Felipe Restrepo Pombo: ¡°Los ricos intentan comprar la felicidad¡±
El escritor y periodista retrata la ¨¦lite latinoamericana con su lenguaje cr¨ªptico y sus peque?as y grandes maldades
Felipe Restrepo Pombo llega vestido como Leonardo Di Caprio en una de sus pel¨ªculas recientes. No es una comparaci¨®n aproximada, es exacta: el mismo abrigo, la misma camisa y unos zapatos casi id¨¦nticos. Periodista y escritor de 43 a?os, se dio a conocer en la narrativa Latinoamericana por los agudos perfiles que escribe sobre personalidades del continente. En 2017 fue seleccionado como uno de los autores j¨®venes de la d¨¦cada por el Hay Festival y fue director de la revista ...
Felipe Restrepo Pombo llega vestido como Leonardo Di Caprio en una de sus pel¨ªculas recientes. No es una comparaci¨®n aproximada, es exacta: el mismo abrigo, la misma camisa y unos zapatos casi id¨¦nticos. Periodista y escritor de 43 a?os, se dio a conocer en la narrativa Latinoamericana por los agudos perfiles que escribe sobre personalidades del continente. En 2017 fue seleccionado como uno de los autores j¨®venes de la d¨¦cada por el Hay Festival y fue director de la revista Gatopardo por varios a?os. En mitad de esta entrevista llegar¨¢ otro autor colombiano y se sentar¨¢ en la mesa a charlar un rato. La conversaci¨®n, cuando hablamos de los dem¨¢s, se salpicar¨¢ de adjetivos como querido, amado, bello, hermoso. No son necesariamente elogios. Ese mundo de la alta sociedad de Bogot¨¢, con su lenguaje cr¨ªptico y lleno de sobreentendidos y peque?as maldades, es el que ha retratado Restrepo Pombo en su segunda novela, Ceremonia.
Pregunta. Usted conoci¨® a Garc¨ªa M¨¢rquez.
Respuesta. Mi padre trabaj¨® en la revista Alternativa con otros periodistas m¨ªticos como Enrique Santos y Antonio Caballero. Gabo fue parte fundamental de esa revista, muy de izquierdas, muy cercana al M-19. Luego fue editor en Cambio, donde trabaj¨¦ como periodista. ?l aparec¨ªa all¨ª de vez en cuando y era impresionante. Una presencia arrebatadora.
P. Indaga en la alta sociedad a la manera en la que lo hizo Truman Capote.
R. Capote siempre ha sido un referente fundamental para m¨ª. Quise hacer algo tipo Plegarias Atendidas, un retrato donde no hubiese un juicio moral sobre las ¨¦lites, explorar un mundo excluyente al que pocos tienen acceso.
P. Capote acab¨® mal, repudiado por la gente de su tiempo por los secretos que revel¨®.
R. Por supuesto que tiene un costo escribir sobre las ¨¦lites. Muchas personas reales se ven reflejadas y se siente caricaturizadas. Una t¨ªa, por ejemplo, me llam¨® hace unos d¨ªas muy enojada. Se vio reflejada en un personaje del libro. Le expliqu¨¦, con mucha paciencia, que Ceremonia es pura ficci¨®n.
P. Existen sectas para captar ricos.
R. Investigu¨¦ sobre estas sectas para el libro. Son muy comunes en Latinoam¨¦rica. Una de ellas era dirigida por un gur¨² que ofrec¨ªa ense?ar una tecnolog¨ªa para ser feliz. Desde luego que la felicidad jam¨¢s se puede comprar, aunque ellos lo intentan. Encontr¨¦ que, algunas veces, las personas que lo tienen todo viven atormentadas por una sensaci¨®n de vac¨ªo y soledad. O tienen que aparentar frente a los otros para pertenecer a un grupo social determinado.
P. La riqueza no te exime de tener muchos problemas.
R. Insisto en que yo no quise hacer ning¨²n juicio. Solo busqu¨¦ retratar a una familia que al parecer lo tiene todo pero que sufre inmensamente. Es ingenuo pensar que el exceso de dinero soluciona los problemas. Todas las generaciones que retrato viven en c¨¢rceles imaginarias de las que no pueden escapar.
P. Las marcas son importantes en este mundo.
R. El consumismo es un c¨®digo de pertenencia. Es una forma de decir cu¨¢nto cuesta algo sin decirlo. En American Psycho, Bret Easton Ellis hace ese tipo de enumeraciones todo el rato, hasta que pierde el sentido. Se convierte en una lista de cosas rid¨ªculas.
P. Y estos ricos se apoderaron del arte.
R. El mundo del arte contempor¨¢neo se ha convertido en un lugar de especulaci¨®n y de diversi¨®n para millonarios. En muchos casos ya no se habla del valor est¨¦tico o cultural de las piezas, solo del precio que alcanzan en el mercado.
P. ?C¨®mo se escribe de los ricos sin caer en estereotipos?
R. Es muy sencillo caer en la caricatura barata. Decir ¡°los ricos son malos y est¨¢n vac¨ªos, punto¡±, es una estupidez. Quiero explorar todos los matices posibles y retratar a unos personajes en medio de un mundo de opulencia. Obviamente hay momentos de iron¨ªa y mirada sarc¨¢stica con ellos, pero trat¨¦ de huir de eso.
P. Su tesis es que la gente acaudalada en Colombia se ech¨® en manos de los paramilitares para defenderse de la guerrilla y al final acabaron mal.
R. Las oligarqu¨ªas colombianas crearon estos ej¨¦rcitos privados en complicidad con las fuerzas del Estado a la luz p¨²blica, no es ning¨²n secreto, para defender sus propiedades y terminaron siendo despojados de sus tierras por esos mismos a los que hab¨ªan contratado. Esa clase paramilitar empez¨® a apoderarse despu¨¦s de la pol¨ªtica y siguen ah¨ª, hasta hoy. Trat¨¦ de mostrar esa relaci¨®n t¨®xica entre el poder econ¨®mico, social y pol¨ªtico.
P. En Succession, de HBO, los ricos no paran de traicionarse y hacerse da?o entre padres e hijos.
R. Vi ese fant¨¢stico drama de millonarios y pens¨¦ que ya alguien hab¨ªa hecho mi libro antes que yo. Luego sent¨ª que podr¨ªa hacer una Succession latinoamericano. Me enfoqu¨¦ en las particularidades de nuestras clases altas. Y, en medio de la escritura, ocurri¨® un estallido social en Colombia, Chile y otros pa¨ªses.
P. La reacci¨®n de las ¨¦lites, en general, fue de condena.
R. Me parece casi inmoral no hacer un comentario sobre los abismos sociales que hay en nuestro continente. Pens¨¦ en la injusticia de estos pa¨ªses nuestros, donde pocos tienen tant¨ªsimo y tantos no tienen nada. Esas protestas permearon lo que estaba escribiendo. Y todav¨ªa creo que las ¨¦lites no han entendido la dimensi¨®n del descontento que hay en las calles.
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