Gu¨¦lfand reina en Le¨®n por 2? a?o seguido, a los 54, tras m¨¢s de cuatro horas trepidantes
El israel¨ª gana el Magistral en el desempate r¨¢pido de la final con el indio Anand, de 52 a?os, pentacampe¨®n del mundo
Los s¨®lidos estudios cient¨ªficos que se?alan al ajedrez como una actividad ideal para retrasar el envejecimiento cerebral salen reforzados por lo acaecido este fin de semana en el torneo de partidas r¨¢pidas de Le¨®n. El israel¨ª Bor¨ªs Gu¨¦lfand, de 54 a?os, y el indio Viswanathan Anand, de 52, los dos de m¨¢s edad de los cien mejores del mundo, dieron un espect¨¢culo vibrante de cuatro horas y media que termin¨® con el triunfo de Gu¨¦lfand en el desempate rel¨¢mpago (2-2 y 2-0).
¡°El ajedrez es tan rico que una sola vida no es suficiente para disfrutarlo entero¡±. El acierto de esa frase del gran...
Los s¨®lidos estudios cient¨ªficos que se?alan al ajedrez como una actividad ideal para retrasar el envejecimiento cerebral salen reforzados por lo acaecido este fin de semana en el torneo de partidas r¨¢pidas de Le¨®n. El israel¨ª Bor¨ªs Gu¨¦lfand, de 54 a?os, y el indio Viswanathan Anand, de 52, los dos de m¨¢s edad de los cien mejores del mundo, dieron un espect¨¢culo vibrante de cuatro horas y media que termin¨® con el triunfo de Gu¨¦lfand en el desempate rel¨¢mpago (2-2 y 2-0).
¡°El ajedrez es tan rico que una sola vida no es suficiente para disfrutarlo entero¡±. El acierto de esa frase del gran maestro y periodista neerland¨¦s Hans Ree qued¨® patente en el Auditorio de Le¨®n y en otros puntos de la ciudad. Porque la afirmaci¨®n de Ree no se refiere solo al n¨²mero de partidas distintas posibles (mayor que el de ¨¢tomos en el universo conocido), sino a la inmensa cultura del ajedrez, sus conexiones con muchas ramas del conocimiento humano: inteligencia artificial, neurolog¨ªa, pedagog¨ªa, psicolog¨ªa, psiquiatr¨ªa, matem¨¢ticas, m¨²sica, literatura, historia, deportes¡
La trig¨¦simo quinta edici¨®n del Ciudad de Le¨®n ha a?adido al menos tres m¨¢s: la magia, con las asombrosas actuaciones de Xulio Merino; la pintura, con la exposici¨®n de retratos de los campeones del mundo hechos por Nistal Mayorga (quien tambi¨¦n present¨® su libro Miradas de campeones); y la ecolog¨ªa, con las piezas y tableros gigantes de la empresa RMD esparcidas por las calles de la urbe y no solo en el Auditorio. No pocos se preguntan a¨²n por qu¨¦ no se hizo lo mismo durante el reciente Torneo de Candidatos en Madrid por parte de las instituciones (hubo exhibiciones de la empresa Chess24).
Volviendo a Le¨®n, el d¨ªa en blanco y negro comenz¨® con la exhibici¨®n de partidas simult¨¢neas de un personaje tan popular como misterioso, Rey Enigma, en la Plaza Mayor. Sigui¨® con las ¨²ltimas rondas del torneo abierto que complementa al Magistral, ganado por el brasile?o Alexandr Fier, con el esperanzador dato de cuatro mujeres entre los once primeros (de 105 participantes): Yaniela Forgas (8?, Cuba); Florencia Fern¨¢ndez (9?, Argentina); Sabrina Vega (10?, Espa?a) y Ayel¨¦n Mart¨ªnez (11?, Argentina).
