Palabras de amor
Ethan Hawke y Julie Delpy ahora, al fin, son pareja, y ya no caben el romanticismo ni el idealismo, solo la constancia
La atracci¨®n f¨ªsica uni¨® sus miradas en un tren y el atrevimiento juvenil hizo el resto: Antes del amanecer. La intencionalidad disfrazada de casualidad, quiz¨¢ el destino, provoc¨® una segunda tentativa: Antes del atardecer. Y tras otra d¨¦cada, Celine y Jesse siguen ah¨ª; a¨²n se miran y se hablan, pero ahora, al fin, son pareja, y ya no caben el romanticismo ni el idealismo, solo la constancia: Antes del anochecer.
ANTES DEL ANOCHECER
Direcci¨®n: Richard Linklater.
Int¨¦rpretes: Julie Delpy, Ethan Hawke, Ariane Labed, Atina Rachel Tsangari, Seamus Davey-Fitzpatrick.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2013.
Duraci¨®n: 109 minutos.
Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy siguen conformando uno de los proyectos cinematogr¨¢ficos m¨¢s apasionantes de la historia. La simbiosis amorosa no existe. ?O s¨ª? En esta tercera entrega, Grecia ejerce de escenario no por casualidad. El ¨¢gora como s¨ªmbolo cinematogr¨¢fico, como esencia de un tipo de narraci¨®n: la palabra, el an¨¢lisis, la mente abierta, la calma, el nervio. A quien no le gusten las pel¨ªculas de texto que salga corriendo. Hay apenas una decena de secuencias y ¨²nicamente se habla, mientras el abanico se abre hasta el infinito: la conciliaci¨®n entre trabajo y familia, entre el trabajo de tu vida y el hijo de tu vida, el territorio de uno y el de la otra; la necesidad del compromiso y la evoluci¨®n del amor, que deriva hacia otra cosa, o hacia la misma con otro traje; las lecciones paterno-filiales; el valor que se da a los recuerdos y a los h¨¢bitos, para algunos, la salvaci¨®n, para otros, la perdici¨®n, y el que se da a la inmediatez, a lo ef¨ªmero, a la improvisaci¨®n; las ambiciones, la arrogancia, conocerse a uno mismo, la paz; tambi¨¦n las risas, por supuesto; y, por fin, la impagable visi¨®n del anciano sabio: ¡°La abuela era muy racionalista. Se ocupaba de s¨ª misma, esperaba que yo hiciera lo mismo, y nos encontr¨¢bamos en el medio¡±.
Y los temas, que no son pocos, brotan con naturalidad, sin que se noten los giros, sin que haya sensaci¨®n de lista de la compra de la existencia, sin que se advierta la t¨¦cnica. Y eso delata a un autor de los grandes. Porque lo profundo puede ser a¨²n m¨¢s divertido que lo banal. Y as¨ª surge el perfecto equilibrio entre la elevada trascendencia y la cotidiana normalidad, entre drama y comedia, como unos amigos que toman ca?as al sol, hablando de la condici¨®n humana, entre risas, con los cr¨ªos a unos metros, jugando a romperse la cabeza subi¨¦ndose donde no deben. ?Acaso no era eso la vida?
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