Las v¨ªctimas del paro se levantan: ¡°Aunque nos quiten los ojos, vemos sus cr¨ªmenes de Estado¡±
J¨®venes agredidos por la polic¨ªa antimotines durante las manifestaciones de 2019 y 2021 cuentan c¨®mo tratan de retomar sus vidas tras perder uno de sus ojos
La cara se siente caliente, hirviendo. No duele, pero arde. La sensaci¨®n es como si algo se estuviera quemando por dentro. Gareth Sella se tapa el ojo derecho con una mano, lo comprueba: no ve nada por el otro. Ha perdido la visi¨®n de su ojo izquierdo. Luego viene el mareo y las ganas de vomitar. De la boca sale un chorro negro, un l¨ªquido que impresiona. Vomita dos veces. El polic¨ªa antimotines que minutos antes lo hab¨ªa mirado fijamente a los ojos dio en el blanco. Dos de los disparos que salieron de su marcadora, una pistola de paintball, le alcanzaron. Uno en el ojo, otro en la nariz. El escudo ¡ªun pedazo de lata¡ª con el que llevaba varios d¨ªas protegi¨¦ndose de la represi¨®n policial durante las protestas que apenas empezaban en Colombia no le salv¨® ese d¨ªa. Fue en un segundo y el impacto vino de atr¨¢s. El 24 de febrero de 2021, Gareth Sella, que ten¨ªa entonces 24 a?os, se convirti¨® en otra v¨ªctima de lesiones oculares en el pa¨ªs. En uno de esos j¨®venes que hab¨ªa visto en las noticias y por los que ese d¨ªa hab¨ªa salido a la calle. La protesta en la que su vida cambi¨® para siempre porque un agente as¨ª lo quiso hab¨ªa sido convocada justamente para rechazar la represi¨®n policial.
Entre abril y junio del a?o pasado, al menos 103 personas perdieron uno de sus ojos durante las manifestaciones contra el Gobierno de Iv¨¢n Duque. Ha sido la cifra m¨¢s alta desde 2003 cuando se registr¨® el primer caso, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional. Oficialmente, no existe un conteo de este tipo de agresiones perpetradas por el Escuadr¨®n M¨®vil Antidisturbios (ESMAD), creado en 1999 como un cuerpo policial transitorio para controlar las protestas de movimientos cocaleros en el norte del pa¨ªs, pero que se qued¨® como una fuerza permanente, la m¨¢s letal contra los movimientos sociales y estudiantiles que se manifiestan en las calles, seg¨²n la ONG Temblores.
EL PA?S habla con cinco v¨ªctimas de lesiones oculares. Cinco j¨®venes que quisieron ejercer su derecho a la protesta ¡ªen 2019 y 2021¡ª y terminaron perdiendo la visi¨®n en uno de sus ojos a manos de agentes policiales. Narran c¨®mo vivieron ese momento y c¨®mo reconstruyen sus vidas. Todos siguen esperando justicia, y algunos ni siquiera han recibido atenci¨®n m¨¦dica adecuada. Ante el abandono del Estado, se han unido en el Movimiento en Resistencia Contra las Agresiones Oculares del Escuadr¨®n M¨®vil Antidisturbios (MOCAO). Desde all¨ª intentan hacer visibles sus casos y preparan una macrodenuncia que llevar¨¢n a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y a la Corte Penal Internacional.
Cristi¨¢n Rodolfo Rodr¨ªguez, 28 a?os
Cristi¨¢n lleva m¨¢s de dos a?os usando una pr¨®tesis en uno de sus ojos. Solo si cuenta que fue v¨ªctima de una bomba aturdidora que le peg¨® directo, dur¨ªsimo, en el lado izquierdo de su cara, alguien lo notar¨ªa. El 16 de diciembre de 2019 particip¨® en una manifestaci¨®n contra la propuesta de reforma tributaria del Gobierno de Iv¨¢n Duque. La misma raz¨®n por la que en 2021 hubo de nuevo manifestaciones, pero en 2019 apenas empezaba ese estallido social que se extendi¨® con protestas recurrentes durante dos a?os.
