Anand remonta y gana tras una obra de arte de Jaime Santos

El deporte se impuso esta vez al arte y la ciencia. Jaime Santos, el h¨¦roe local del prestigioso Magistral Ciudad de Le¨®n (partidas r¨¢pidas) tumb¨® en la 1? al pentacampe¨®n del mundo Viswanathan Anand con lances de gran belleza. Pero el indio se levant¨®, gan¨® la 2?, fren¨® el ¨ªmpetu de su joven rival en la 3? e impuso su excelsa t¨¦cnica en la 4?. La segunda semifinal enfrenta este s¨¢bado al israel¨ª Bor¨ªs Gu¨¦lfand, subcampe¨®n del mundo en 2012, con el ruso Andr¨¦i Yesipenko, quien jugar¨¢ con la bandera de la Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE) tras manifestarse en contra de la invasi¨®n de Ucrania.

La edici¨®n 35 del Magistral incluye novedades importantes en las actividades complementarias, siempre muy cuidadas en Le¨®n. El mago Xulio Merino deleit¨® a los espectadores del Auditorio en los momentos sin partida en juego. Y la pintora Nistal Mayorga adorna las paredes del vest¨ªbulo con retratos de los veinte campeones del mundo, adem¨¢s de presentar este s¨¢bado su libro Miradas de campeones (Nimbo Ediciones). Solo faltaba que Jaime Santos y Anand produjeran magia y arte sobre el tablero para que el placer de los aficionados -presentes e internautas- fuera completo.

Y as¨ª ocurri¨®. Aquel ni?o que disputaba en pantalones cortos el torneo J¨®venes Talentos en ese mismo escenario acaba de meterse entre los cien mejores del mundo (68?) es hoy un rival de armas tomar para cualquier miembro de la ¨¦lite. Incluso para Anand, uno de los m¨¢s brillantes campeones retratados por Nistal: no solo consigui¨® la corona cinco veces, sino que a los 52 a?os sigue en primera fila asombrosamente (el declive suele empezar hacia los 40): hace un mes termin¨® 3? en el torneo de Stavanger (Noruega), uno de los m¨¢s importantes del circuito anual.

El nuevo miembro del club m¨¢s selecto del ajedrez aprovech¨® con virtuosismo y gran belleza el ¨²nico error cometido por quien hasta hace poco era uno de sus ¨ªdolos. Anand hizo una jugada m¨¢s o menos mec¨¢nica en una posici¨®n todav¨ªa sin enroque. Jaime Santos -no confundir con otro de los mejores jugadores espa?oles, Miguel Santos- oli¨® la sangre de inmediato y se lanz¨® a por la presa. Pero -y esto es fundamental- sin las excesivas prisas que tantos disgustos y frustraciones le costaron en su carrera desde ni?o hasta hace pocos a?os. El pujante leon¨¦s se tom¨® su tiempo para que cada golpe cayera con fuerza y precisi¨®n en los puntos m¨¢s d¨¦biles de su v¨ªctima herida. Y adem¨¢s dio la puntilla de forma bell¨ªsima, culminando una obra de arte en solo 24 lances.

Pero Anand -tan famoso en la India como Rafa Nadal en Espa?a- adorna su genialidad con m¨²ltiples virtudes, y la resiliencia est¨¢ entre ellas. Esta vez fue Santos quien cometi¨® un error casi imperceptible para un aficionado medio. Pero eso es suficiente para que un genio te mande a la lona. Anand lo hizo, aumentando la presi¨®n para provocar m¨¢s errores de su adversario, y los aprovech¨® de manera implacable.

El h¨¦roe local volv¨ªa a conducir las piezas blancas en el tercero de los cuatro asaltos. Y el pentacampe¨®n, escocido a¨²n por el varapalo en el primero, plante¨® la lucha con un evidente deseo de hacer tablas para aprovechar despu¨¦s la ventaja de salida en el cuarto. Santos apret¨® y logr¨® una peque?a ventaja (con un pe¨®n m¨¢s), pero insuficiente para tumbar por segunda vez al genio, cuya rica panoplia de recursos t¨¦cnicos sirvi¨® para arrancar el medio punto que le pon¨ªa en superioridad psicol¨®gica.

El leon¨¦s se defendi¨® bien durante los primeros 24 lances de la cuarta pelea. Pero ligeras imprecisiones llevaron al tipo de posici¨®n que el indio deseaba: ventaja m¨ªnima y posibilidad de marear la perdiz durante mucho tiempo en busca de m¨¢s deslices de Santos. Y estos no tardaron en producirse porque aguantar en esa situaci¨®n frente a uno de los mejores ajedrecistas de la historia, y con el reloj presionando, est¨¢ al alcance de poqu¨ªsimos.

Fue una tarde con mucha magia y destellos de arte excelso. Pero, al final, el mejor gladiador de la mente impuso su ley en el ¨¢mbito puramente deportivo. ¡°Ha sido duro pero bonito¡±, resumi¨® el vencedor, tan aplaudido como el derrotado.

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