Y entonces lleg¨® el plato fuerte del banquete: la final entre dos gladiadores tan veteranos como impresionantes. Precedida, con m¨²sica de Falla interpretada al viol¨ªn por Menc¨ªa G¨®mez Mart¨ªnez, por un minuto en memoria de alguien que reflej¨® muy bien la frase de Ree: Miguel ?ngel Nepomuceno (cuyo retrato, de Luis Zotes, presid¨ªa el escenario), recientemente fallecido tras dedicar la mayor parte de sus 74 a?os al ajedrez, la m¨²sica, la literatura y el periodismo. Fue tambi¨¦n el gran cronista del Magistral Ciudad de Le¨®n desde sus albores, en 1988.
El primer asalto fue algo decepcionante porque Gu¨¦lfand sufri¨® un problema cada vez m¨¢s frecuente en jugadores de cualquier edad: fallos de memoria provocados por el conocimiento enciclop¨¦dico de miles de variantes al que obliga el ajedrez del siglo XXI, muy influido por las computadoras. El israel¨ª se enred¨® en el orden correcto de movimientos y Anand hizo gala de su viejo apodo, El Tigre de Madr¨¢s, salt¨® sobre la presa debilitada con fiereza letal y puso el marcador en 0-1 con las piezas negras.
Demasiado tenso tal vez ante la perspectiva de triunfar por d¨¦cima vez en Le¨®n, fue Anand quien err¨® en el segundo asalto, lo que su rival aprovech¨® con pericia para igualar el marcador. Crecido por la remontada, Gu¨¦lfand tuvo la osad¨ªa de repetir la misma variante de la lucha inicial, pero esta vez sin fallos de memoria. Logr¨® clara ventaja y provoc¨® un fallo de Anand ante el que fue despiadado: 2-1 para el abuelo de la ¨¦lite en un torneo de partidas r¨¢pidas, donde la rapidez de reflejos es decisiva.
Obligado a ganar el cuarto asalto con blancas, Anand logr¨® el tipo de posici¨®n que necesitaba: compleja, desequilibrada y con clara ventaja. Y apret¨® los tornillos de la posici¨®n hasta que la debilitada estructura del israel¨ª salt¨® por los aires: 2-2 y al desempate rel¨¢mpago (tres minutos por bando m¨¢s dos segundos adicionales por jugada), al modo de lo que ocurri¨® hace diez a?os en la final del Mundial que Anand le gan¨® a Gu¨¦lfand en el Museo Treti¨¢kov de Mosc¨² tras el 6-6 en las partidas lentas.
En el primer asalto a toda velocidad, Anand hizo gala del otro apodo, El R¨¢pido de Madr¨¢s, que le pusieron en su juventud cuando, a la pregunta de por qu¨¦ solo consum¨ªa menos de media hora en partidas lentas frente a los mejores del mundo, respondi¨®: ¡°Es que, si pienso, me equivoco¡±. Esta vez tambi¨¦n parec¨ªa que su rapidez iba a triunfar, porque ten¨ªa ventaja decisiva en el lance 28. Pero el 29 exig¨ªa precisi¨®n, el pentacampe¨®n del mundo se descuid¨® un momento y eso fue suficiente para que Gu¨¦lfand lo sacara del tablero con golpes muy contundentes.
De nuevo obligado a ganar, y esta vez con negras, Anand logr¨® una posici¨®n ligeramente superior. Pero Gu¨¦lfand debi¨® de juramentarse para no repetir el desenlace de 2012 y mantuvo sus v¨ªas de contrajuego vivas en porf¨ªa de un tropiezo de su rival. En efecto, el indio err¨® y qued¨® abocado a una posici¨®n de empate por repetici¨®n de jugadas. Como eso no le val¨ªa de nada, tir¨® la casa por la ventana y volvi¨® a perder.
Gu¨¦lfand no es de religi¨®n hind¨², como Anand, y por tanto no cree en reencarnaciones. Es consciente por tanto de que la frase de Ree es muy acertada, y, en consecuencia, exprime la ¨²nica vida que tiene. Triunfar en el Magistral de Le¨®n a su edad dos a?os seguidos es algo que probablemente no lograr¨¢ nadie m¨¢s, por mucho que el ajedrez retrase el envejecimiento cerebral.
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