Los criptoevangelistas entran en el Gobierno de Bukele: el oscuro negocio del bitcoin en El Salvador

Ha comparado al presidente salvadore?o Nayib Bukele con John F. Kennedy y al pa¨ªs con el reino de Camelot, la tierra prometida del bitcoin desde donde luchar contra malvados dragones con forma de impuestos y bancos centrales. El estadounidense Max Keiser, un excorredor de Bolsa y reportero cercano a la propaganda rusa, era hasta hace unos meses solo otro de los muchos personajes estrafalarios que empezaron a llegar al pa¨ªs centroamericano tras la decisi¨®n de su mandatario, hace dos a?os, de convertir a El Salvador en el primer Estado en aceptar el bitcoin como moneda legal.

Muchos de aquellos fan¨¢ticos, una mezcla de anarcocapitalistas, ciberut¨®picos o simples oportunistas, se han ido marchando a medida que se desinflaba la burbuja inicial: solo el 14% de los comercios del pa¨ªs han utilizado bitcoin alguna vez, seg¨²n cifras oficiales. Pero los que siguen all¨ª han entrado hasta el fondo. Keiser y su esposa, Stacy Herbert, del mismo perfil que su marido, son desde finales del a?o pasado los dos bur¨®cratas al frente de la Oficina Nacional del Bitcoin. El Salvador, uno de los pa¨ªses m¨¢s peque?os y pobres de la regi¨®n, ya tiene a los criptoevangelistas dentro del Gobierno.

La creaci¨®n de la Oficina, como el resto del proyecto cripto de Bukele y grandes capas de la gesti¨®n de su Gobierno, est¨¢ rodeada de opacidad. Las ¨²nicas cifras que se conocen son los 200 millones de d¨®lares de gasto inicial en la infraestructura ¨Dcajeros y una aplicaci¨®n de m¨®vil¨D para lanzar la moneda digital. Tampoco se sabe la inversi¨®n exacta del pa¨ªs en bitcoin, m¨¢s all¨¢ de los tuits del presidente. Como el propio Bukele, su pareja de confianza usa las redes sociales como influencers adolescentes. Max Keiser y Stacy Herbert suman m¨¢s de 700.000 seguidores. Sus programas de Youtube y podcast son la principal fuente de informaci¨®n sobre la pol¨ªtica bitcoin de El Salvador.

Ambos se presentan como una especie de criptopolic¨ªas o criptojueces. Est¨¢n autorizados a investigar posibles fraudes y son los que deciden qu¨¦ inversor entra al juego y cu¨¢l no. ¡°No recibimos ning¨²n salario por esto. Lo hacemos por el presidente Bukele¡±, suele decir ella. ¡°Yo dir¨ªa que es un acto de amor¡±, remata ¨¦l. Dejando al margen el supuesto altruismo, la pareja es propietaria de Heisenberg Capital, un fondo de la compa?¨ªa Bitfinex, una de las mayores plataformas del mundo para la compraventa de bitcoin. Y tambi¨¦n de El Zonte Capital, otro fondo destinado exclusivamente a las inversiones digitales en El Salvador.

Propaganda y diplomacia corporativa

Ricardo Valencia, profesor de Econom¨ªa Pol¨ªtica en la Universidad Estatal de California, asegura que el ¡°verdadero valor de la Oficina para ellos no es monetario, sino propagand¨ªstico y de diplomacia corporativa¡±. La Oficina Nacional del Bitcoin est¨¢ adscrita a la Presidencia de la Rep¨²blica y tiene potestad para establecer incluso relaciones internacionales. El acad¨¦mico, salvadore?o y especialista tambi¨¦n en comunicaci¨®n, subraya que ¡°tiene la capacidad de dise?ar pol¨ªticas p¨²blicas que son obligatorias para otros ministerios del pa¨ªs y otorga a Keiser y Herbert t¨ªtulos oficiales para inaugurar embajadas bitcoin en Europa y Estados Unidos¡±.

Texas y Suiza ya cuentan con estas particulares delegaciones salvadore?as paralelas a la diplomacia oficial. ¡°Se est¨¢ construyendo una red de diplom¨¢ticos ap¨®crifos que le servir¨¢ de repetidores de la propaganda oficial y corporativa. Se trata de un intercambio de favores dentro del uso patrimonial del Estado. En El Salvador no hay diferencia entre las fianzas personales de Bukele y las finanzas p¨²blicas¡±, a?ade Valencia. Los peligros de la apuesta por el bitcoin del presidente de El Salvador, desde la extrema volatilidad a la opacidad de sus operaciones, est¨¢n en la mira de los or¨¢culos del mercado, desde el Fondo Monetario Internacional, las agencias de rating o el propio Gobierno estadounidense.

