Colombia a revisar el Concordato
Si el Congreso quiere ponerle impuestos a las iglesias, esto debe hacerse de manera concertada con el Gobierno de Gustavo Petro y quien sea designado por la Santa Sede
Una vez m¨¢s se calienta en Colombia la propuesta de cobrar impuestos a las Iglesias. Un debate que parece bizantino, pero que encierra un interesante punto sobre la posici¨®n que mantiene el Estado frente a las Iglesias en general y ante la Iglesia Cat¨®lica en particular.
Los congresistas que hoy agitan la bandera de los impuestos a las Iglesias lo hacen como si fuera cuesti¨®n de presentar un proyecto de ley ante el Congreso y darle tr¨¢mite, cuando en realidad el asunto resulta much¨ªsimo m¨¢s complejo, ...
Una vez m¨¢s se calienta en Colombia la propuesta de cobrar impuestos a las Iglesias. Un debate que parece bizantino, pero que encierra un interesante punto sobre la posici¨®n que mantiene el Estado frente a las Iglesias en general y ante la Iglesia Cat¨®lica en particular.
Los congresistas que hoy agitan la bandera de los impuestos a las Iglesias lo hacen como si fuera cuesti¨®n de presentar un proyecto de ley ante el Congreso y darle tr¨¢mite, cuando en realidad el asunto resulta much¨ªsimo m¨¢s complejo, pues aqu¨ª no se trata de agregarle un numeral o un par¨¢grafo al estatuto tributario y ya: debe revisarse el Concordato firmado por el estado colombiano y la Santa Sede en 1974, que es el que establece que los edificios relacionados con la misi¨®n espiritual de la Iglesia no deben pagar impuestos.
En pocas palabras, si el Congreso quiere ponerle impuestos a las iglesias, esto debe hacerse de manera concertada con el gobierno del presidente Petro y este debe sentar al canciller ?lvaro Leyva a conversar con quien sea designado por la Santa Sede para negociar (si esto fuere posible) un cambio o modificaci¨®n a la norma que regula las relaciones entre Colombia y la Iglesia Cat¨®lica.
?Por qu¨¦ solo con la Iglesia Cat¨®lica? Porque por disposici¨®n legal, los acuerdos alcanzados con el Vaticano aplican de manera general para todas las dem¨¢s Iglesias que existen y Colombia y, por ende, el documento rector de la relaci¨®n entre el estado colombiano y las Iglesias termina siendo ese tratado que se firm¨® en tiempos del papa Paulo VI y el presidente Misael Pastrana.
El asunto no es de poca monta, si se tiene en cuenta el protagonismo que la Iglesia Cat¨®lica ha tenido en anteriores procesos de paz y la alta probabilidad de que en busca de la llamada ¡°paz total¡± el presidente Petro busque tambi¨¦n el respaldo y buenos oficios de la Santa Sede, que recordemos fue clave en las negociaciones de paz con las extintas FARC.
Por lo pronto dar el paso hacia ese recaudo de impuesto pareciera una misi¨®n imposible. Aunque si el gobierno se diera a la tarea de revisar el concordato se podr¨ªan estar abriendo puertas interesantes como la de eliminar la educaci¨®n religiosa que hoy es obligatoria en los colegios por cuenta de ese mismo concordato de 1974. As¨ª mismo, se podr¨ªan establecer criterios para hacer seguimiento a los dineros que reciben las Iglesias, para as¨ª evitar la opacidad que hay respecto al manejo de los recursos que llegan a manos de pastores, obispos y otros l¨ªderes de todo tipo de cultos.
Tal vez es hora de que, en honor a la Constituci¨®n de 1991, se de una miradita a ese antiguo acuerdo para ponerlo a tono con la idea de un estado laico. Entender que las iglesias se encargan de nuestra salud espiritual, pero asimismo tienen obligaciones con el Estado en t¨¦rminos materiales y aplicar ah¨ª s¨ª la frase del evangelio de Mateo: ¡°al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y a Dios lo que es de Dios¡±.
Iglesia y Estado no se oponen, pero sin duda un juicioso recaudo de impuestos en el caso de las iglesias multimillonarias podr¨ªa ayudar a alimentar las fam¨¦licas arcas de nuestra Colombia, aunque no es el congreso el que tiene que hacer la tarea, le toca al Presidente.
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