El terror de Roma
Gisbert Haefs publica en Espa?a su novela hist¨®rica 'An¨ªbal'
An¨ªbal es el t¨ªtulo de la monumental novela hist¨®rica sobre el famoso estratega cartagin¨¦s, terror de los romanos, que ha escrito el alem¨¢n Gisbert Haefs (Wachtendonk am Niederrhein, 1950) y que Edbasa acaba de publicar en Espa?a. La novela, protagonizada por un comerciante griego vinculado a Cartago y a la familia de los B¨¢rcidas, cubre aproximadamente el periodo comprendido entre finales de la primera guerra p¨²nica y la muerte de An¨ªbal, en el a?o 183 antes de Cristo. Haefs retrata a An¨ªbal como un hombre excepcional y clarividente, y reivindica el mundo cartagin¨¦s, "calumniado" por los escritores latinos, frente al romano. "An¨ªbal es una gran figura tr¨¢gica", se?ala.
Autor de novelas policiacas y de ciencia-ficci¨®n "a lo Jack Vance", traductor de Cela y Goytisolo al alem¨¢n, Haefs ha escrito el gui¨®n literario para el filme que Oliver Stone, director de Platoon, rodar¨¢ sobre otro gran estratega: Alejandro Magno.La pel¨ªcula, explica Haefs, tiene previsto su rodaje para inicios de 1992 y contar¨¢ con Tom Cruise como protagonista. "Stone mismo se encargar¨¢ del gui¨®n definitivo y yo escribir¨¦ una novela a partir del filme", comenta. "El problema con Alejandro es que no existe una base narrativa para confeccionar el gui¨®n y por eso Stone y el productor, Thomas Schuehly, recurrieron a m¨ª; creo que anteriormente se lo pidieron a Gore Vidal, que se inclinaba por un Alejandro excesivamente homosexual".
An¨ªbal es una larga y apasionante novela de 600 p¨¢ginas. Haefs est¨¢ sumamente contento porque resulta dificil encontrar en ella alg¨²n error hist¨®rico. Tard¨® casi nueve meses en escribir la obra, pero la investigaci¨®n previa le ha llevado a?os.
Su fascinaci¨®n por An¨ªbal viene de muy lejos: "A los 12 a?os, en clase de lat¨ªn, traduc¨ªa a Livio; yo luchaba contra la gram¨¢ tica latina y An¨ªbal contra los ej¨¦rcitos romanos; por tanto, An¨ªbal era mi aliado, mi amigo. Los romanos representaban el orden, la regularidad, todo lo que aburre. An¨ªbal era la aventura, la libertad. Es desde luego un concepto un tanto adolescente, pero algo de eso hay en la figura real, hist¨®rica, del cartagin¨¦s. An¨ªbal es, adem¨¢s, una gran figura tr¨¢gica, el hermoso perdedor".
A pesar de esta declaraci¨®n de principios, Haefs niega que An¨ªbal sea un libro maniqueo: "No, mi An¨ªbal no es El se?or de los anillos, una lucha del bien contra el mal, yo juego con conceptos actuales en absoluto simb¨®licos; los cartagineses est¨¢n m¨¢s cerca de nosotros que los romanos, cuyo sistema de actuaci¨®n recuerda el nazismo y el comunismo". El autor tampoco considera que haya puesto ideas demasiado modernas en sus personajes p¨²nicos: "En todo caso, esas ideas no son tan modernas, como no lo es el lenguaje que emplean. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a una antig¨¹edad de alta ret¨®rica, y en la antig¨¹edad la mayor¨ªa de la gente estaba ocupada, como nosotros, por asuntos de amor, comida y sexo, y seguramente dec¨ªan 'mierda' con frecuencia. No se limitaban a hablar de dioses y de poderes fat¨ªdicos".
"An¨ªbal no puede haber sido muy distinto de c¨®mo yo lo he descrito", reflexiona Haefs; "para haber hecho lo que hizo, mantener en jaque al poder romano tantos a?os, vencer aplastantemente a fuerzas muy superiores, cruzar los Alpes con su ej¨¦rcito, tiene que haber sido as¨ª. He hablado con viejos soldados de la II Guerra Mundial y me han dicho que en las condiciones en que los veteranos de An¨ªbal siguieron a su comandante ellos no hubieran seguido ni a Rommel. Y An¨ªbal, en pleno suelo romano, sin apoyo de Cartago, no tuvo que afrontar ning¨²n mot¨ªn, ning¨²n atentado...".
El escritor se?ala los problemas que presentan las fuentes romanas, las ¨²nicas conservadas, para el estudio del mundo p¨²nico: "Hay que leer a Polibio y a Livio como aut¨¦ntica propaganda romana, y adivinar los hechos reales tras lo que dicen. Livio, por ejemplo, inicia su relato de la segunda guerra p¨²nica diciendo que An¨ªbal era hombre de una crueldad atroz; luego, en los miles de p¨¢ginas que siguen, no menciona ni un solo acto del estratega que justifique ese juicio".
El autor se ha permitido enmendarle la plana a Flaubert en varios episodios de su libro. Salamb¨®, la hija de Am¨ªlcar y hermana de An¨ªbal, y protagonista de la novela hom¨®nima del franc¨¦s, no termina sus d¨ªas tr¨¢gicamente en plena juventud, sino como una oronda y golosa matrona p¨²nica. Ecos de Salammb? pueden apreciarse en el cap¨ªtulo del sangriento levantamiento de los mercenarios contra Cartago.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.