La pol¨ªtica del atraso
No podemos seguir posponiendo la construcci¨®n del metro esperando que algo mejor resulte. Hay que ser pr¨¢cticos y sobre todo hay que ofrecer soluciones prontas cuando de urgencias se trata
A veces parece que nos gustara botar la plata. O tal vez no somos conscientes de la cantidad de dinero que en Colombia se ha malgastado haciendo estudios y dise?os de cualquier cantidad de proyectos, para luego engavetarlos, olvidarlos o reemplazarlos por unos estudios y dise?os que supuestamente ser¨¢n mejores. As¨ª se nos han ido los a?os esperando que la capital del pa¨ªs tenga un metro y aunque la alcaldesa avanza con la construcci¨®n, un sector pol¨ªtico del pa¨ªs sigue interesado en pararlo todo para volver a empezar. Es un fen¨®meno que podr¨ªa llamarse ¡°la pol¨ªtica del atraso¡±, pues con base e...
A veces parece que nos gustara botar la plata. O tal vez no somos conscientes de la cantidad de dinero que en Colombia se ha malgastado haciendo estudios y dise?os de cualquier cantidad de proyectos, para luego engavetarlos, olvidarlos o reemplazarlos por unos estudios y dise?os que supuestamente ser¨¢n mejores. As¨ª se nos han ido los a?os esperando que la capital del pa¨ªs tenga un metro y aunque la alcaldesa avanza con la construcci¨®n, un sector pol¨ªtico del pa¨ªs sigue interesado en pararlo todo para volver a empezar. Es un fen¨®meno que podr¨ªa llamarse ¡°la pol¨ªtica del atraso¡±, pues con base en oponerse a ir avanzando, se termina perpetuando el atraso en asuntos necesarios para nuestro desarrollo.
Claro es que un metro elevado no ser¨¢ en t¨¦rminos urban¨ªsticos lo mejor para la ciudad y particularmente su entorno. Claro es que habr¨ªa sido mil veces mejor subterr¨¢neo. Pero a nombre de ¡°la pol¨ªtica del atraso¡± no podemos seguir posponiendo su construcci¨®n esperando que algo mejor resulte. Uno no deja de comprarse un Renault aunque sue?e con un BMW, cuando urge tener un carro. Hay que ser pr¨¢cticos y sobre todo hay que ofrecer soluciones prontas cuando de urgencias se trata.
Bogot¨¢ desde hoy enfrenta un nuevo debate que pareciera calcado de aquel del metro: el proyecto de construcci¨®n de una nueva carrera s¨¦ptima que promete ser un corredor verde, con buses el¨¦ctricos, menos carros y m¨¢s espacio para los peatones. Como lo indica una de las premisas de ¡°la pol¨ªtica del atraso¡± ya hay un grupo de ciudadanos, liderado por algunos pol¨ªticos de la ciudad, alzando la voz para decirle no al proyecto. Hace unos a?os les habr¨ªa acompa?ado, pero hoy me cuesta.
Me cuesta porque ya son veinte a?os de ideas, proyectos, estudios y dise?os para cambiarle la cara a la m¨¢s tradicional de las v¨ªas de la ciudad: la antigua carretera del norte, la vieja Calle Real. Me cuesta porque, al igual que con el metro, ya basta de debates y discusiones que solo congelan los proyectos necesarios para la ciudad y sus habitantes, para convertirse en trampolines pol¨ªticos para unos y otros. Me cuesta porque no quiero hacer parte de ¡°la pol¨ªtica del atraso¡± y eso implica poner por encima los intereses de todos quienes habitan Bogot¨¢ y no una visi¨®n personal, cargada de sue?os bienintencionados, pero con un horizonte incierto. Hay que apostarle a la certeza.
A la hora de hacer intervenciones de gran impacto en una ciudad o un pa¨ªs siempre habr¨¢ opositores. Si hay que hacer una represa, los habitantes de la zona inundable se van a oponer. Si hay que construir una carretera, algunos due?os de predios afectados por el trazado querr¨¢n detener la obra. Oponerse es un derecho, pero saber aceptar que a veces hay que permitir que los cambios se den tambi¨¦n deber¨ªa hacer parte del proceso de reflexi¨®n.
¡°La pol¨ªtica del atraso¡± es la que nos ha condenado a un pa¨ªs sin trenes. Y ella misma es la culpable de que ante muchas de las reformas de este y anteriores gobiernos solo se vea lo malo y nunca lo bueno.
En el caso de la Carrera S¨¦ptima son dos d¨¦cadas hablando de Transmilenio ligero, troncal de buses o tranv¨ªa. Mucha plata se ha perdido con los proyectos y dise?os de cada uno. Plata que no volver¨¢, as¨ª como tampoco el tiempo perdido. Por eso hoy es mejor apostar a dejar de perder.
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