Cristi¨¢n asisti¨® a la Plaza de Bol¨ªvar, el centro del poder, donde est¨¢ el Congreso, las Cortes y a unos pasos, la Casa de Nari?o. ¡°A las cinco de la tarde, la manifestaci¨®n empez¨® a ser evacuada. Nos devolvimos entonces hacia la Universidad Nacional. A las siete de la noche, yo iba ingresando a por la entrada principal y hab¨ªa disturbios, empec¨¦ a correr y sent¨ª el estruendo de una bomba aturdidora en la parte izquierda de mi cuerpo. Sent¨ª el golpe de pies a cabeza. Ah¨ª, en ese momento, me di cuenta de que perd¨ª el ojo, literalmente lo perd¨ª. Me toqu¨¦ la cara y estaba llena de sangre. Sent¨ªa las partes del ojo en la mano¡±, cuenta de pie, de espaldas al Congreso, una tarde de abril.
Cristi¨¢n recibi¨® el dictamen m¨¦dico horas despu¨¦s: ¡°estadillo ocular severo en el ojo izquierdo y p¨¦rdida del ¨®rgano¡±. No tuvo atenci¨®n inmediata para conseguir una pr¨®tesis. Tuvo que empezar un proceso jur¨ªdico, mientras intentaba recibir tambi¨¦n atenci¨®n psicol¨®gica. ¡°Ha sido muy complejo, todo ha tenido que ser muy luchado¡±. Cuando Cristi¨¢n fue v¨ªctima de la lesi¨®n, las historias de j¨®venes que hab¨ªan sufrido lo mismo que ¨¦l en las revueltas de Chile ya le daban la vuelta al mundo. ¡°Hubo m¨¢s de 600 denuncias de traumas oculares y all¨ª se unieron para denunciar lo que estaba pasando. Nosotros, ac¨¢ en Colombia, empezamos a cuestionarnos y decidimos unirnos tambi¨¦n¡±.
En 2020, mientras los procesos judiciales para conseguir reparaci¨®n segu¨ªan estancados, empezaron a darle forma al Movimiento en Resistencia Contra las Agresiones Oculares del Escuadr¨®n M¨®vil Antisturbios (MOCAO). En 2021 se consolid¨® bajo el liderazgo de Cristi¨¢n, que estudi¨® trabajo social. ¡°Hemos hecho pedagog¨ªa explicando que las agresiones oculares son acciones sistem¨¢ticas del ESMAD y por eso pedimos su desmonte. Naciones Unidas califica este tipo de violencias como actos de tortura. Las personas despu¨¦s de un ataque as¨ª viven algo parecido a un proceso de duelo¡±. Como fue su caso.
¡°Despu¨¦s de dos meses de lo que pas¨®, entr¨¦ en etapa de negaci¨®n. Fue muy duro. Es dif¨ªcil saber que no vas a volver a ver igual. Cuando hablaba con una persona frente a frente no era capaz de mirarla a los ojos, as¨ª ya tuviera la pr¨®tesis. No era capaz¡±, dice ahora, mirando de frente a la c¨¢mara. Ya han pasado dos a?os y dice que ya no se siente v¨ªctima. ¡°Soy un agente de transformaci¨®n, aprend¨ª que era la resiliencia. Dije: esto hay que transformarlo y lo asum¨ª de esa manera¡±.
Gareth Sella, 25 a?os
Gareth Sella es cineasta y en las protestas de 2021 hizo parte de los llamados Escudos Azules, un movimiento juvenil que ten¨ªa como prop¨®sito mediar entre los manifestantes y la polic¨ªa. Quienes integran este grupo se hacen en la primera l¨ªnea de la protesta y llevan escudos de lata para proteger a los que vienen caminando detr¨¢s. Los Escudos Azules nacieron tras la muerte de Dilan Cruz, el joven s¨ªmbolo de la violencia que enfrentan los protestantes por parte del ESMAD. Dilan fue asesinado de un disparo a quemarropa en las manifestaciones de noviembre de 2019. El 24 de febrero de 2021, Gareth se uni¨® a la marcha convocada en Bogot¨¢ contra la brutalidad policial. D¨ªas antes, hab¨ªa circulado informaci¨®n sobre un comunicado en el que la Direcci¨®n de Investigaci¨®n Judicial (DIJIN) les tachaba de ser un grupo radical y violento, que har¨ªa destrozos durante esa jornada. ¡°Ese 24 en la ma?ana, un representante de la polic¨ªa dijo en una radio local que ya nos conoc¨ªan y que ¨¦ramos un movimiento pac¨ªfico¡±.
