La nueva carta de Gilinski para deshacer el enroque del GEA
Las autoridades investigan la necesidad de declarar grupo econ¨®mico al conglomerado de Medell¨ªn para evitar las inversiones cruzadas
El pulso entre el banquero Jaime Gilinski y los empresarios de la regi¨®n de Antioquia por el control del Grupo GEA, el conglomerado de empresas m¨¢s importante de Colombia, ha entrado en un comp¨¢s de espera que solo las autoridades pueden destrabar. Gilinsiki ha invertido, con financiaci¨®n de la familia real de Abu Dabi, m¨¢s de 3.500 millones de d¨®lares en siete opas durante los ¨²ltimos nueve meses...
El pulso entre el banquero Jaime Gilinski y los empresarios de la regi¨®n de Antioquia por el control del Grupo GEA, el conglomerado de empresas m¨¢s importante de Colombia, ha entrado en un comp¨¢s de espera que solo las autoridades pueden destrabar. Gilinsiki ha invertido, con financiaci¨®n de la familia real de Abu Dabi, m¨¢s de 3.500 millones de d¨®lares en siete opas durante los ¨²ltimos nueve meses. Aunque ha aumentado su per¨ªmetro accionarial en GEA, no ha logrado todav¨ªa el control final de las compa?¨ªas, y en ¨²ltima instancia de Bancolombia, la principal entidad financiera del pa¨ªs. El banquero, que pretende ¡°reenfocar y dar mayor rendimiento¡± al grupo, permanece ahora a la espera de que la Superintendencia, el organismo encargado de la vigilancia de las sociedades mercantiles, concluya si el GEA es un grupo econ¨®mico ¨²nico o distintas empresas que act¨²an por separado.
El sistema de enroques que han practicado los gerentes locales, con una red de inversiones cruzadas entre las distintas empresas, ha funcionado hasta ahora como un blindaje y evitado que el banquero, pese a comprar todas las acciones disponibles en bolsa a un precio por encima de mercado, haya logrado su objetivo. Controlar el GEA supone manejar 125 empresas que representan el 8% del PIB colombiano. Entre ellas, la cementera Argos, la compa?¨ªa de alimentaci¨®n Nutresa y el holding financiero Grupo Sura.
A este ¨²ltimo pertenece Bancolombia, objetivo de Gilinski. Seg¨²n el entorno del banquero, necesitar¨ªa obtener un 12% m¨¢s de Sura para estar al mando de esta amalgama de empresas que nacieron en la ciudad de Medell¨ªn y que desde hace d¨¦cadas han estado en manos locales. Esos mismos gestores, de momento, no est¨¢n dispuestos a permitir que el banquero complete su plan. Eso hace pensar a Gilinski, de 64 a?os, que los directivos act¨²an como un grupo. La superintendencia ha abierto una investigaci¨®n de oficio en la que debe dirimir si el funcionamiento de las empresas tienen alg¨²n tipo de control ¡°individual o conjunto¡±, seg¨²n una resoluci¨®n firmada en junio.
En caso de que prosperase esa iniciativa dar¨ªa comienzo un desenroque obligado por ley. ¡°Para m¨ª, s¨ª son un grupo econ¨®mico¡±, dice Andr¨¦s Moreno Jaramillo, asesor financiero y experto en este caso, que supone el mayor movimiento burs¨¢til de Am¨¦rica Latina este a?o. ¡°El presidente de Sura estaba en la junta directiva de Nutresa. El de Nutresa, en la de Sura. Y los dos estaban en el de Argos, que a su vez estaba en las otras dos. Eso se rompi¨® con Gilinski en parte, pero era claro que ca¨ªan en conflicto de inter¨¦s¡±, a?ade.
¡°Queremos desenrocar las empresas y enfocarlas¡±, comenta gente cercana a los Gilinski. Su teor¨ªa es que han bajado su cotizaci¨®n en bolsa en la ¨²ltima d¨¦cada y no ofrecen suficiente rendimiento a los accionistas porque est¨¢n controladas de una forma antigua, que solo ofrece rendimiento a los administradores. ¡°Se les volvi¨® un negocio porque acaban siendo proveedores. Les da igual el dividendo¡±, opinan las mismas fuentes. Su intenci¨®n es desenmara?ar ese cruce accionarial y poner las empresas ¡°al m¨¢ximo rendimiento¡±.