Ciudad Bitcoin

En junio 2021, el presidente de El Salvador anunci¨® que la moneda digital ser¨ªa divisa oficial en su pa¨ªs junto al d¨®lar. Fue durante la conferencia mundial del bitcoin de Miami, un macroevento con conciertos, luchadores de sumo, ponencias al estilo telepredicador y lemas como ¡°muerte al d¨®lar¡± o ¡°todos contra la Reserva Federal¡±. Los critpoevangelistas odian al Estado porque lo consideran el enemigo de lo que llaman ¡°la soberan¨ªa individual¡±. Para ellos, ni siquiera Elon Musk o Mark Zuckerberg son suficientemente disruptivos y entienden la vida en sociedad como una selva o un casino donde casi la ¨²nica ley sea el intercambio directo del dinero digital.

El tono mesi¨¢nico y la tendencia al show tambi¨¦n est¨¢ en Bukele. Emulando el evento de Miami, a finales de aquel a?o se celebr¨® el Bitcoin Week de El Salvador. Para el fin de fiesta, en el escenario principal, a pie de playa, una pantalla gigante proyectaba, en letras azul ne¨®n, las palabras: ¡°El presidente¡±. Una bater¨ªa de luces l¨¢ser, ca?ones de humo y fuegos artificiales manch¨® el cielo mientras el mandatario tomaba el micr¨®fono: ¡°Cuando Alejandro Magno fue conquistando el mundo, decidi¨® establecer 20 Alejandr¨ªas por todo su imperio. Estas ciudades fueron faros de esperanza para el resto del planeta. Nosotros debemos establecer nuestra primera Alejandr¨ªa aqu¨ª, en El Salvador. Vamos a construir la Ciudad Bitcoin¡±

En el dise?o de esa Atl¨¢ntida de Bukele, el suministro el¨¦ctrico depender¨¢ de la energ¨ªa geot¨¦rmica de un volc¨¢n cercano. Y el dinero para montar escuelas, hospitales y el resto de los servicios vendr¨¢ de los llamados bonos volc¨¢n o bonos bitcoin: nuevos t¨ªtulos de deuda p¨²blica salvadore?a respaldados por la cartera de bitcoin. Un a?o y medio despu¨¦s del anuncio, y pese a las advertencias del FMI, ya est¨¢ lista la ley que permite emisiones por hasta 1.000 millones de d¨®lares. En todo ese proceso tambi¨¦n ha estado involucrada la pareja Keiser-Herbert. Seg¨²n una investigaci¨®n de The Wall Street Journal, la empresa nodriza de sus dos fondos, Bitfinex, proveer¨¢ no solo de la plataforma tecnol¨®gica para las emisiones, sino que solicitar¨¢n tambi¨¦n una licencia para operar como traders.

Keiser y Herbert no son los ¨²nicos personajes con inter¨¦s e influencia en el mundo cripto que han colaborado en la implantaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica salvadore?a. Jack Mallers, un joven de 27 a?os que cre¨® una aplicaci¨®n para trasferencias instant¨¢neas de dinero v¨ªa bitcoin, fue uno de los asesores m¨¢s cercanos del presidente en la redacci¨®n de la ley que implant¨® formalmente la moneda en el pa¨ªs. El cruce de influencias tambi¨¦n aparece en este caso. Mallers busc¨® explotar su aplicaci¨®n en el mercado de las remesas. El 20% del PIB de El Salvador proviene del env¨ªo de dinero de migrantes, sobre todo en EE UU. El negoci¨® no prosper¨® y Mallers, seg¨²n fuentes cercanas, no ha vuelto a pisar el pa¨ªs.

Apenas el 2% de las remesas se canalizan por bitcoin, seg¨²n datos del Banco Central. Y alrededor del 70% de los salvadore?os no disponen siquiera de una cuenta bancaria. ¡°La inclusi¨®n financiera era uno de los objetivos del proyecto bitcoin. Pero no hay una pol¨ªtica p¨²blica que desarrolle estos objetivos¡±, explica la economista Tatiana Marroqu¨ªn. ¡°Las otras metas eran potenciar la imagen de marca del pa¨ªs y la recepci¨®n de turistas. Pero con todo lo que ha pasado en los ¨²ltimos meses en el bitcoin, ca¨ªda de precios, fraudes financieros, el perfil financiero de El Salvador ha ca¨ªdo en vez de subir¡±, a?ade la acad¨¦mica.

La cotizaci¨®n del bitcoin se ha desplomado en el ¨²ltimo a?o m¨¢s de un 40%. Desde el inicio de la aventura de Bukele, las alertas del FMI han ido en aumento. El ¨²ltimo foco ha sido la que parece una inminente emisi¨®n de los llamados bonos volc¨¢n. En un comunicado del mes pasado, el organismo internacional subray¨® que ¡°dados los riesgos legales, la fragilidad fiscal y la naturaleza en gran parte especulativa de los criptomercados, las autoridades deber¨ªan reconsiderar sus planes de ampliar la exposici¨®n del Gobierno [salvadore?o] a bitcoin, incluida la emisi¨®n de bonos tokenizados¡±.

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