Gareth y sus compa?eros salieron a la calle confiados en que la polic¨ªa sab¨ªa que no ten¨ªan ning¨²n plan para hacer vandalismo y que la jornada transcurrir¨ªa con normalidad, pero a unas horas de caminar por el centro de la ciudad, el ambiente empez¨® a ponerse tenso, a pesar de que era una movilizaci¨®n peque?a. Apenas unas 200 personas. Se present¨® una escaramuza, que se disolvi¨® pronto, pero el ESMAD se fue de frente contra la marcha. ¡°Los veo venir, aunque ya no hay gente enfrent¨¢ndose, empiezan a lanzar bombas aturdidoras para dispersarnos. Un agente me mira, yo trato de girarme y en ese momento me disparan¡±. Pudo ser una recalzada, que son peque?os fragmentos de metal, cristal o balines envueltos en tela o metidos dentro del recipiente del gas lacrim¨®geno. O pudo ser una goma. Gareth no lo sabe bien, pero s¨ª recuerda que le dieron en la nariz y en el ojo. ¡°Mientras iba corriendo pidiendo auxilio, me llev¨¦ la mano al ojo, ten¨ªa sangre. Me lo tap¨¦ y me di cuenta de que no ve¨ªa. Todo se volvi¨® negro¡±. Despu¨¦s de varios minutos suplicando ayuda, logr¨® llegar a una cl¨ªnica. ¡°Aqu¨ª viene la parte asquerosa: Me dieron ganas de vomitar. Me pasaron una bolsa y vomit¨¦ dos veces, era negro lo que sal¨ªa. Yo sent¨ªa que me mor¨ªa. Mientras vomitaba, por la fuerza que hac¨ªa, sal¨ªa sangre del ojo. Era horrible¡±, lo dice con una tranquilidad que no parece que la historia que est¨¢ contando fuera sobre ¨¦l.
¡°Fue un golpe, sobre todo de realidad. De ver el pa¨ªs en el que vivo. Yo me form¨¦ como cineasta y de repente tengo a alguien ah¨ª, detr¨¢s, formado para matar. Que me ve como un enemigo, que cree que estamos en una guerra y que me tiene que acabar¡±, dice Gareth, que se ha convertido en unas las caras m¨¢s visibles de los afectados por traumas oculares en Colombia. En marzo de 2021, cuando apenas aprend¨ªa a vivir detr¨¢s de unos lentes oscuros, ofreci¨® un memorable discurso ante el Congreso para denunciar la violencia policial: ¡°La gente ha despertado, y aunque nos quiten los ojos, vemos sus cr¨ªmenes de Estado¡±.
David Racedo, 30 a?os
David Racedo lleva ocho meses esperando una pr¨®tesis, pero ni siquiera ha conseguido que le quiten los puntos de sutura tras perder el ojo derecho durante las protestas de agosto de 2021 en Bogot¨¢. ¡°El tema m¨¦dico ha sido dif¨ªcil, no he logrado una cita, no he tenido chequeos¡±, cuenta una tarde de abril, cerca al mercado popular en el que vende ropa y zapatos. Antes de la agresi¨®n, tambi¨¦n hac¨ªa domicilios en una moto, pero no pudo volver a manejar. David vive en Usme, un barrio popular de Bogot¨¢, que fue uno de los puntos con m¨¢s enfrentamientos entre los agentes del ESMAD y los manifestantes. Un mes antes de que sufriera la lesi¨®n, un joven hab¨ªa muerto all¨ª a manos de la polic¨ªa.
La noche del 26 de agosto, cuando intentaba llegar a su casa caminando porque el transporte hab¨ªa sido suspendido por las protestas, qued¨® en medio de un cruce de piedras y balas de goma entre la polic¨ªa y algunos manifestantes. ¡°Ya era de noche. Era entre las siete y las ocho de la noche cuando sent¨ª el impacto de una bala de goma en mi ojo derecho. Me trasladaron primero a un sal¨®n comunal, pero era grave. Luego me llevaron a un hospital y me hicieron una cirug¨ªa. Hab¨ªa perdido mi ojo y mi visi¨®n al 100%¡±, dice David, mientras se estira el caucho de uno de los costados del parche negro que usa. ¡°Me impactaba cada vez que ve¨ªa una historia de alguien que se hab¨ªa quedado sin un ojo por salir a protestar, pero vivi¨¦ndolo en carne propia me doy cuenta de que es m¨¢s dif¨ªcil de lo que parece. Hay muchas historias de las que no se habla, invisibles, por los que nadie ha hecho nada¡±. Su caso es uno de esos.
