Gu¨¦lfand, de 54 a?os, noquea a Yesipenko, de 20, con br¨ªo y brillo en el Magistral de Le¨®n
El veterano israel¨ª disputar¨¢ la final del domingo con el pentacampe¨®n del mundo Viswanathan Anand, quien le derrot¨® en el duelo por el t¨ªtulo de 2012
Las leyes de la estad¨ªstica cayeron al cubo de la basura este s¨¢bado en el imponente Auditorio de Le¨®n. Aplicadas al ajedrez, dicen que un jugador de m¨¢s de 40 a?os ya est¨¢ viejo para la ¨¦lite. Y m¨¢s a¨²n en partidas r¨¢pidas o rel¨¢mpago. Pero result¨® que el israel¨ª Bor¨ªs Gu¨¦lfand, de 54 a?os, el mayor de los cien mejores del mundo, elimin¨® (2-2 y victoria por tiempo en la muerte s¨²bita) al ruso Andr¨¦i Yesipenko en la 2? semifinal del Magistral tras cinco horas de enorme tensi¨®n. Su rival en la final ser¨¢ el 2? m¨¢s veterano de la ¨¦lite, Viswanathan Anand, de 52, pentacampe¨®n del mundo. Ambos disputaron el duelo por la corona en 2012.
Los hermanos baleares Ernesto y Mart¨ªn Mestre llevan quince a?os viniendo a Le¨®n por estas fechas para disfrutar de la combinaci¨®n de buena gastronom¨ªa y ajedrez de ¨¦lite. ¡°Este torneo tiene un ambiente muy atractivo, distinto y mejor que los dem¨¢s que hemos visitado. Los comentaristas en directo, el contacto cercano con los jugadores incluso en el hotel, las actividades paralelas, etc., nos incitan a regresar cada a?o¡±, explica Ernesto. ¡°Recuerdo que una vez nos encontramos en el ascensor con V¨¦selin Top¨¢lov [campe¨®n del mundo], y se puso a explicarnos su partida. Yo no pod¨ªa creerlo¡±, remacha Mart¨ªn.
Ambos recuerdan que Gu¨¦lfand salt¨® a la fama precisamente en su tierra, cuando triunf¨® en el dur¨ªsimo torneo de la Asociaci¨®n de Grandes Maestros (GMA) de Palma de Mallorca en 1989. 32 a?os despu¨¦s tiene 54 y es el abuelo de la ¨¦lite, pero sigue haciendo sudar sangre a los j¨®venes m¨¢s brillantes del mundo, como Yesipenko, la gran esperanza rusa, siempre que su manifestaci¨®n p¨²blica contra la agresi¨®n a Ucrania no le obligue a cambiar de bandera (en Le¨®n juega provisionalmente con la de la Federaci¨®n Internacional, FIDE).
Sin embargo, lo acontecido en el primer asalto indujo a pensar que Gu¨¦lfand iba a engrosar la ya larga lista de v¨ªctimas ilustres de Yesipenko, que incluye hasta al campe¨®n del mundo, el noruego Magnus Carlsen. El israel¨ª se li¨® en plena apertura y cometi¨® un error estrat¨¦gico que le dej¨® colgado de la brocha, perdido al poco de empezar. Aunque con ciertas imprecisiones por el ritmo r¨¢pido (veinte minutos por bando m¨¢s diez segundos de incremento tras cada lance), Yesipenko se impuso con las piezas negras.
Pero la sorpresa general fue grande cuando el abuelo de la ¨¦lite, con las piezas negras, le devolvi¨® la lecci¨®n magistral al prodigio veintea?ero en una partida para enmarcar. El tercer asalto fue el menos vistoso y acab¨® en un justo empate. Y el veterano volvi¨® a sorprender en el cuarto con una preparaci¨®n casera que descoloc¨® a su rival, quien opt¨® por recoger velas y conformarse con el reparto del punto.
Cab¨ªa presagiar que el desempate r¨¢pido (cinco minutos, m¨¢s tres segundos de incremento) ser¨ªa favorable al m¨¢s joven, porque se supone que la rapidez de reflejos en una de las cualidades que se pierden con el declive, a partir de los 40 a?os. Y los hechos confirmaron esa creencia durante gran parte del primer asalto¡ hasta que Yesipenko omiti¨® un golpe t¨¢ctico f¨¢cil que le dej¨® perdido. Y Gu¨¦lfand no perdon¨®.
Durante el segundo, todo indicaba que esa victoria del israel¨ª ser¨ªa decisiva porque su ventaja era decisiva en la jugada 29. Pero justo ah¨ª acus¨® el cansancio acumulado durante casi cinco horas y cometi¨® un error garrafal y mortal.
Por tanto, muerte s¨²bita, que en ajedrez se llama Armaged¨®n (seis minutos para Yesipenko con blancas, obligado a ganar, y cinco para Gu¨¦lfand). En verdad que ambos hubieran muerto s¨²bitamente de haber tenido el coraz¨®n enfermo. Gu¨¦lfand volvi¨® a errar t¨¢cticamente en una posici¨®n que ol¨ªa a tablas. Pero Yesipenko se enred¨® en la ejecuci¨®n, y cuando volvi¨® a lograr ventaja decisiva le quedaban tan pocos segundos que perdi¨® por tiempo.
Ernesto Mestre resumi¨® lo que probablemente pensaba la mayor¨ªa de los espectadores, presentes e internautas: ¡°Que un jugador de 54 a?os haga lo que ha hecho hoy Gu¨¦lfand es para hacerle reverencias¡±. Pero su hermano Mart¨ªn advirti¨®: ¡°Anand le espera con el cuchillo entre los dientes. A¨²n recuerdo el cabreo tremendo que agarr¨® cuando, tras ganar cinco ediciones seguidas de este torneo, le eliminaron al a?o siguiente¡±.
La estad¨ªstica tambi¨¦n dice que los veteranos son mucho menos viscerales que los j¨®venes. Nadie lo dir¨ªa, a juzgar de lo acaecido el viernes y el s¨¢bado en el majestuoso Auditorio de Le¨®n.
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