Aunque el precio de las empresas haya ca¨ªdo en bolsa, sus cuentas han crecido a?o tras a?o. El analista financiero Sebasti¨¢n Toro sostiene que no se puede valorar a una empresa colombiana por el precio de sus acciones, ya que todo el mercado ha sufrido un declive. ¡°Decir que est¨¢n mal administradas porque no se han comportado bien es errado. Si uno mira las finanzas ve que han sido bien gestionadas. Son tan interesantes que ah¨ª est¨¢ la oferta. Si fueran malas empresas, nadie las comprar¨ªa, y menos Gilinski¡±, contin¨²a Toro. Eso s¨ª, este analista considera positivo que el banquero se siente en el consejo y rompa un enroque que, a estas alturas, ha perdido el sentido. ¡°Al tener un portafolio sobre un portafolio sobre otro portafolio, no se puede visualizar su valor real. Eso ya no tiene caso¡±.
Discrepa el presidente del Grupo Sura, Gonzalo P¨¦rez Rojas. ¡°Hasta ahora este instrumento, valga decir completamente legal, nos ha permitido construir una visi¨®n de largo plazo que nos ha llevado objetivamente a consolidar compa?¨ªas l¨ªderes no solo en Colombia, sino en Am¨¦rica Latina¡±, sostiene en un cuestionario por escrito.
El GEA presume de sus fondos de pensiones y de las condiciones laborales de sus trabajadores. El modelo de propiedad enrocada que idearon los empresarios de Medell¨ªn en los 70 les proteg¨ªa de las grandes fortunas de Colombia que tuvieran la tentaci¨®n de hacerse con empresas que tienen un alto volumen de negocio. ¡°Nos preocupa mucho que la llegada de Gilinski afecte a la inversi¨®n social de estas compa?¨ªas y el trabajo responsable de esta administraci¨®n de cara a los trabajadores, las organizaciones sindicales y otros grupos de inter¨¦s¡±, dice Manuel Fern¨¢ndez Legu¨ªa, presidente de SUTIMAC, el sindicato de cementos Argos.
Gilinski ha lanzado siete opas con dinero de Abu Dabi. La relaci¨®n entre Abu Dabi y Colombia se ha intensificado en los ¨²ltimos a?os, sin que llegue al nivel de los grandes socios comerciales actuales del pa¨ªs sudamericano. Este a?o las dos naciones han empezado a negociar de forma expr¨¦s un tratado de libre comercio y los dos ¨²ltimos presidentes colombianos han estado de visita en el emirato. El reino ha comprado una mansi¨®n en el coraz¨®n financiero de Bogot¨¢ que est¨¢ en remodelaci¨®n.
El banquero, de 64 a?os, no forma parte de la ¨¦lite tradicional del pa¨ªs. Estudi¨® en Estados Unidos con el dinero que su padre, todav¨ªa vivo, hizo con la empresa de sillas Rimax, los productos de comida empaquetada Yupi y la empresa de limpieza Bombril. Se hizo de forma audaz con la operaci¨®n colombiana Bank of Credit and Commerce International, un banco intervenido. Lo reflot¨® y lo vendi¨®, y as¨ª se convirti¨® en banquero. M¨¢s adelante obtuvo Bancolombia y lo vendi¨® a los empresarios antioque?os. Tras la operaci¨®n, denunci¨® la que estos hab¨ªan usado dinero del propio banco para la operaci¨®n. Pleitaron durante a?os, aunque Gilinski nunca recuper¨® el banco.
Hasta ahora, el nuevo presidente, Gustavo Petro, a quien Gilinski ofreci¨® ayuda ya en sus a?os de alcalde de Bogot¨¢, se ha mantenido neutral. Esto dijo en una entrevista con EL PA?S, la primera a un medio extranjero tras ganar las elecciones:
¡ª?Qu¨¦ piensa de la OPA de Gilinski sobre el Grupo Empresarial Antioque?o?
¡ªEs la l¨®gica del gran capital. Pero lo est¨¢n haciendo bajo las normas colombianas. Y ante este tipo de disputas, la institucionalidad debe mantenerse en neutralidad total.
El asunto parece lejos de resolverse. Gilinski est¨¢ decidido a llegar hasta el final. Y los socios y los administradores hist¨®ricos no tienen la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de que as¨ª sea. Las autoridades tendr¨¢n la ¨²ltima palabra.
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