Daniel Jaimes, 20 a?os
Daniel Jaimes todav¨ªa no se reconoce cuando se mira al espejo. El primero de mayo de 2021, un proyectil de gas lanzado por un agente policial le pulveriz¨® los p¨®mulos, le desprendi¨® el maxilar superior, le rompi¨® los dientes, le fractur¨® la nariz, le dej¨® el tabique como un acorde¨®n y le estall¨® el ojo derecho. Lo rompi¨® todo. ¡°Cuando veo una foto, veo que no soy el mismo. Por fuera soy otro¡±, dice, mientras ense?a en su tel¨¦fono unas im¨¢genes de c¨®mo se ve¨ªa antes. Daniel es una de las v¨ªctimas m¨¢s j¨®venes de las agresiones oculares. Le han hecho tantas cirug¨ªas, que eso ya no es lo que m¨¢s recuerda. Cuando piensa en los primeros d¨ªas tras la agresi¨®n aparece en su cabeza su mam¨¢. ¡°Esto nos afect¨® a todos. A mi mam¨¢ le toc¨® estar un mes entero durmiendo en un sof¨¢ para poder estar pendiente de m¨ª¡±, dice. Su caso fue uno de los peores: ¡°[En urgencias] me cortaron la camisa que llevaba porque estaba hinchado. No sab¨ªa que iba a pasar, pod¨ªa quedar completamente ciego, por suerte no fue as¨ª¡±.
Daniel usa un parche en su ojo derecho y cre¨ªa que volver a lo de antes iba a ser dif¨ªcil. Estudia Dise?o Gr¨¢fico y es aprendiz en un taller de tatuajes. ¡°Era muy triste pensar que no iba a poder continuar haciendo lo que me gustaba, a lo que le meto hasta seis horas seguidas sin cansarme, pero un d¨ªa, cuando ya estaba tirando la toalla, me mir¨¦ las manos y me dije: s¨ª puedo¡±, dice y se las vuelve a mirar.
Andr¨¦s Guerrero, 24 a?os
¡°Bogot¨¢ no est¨¢ pensada para alguien con una discapacidad. Si me quito la pr¨®tesis no me dan trabajo. No es la sociedad la que se adapta a uno, es uno el que se tiene que adaptar a todo para no parecer un bicho raro¡±, dice Andr¨¦s Guerrero, que lleva tres a?os intentando vivir como antes de quedarse sin uno de sus ojos. En septiembre de 2019 participaba en una manifestaci¨®n tras conocerse un robo millonario de recursos p¨²blicos a manos del rector de la Universidad Distrital, donde ¨¦l estudiaba. ¡°El movimiento estudiantil sali¨® a las calles para exigirles a las directivas de la universidad que asumieran la responsabilidad. El ESMAD estaba gaseando. Ya estaba dentro de la universidad cuando sent¨ª el impacto, no s¨¦ con qu¨¦ artefacto fue, pero me golpe¨® el ojo derecho¡±, cuenta Andr¨¦s, que lleg¨® a esta entrevista montado en su bicicleta. Lo que no pudo volver a hacer fue jugar al f¨²tbol, y ya estaba en categor¨ªa semiprofesional. ¡°Tuve que dejarlo y volver a adaptarme a cosas que parecen sencillas (...) [con estas agresiones] buscan generar miedo, censurar las protestas, que la gente no salga¡±.
Hay varias cosas en com¨²n entre la mayor¨ªa de las v¨ªctimas de lesiones oculares en Colombia. Andr¨¦s, que ha conocido a decenas de estas porque es parte de las primeras v¨ªctimas, lo dice claro: ¡°pobres, de universidades p¨²blicas, sin derechos b¨¢sicos. Personas que no tienen recursos, muchos ni siquiera tienen la posibilidad de ir a un oftalm¨®logo¡±, dice Andr¨¦s, que aunque ya no pueda jugar f¨²tbol y su vida no sea la misma, sabe que vali¨® la pena manifestarse ese d¨ªa de septiembre. El rector de la universidad contra quien protestaban termin¨® aceptando ante la Fiscal¨ªa que utiliz¨® recursos de la educaci¨®n p¨²blica para viajes personales y autom¨®viles de lujo. En octubre de 2021 fue condenado a 21 a?os de prisi¨®n.
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