Falsos positivos: ?Sistematicidad o manzanas podridas?
Es hora de que los generales acojan la petici車n del padre Francisco de Roux, quien hace un a?o invit車 a Zapateiro y a los altos mandos a seguir el ejemplo del papa Francisco
Otro pa赤s, menos anestesiado por la convivencia diaria con las violencias m芍s aterradoras, se habr赤a escandalizado todav赤a m芍s con los testimonios que rindieron ante la Jurisdicci車n Especial para la Paz (JEP) los 10 primeros militares y un civil sobre los ※falsos positivos§, tantas veces negados por gobernantes y altos mandos, a pesar de que ya en 2008 el sargento del Ej谷rcito Carlos Eduardo Mora 每 uno de los hoy imputados- hab赤a alertado a sus superiores sobre posibles ejecuciones extrajudiciales en la Brigada M車vil 15 y en el Batall車n de Infanter赤a N∼15 General Francisco de Paula Santander (...
Otro pa赤s, menos anestesiado por la convivencia diaria con las violencias m芍s aterradoras, se habr赤a escandalizado todav赤a m芍s con los testimonios que rindieron ante la Jurisdicci車n Especial para la Paz (JEP) los 10 primeros militares y un civil sobre los ※falsos positivos§, tantas veces negados por gobernantes y altos mandos, a pesar de que ya en 2008 el sargento del Ej谷rcito Carlos Eduardo Mora 每 uno de los hoy imputados- hab赤a alertado a sus superiores sobre posibles ejecuciones extrajudiciales en la Brigada M車vil 15 y en el Batall車n de Infanter赤a N∼15 General Francisco de Paula Santander (BISAN), en Norte de Santander. Lo que Mora recibi車 entonces fue un traslado, toda clase de amenazas, y, finalmente, como un logro que no lo salva del miedo, una medida cautelar dictada por la Comisi車n Interamericana de Derechos Humanos.
Cuando se piensa en las v赤ctimas y en sus deudos, resultan conmovedores los relatos de los militares sobre c車mo enga?aban a campesinos inermes o a j車venes citadinos necesitados de trabajo o discapacitados, y c車mo los asesinaban, los vest赤an de camuflado y les pon赤an un arma en la mano, todo para cumplir con las exigencias de sus superiores de producir bajas en combate. Cuando se piensa en los victimarios, los calificativos son otros: inconcebibles, brutales. Las preguntas que uno se hace son m迆ltiples: ?qu谷 tipo de formaci車n recibieron soldados como el sargento en retiro Mauricio P谷rez Contreras, que dijo a una de las madres de su v赤ctima: ※Gracias por hacerme entender el valor de la vida, que nuestro v赤nculo familiar es mucho m芍s de lo que pensamos§. ?No comprend赤a acaso ese valor antes de llegar a la JEP y tener encuentros con los deudos? ?O es que estaba entrenado solo para dar muerte y no para apreciar el valor de la vida? Y otra: ?hasta d車nde son genuinos el perd車n y la retractaci車n de los que asesinaron a sangre fr赤a a seres indefensos? Yo querr赤a pensar que sus palabras nacen del remordimiento y, sobre todo, de la comprensi車n del dolor del otro. Pero no se nos puede escapar que a estas confesiones hemos podido llegar gracias a la JEP. Seg迆n su presidente, Eduardo Cifuentes, ※la JEP reconstruy車 lo sucedido con tal rigor que resultaba muy dif赤cil negarlo§. Y tampoco olvidemos que, debido a los acuerdos de paz, no habr芍 c芍rcel sino ※restricciones a la libertad§ para quienes ※reconozcan responsabilidad y aporten verdad plena§. Un sapo que debemos tragarnos porque es el 迆nico camino para que Colombia pueda reconstruir el entramado total de esta empresa criminal.
La forma en que cada uno de estos militares enfrenta internamente su culpa es algo que ni podemos saber ni nos incumbe. Pero otra cosa es el reconocimiento que tendr赤a que hacer el ej谷rcito sobre su culpa como cuerpo armado, como instituci車n. Cuando a Cifuentes le pregunta su entrevistador, Yamid Amat, por qu谷 los ※falsos positivos§ son considerados un ※fen車meno macrocriminal§, 谷l responde: ※porque presuponen una estructura criminal capaz de cometer delitos de esa magnitud, con distribuciones de funciones, con una serie de condiciones que los hacen posibles, con incentivos y mecanismos para la planeaci車n, el encubrimiento y la falta de control efectivo§. Es decir, porque la repetici車n de estos asesinatos bajo un mismo patr車n permite hablar de sistematicidad en las 6402 ejecuciones de inocentes a cambio de recompensas como permisos, viajes, cursos o comisiones al exterior.
Imposible, pues, que, despu谷s de estas confesiones, irrefutables, contundentes, el ej谷rcito no reconozca que durante a?os las ejecuciones extrajudiciales respondieron a un actuar sistem芍tico. Es hora de que los militares acojan la petici車n del Padre Francisco de Roux, quien hace un a?o invit車 al general Zapateiro y a los altos mandos a seguir el ejemplo del papa Francisco y del cardenal Rub谷n Salazar, cuando frente al abuso de miles de ni?os por parte de curas dijeron: ※no son manzanas podridas, es una enfermedad del cuerpo de la Iglesia§. A partir de ese momento, afirm車 De Roux, cambi車 el comportamiento de esta, no se defendi車 m芍s a los sacerdotes depredadores traslad芍ndolos de lugar, y en cambio se los entreg車, no a la justicia Eclesial del derecho Can車nico, sino a la justicia ordinaria para que los llevara a las c芍rceles. ※La legitimidad de la protecci車n de la instituci車n por encima de las v赤ctimas, nos confunde - dijo aquella vez De Roux-. Y a?adi車, sabiamente: ※porque una instituci車n, cualquiera que sea, no es divina. Un ser humano s赤§.
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