La odisea de los ni?os que huyeron del ¡°monstruo de las alarmas¡±
Unas 50 personas, muchas de ellas menores de edad, viven refugiadas en un teatro polaco. Sus madres cuentan su viaje
Lo que fue un teatro ahora es un refugio provisional para unas 50 personas que huyeron con lo puesto de las bombas del invasor ruso. Donde antes el p¨²blico se sentaba en sus butacas para ver la funci¨®n ahora duermen decenas de mujeres y ni?os ucranios. Pero ya no hay butacas, sino edredones, mantas y alguna cabeza que descansa entre el alboroto de las voces infantiles, que resuenan por todo el edificio.
Tanya, que prefiere no revelar sus apellidos, es una de las personas que emprendi¨® rumbo a Polonia junto a sus cinco hijos para escapar de la guerra en su pa¨ªs. Durante los d¨ªas de asedios en Myrhorod, donde viv¨ªan, se las ingeniaba para tratar de que sus hijos se asustasen lo menos posible: ¡°Tapaba las ventanas con mantas, para que no oyesen las sirenas. Mis hijos se inventaron un monstruo, de las alarmas¡±. La joven de 34 a?os intent¨® llevarse consigo a su madre, pero se neg¨® a dejar su tierra, a pesar del riesgo que conllevase. ¡°La gente mayor all¨ª es dura¡±, explica en el v¨ªdeo que acompa?a a esta noticia.
Arriba sobre las tablas del escenario, los ni?os juegan con coches de juguete y peluches, como si estuviesen haciendo una funci¨®n para sus madres y abuelas. Han tenido que recorrer cientos de kil¨®metros y esperar colas ingentes para poder cruzar la frontera con Polonia. ¡°La cosa mejor¨® mucho. Al principio la gente se empujaba y algunas madres se quedaban atrapadas en los trenes con sus hijos en el and¨¦n. Era mi mayor temor, pero cuando llegamos ya daban billetes numerados¡±, narra Olga Pavlovska en el reportaje en v¨ªdeo, con su hijo Vovka en brazos. Su marido se qued¨® luchando en Kriv¨®i Rog. A Olga le acompa?¨® su madre hasta la estaci¨®n. Ella tampoco quiso marcharse de Ucrania.