesinado cuando Thomas Matthew Crooks le dispar¨® durante un evento de campa?a en Butler, Pennsylvania, el 13 de julio. Una de las balas hiri¨® al expresidente en la oreja derecha. Semanas m¨¢s tarde, Ryan Routh fue detenido antes de que pudiera disparar con un rifle a Trump en su campo de golf de Mar-a-Lago en West Palm Beach, Florida. No hay ninguna vinculaci¨®n entre los dos pistoleros y tampoco existe ninguna evidencia de interferencia de grupos o Gobiernos extranjeros.
Pero ambos atentados ¡ªy los constantes ataques personales en la campa?a presidencial¡ª sugieren que la ret¨®rica pol¨ªtica ha cruzado a terrenos muy peligrosos en Estados Unidos. Trump ha culpado a los dem¨®cratas de crear un ambiente de violencia pol¨ªtica al acusarlo de ser una ¡°amenaza para la democracia¡±. Pero el expresidente nunca ha reconocido que perdi¨®, y por mucho, las elecciones del 2020.
En una ocasi¨®n, durante un viaje a Texas en junio de 2021, le pregunt¨¦ a Trump que cu¨¢ndo iba a reconocer su derrota. ¡°Nosotros ganamos la elecci¨®n¡±, me dijo falsamente. Luego se dio media vuelta y se fue. Eso es lo que en Estados Unidos se llama ¡°la gran mentira¡±. A pesar de todas las evidencias, una tercera parte de los estadounidenses a¨²n cree que Joe Biden es un presidente ileg¨ªtimo, seg¨²n una encuesta de The Washington Post.
Y si bien en el Partido Republicano hay un candidato que es un loser pero que se reh¨²sa a reconocerlo, en el Partido Dem¨®crata ha habido una verdadera rebeli¨®n. Los de abajo le ganaron al de arriba. Tras su desastrosa e incoherente participaci¨®n en un debate presidencial con Trump, el presidente Joe Biden, de 81 a?os, fue presionado por los l¨ªderes de su partido a renunciar a la candidatura presidencial. Nunca hab¨ªa ocurrido algo as¨ª.
Esto abri¨® la posibilidad de que Kamala Harris se convierta en la primera presidenta de Estados Unidos. Hillary Clinton lo intent¨® en el 2016, pero, a pesar de lo que dec¨ªa la mayor¨ªa de las encuestas, perdi¨® ante Trump. Harris no ha concentrado su campa?a en el hecho hist¨®rico de que, por primera vez en dos siglos y medio de democracia, una mujer podr¨ªa llegar a la Casa Blanca. Aunque en muchos de sus discursos s¨ª habla en defensa del aborto y de los derechos reproductivos de las mujeres.
El mensaje de Harris es claro: ning¨²n Gobierno tiene por qu¨¦ meterse con el cuerpo de las mujeres. Harris se dio a conocer a nivel nacional cuando era senadora en el 2018 y le pregunt¨® a un juez nominado a la Corte Suprema ¡ªBrett Kavanaugh¡ª si ¨¦l conoc¨ªa de alguna ley que le daba al Gobierno el poder de decidir sobre el cuerpo de los hombres. El juez no supo qu¨¦ contestar.
Esta elecci¨®n est¨¢, todav¨ªa, muy lejos de decidirse y las encuestas caen invariablemente en el margen de error. Y para complicar las cosas, todo esto ocurre en un mar de desinformaci¨®n. Las redes sociales, los canales de streaming y los sitios de internet pr¨¢cticamente se han dado por vencidos en sus intermitentes y d¨¦biles intentos por controlar las inundaciones de informaci¨®n falsa. La idea del fact-checking, que es fundamental en el buen periodismo, est¨¢ limitada a esos medios que se toman con seriedad el asunto de la credibilidad.
Y ahora, con la inteligencia artificial, es muy dif¨ªcil diferenciar lo que es cierto y lo que es mentira. Nadie se salva. Les cuento algo a nivel personal. Hace poco encontr¨¦ en la internet unos anuncios que usaban mi imagen y mi voz para vender unas p¨ªldoras para la vitalidad, productos de marihuana y un servicio para recibir miles de d¨®lares del Gobierno. Todo es falso. Pero me fue imposible dar con los creadores de esos fraudes y me limit¨¦ a poner un aviso de precauci¨®n en mis redes sociales.
A nivel pol¨ªtico y electoral, el asunto de la desinformaci¨®n es mucho m¨¢s complicado. Hace unos d¨ªas, durante el debate presidencial entre Harris y Trump, el expresidente dijo que los inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, se estaban comiendo los perros y gatos de sus residentes. Esa es una mentira. No hay ninguna evidencia al respecto.
Sin embargo, esa versi¨®n falsa se ha repetido millones de veces a nivel digital y no existe ning¨²n esfuerzo colectivo para eliminarla de las plataformas. Con los perros y gatos de Springfield comienza una era en que el ¨²nico censor o regulador es el propio consumidor de contenidos. Los Gobiernos y las grandes empresas se han lavado las manos. Y por eso el futuro es a¨²n m¨¢s incierto.
Cubro elecciones en Estados Unidos desde 1986 y nunca me hab¨ªa tocado algo as¨ª. En esta extra?¨ªsima elecci¨®n ¡ªcon dos atentados, un candidato que niega resultados electorales, una candidata que le quit¨® el puesto al presidente pero que puede hacer historia y mucha desinformaci¨®n¡ª tiene que responderse una pregunta: ?qu¨¦ tipo de naci¨®n quiere ser Estados Unidos?
Las opciones nunca hab¨ªan estado m¨¢s claras y divergentes. Por un lado est¨¢ el pa¨ªs multi¨¦tnico, multicultural, diverso y abierto a los inmigrantes que propone la campa?a de Harris, una afroasi¨¢tica nacida en California de madre de la India y padre de Jamaica. Por el otro est¨¢ Trump, con su mensaje autoritario y nacionalista, proponiendo deportaciones masivas y nuevas tarifas a las importaciones, y su promesa de regresar a Estados Unidos a una era de poder y gloria.
La Oficina del Censo nos da una idea de hacia d¨®nde vamos. Para el 2050 los blancos anglosajones dejar¨¢n de ser la mayor¨ªa y todos los grupos ¡ªblancos, latinos, negros, asi¨¢ticos e ind¨ªgenas¡ª ser¨¢n minor¨ªas. El futuro es de colores.
Pero por el momento, en esta extra?a elecci¨®n, Estados Unidos es un pa¨ªs que se ha quedado sin puentes.