Son Gobierno, no dioses
¡°Cambio¡± ser¨ªa aceptar los errores en vez de justificarlos, ser¨ªa corregir las fallas en lugar de insistir en ellas por mero orgullo
As¨ª ha pasado y seguir¨¢ pasando: sea quien sea el presidente de Colombia, habr¨¢ un grupo mayor o menor de fervientes y apasionados seguidores que no aceptar¨¢ siquiera una m¨ªnima cr¨ªtica al Gobierno de su preferencia as¨ª esta est¨¦ debidamente fundamentada.
Con esos fan¨¢ticos o lun¨¢ticos es imposible razonar. Para ellos lo que haga el presidente de sus afectos o los miembros de su Gobierno resulta incuestionable. Es como si esos pol¨ªticos no fueran humanos, como usted y como yo, sino seres mitol¨®gicos incapaces de errar y, adem¨¢s, investidos con un particular poder que hace que todo lo malo que les rodee resulte ajeno a ellos.
Los ejemplos est¨¢n al alcance de todos. Desde los llamados falsos positivos, hasta la corrupci¨®n de Odebrecht, pasando por el esc¨¢ndalo de Reficar o la reforma tributaria de Carrasquilla que desemboc¨® en el gran Paro Nacional, todo termina siendo culpa de otros. Nunca es culpa del Gobierno de turno. Nunca hay responsables en las altas esferas del Estado.
A los necios hay que dejarlos en su necedad, pero urge que el actual Gobierno, que se ha denominado como el del ¡°Cambio¡±, entienda que no puede cometer los mismos errores que en anteriores periodos fueron reflejo de testarudez y falta de raciocinio por parte de quienes llevan el tim¨®n del pa¨ªs. ¡°Cambio¡± ser¨ªa aceptar los errores en vez de justificarlos. ¡°Cambio¡± ser¨ªa corregir las fallas en lugar de insistir en ellas por mero orgullo.
El ejemplo perfecto es el caso del documento del Ministerio de Minas en el que se contabilizan las reservas de gas del pa¨ªs de manera a todas luces errada seg¨²n la perspectiva t¨¦cnica y cient¨ªfica.
Yo no puedo hacer mi presupuesto del mes sumando la plata que fijo me entrar¨¢ por mi salario y una plata que de pronto me entra por un negocio pendiente. Ser¨ªa irresponsable sumar y hacer maromas con la plata que no tengo asegurada, as¨ª como es irresponsable hablar de unas reservas de gas que a la fecha no est¨¢n garantizadas. Ah¨ª radica el error del documento; sin embargo, en lugar de ofrecer disculpas, la ministra de Minas insiste en justificar el yerro.
Lo dije antes: a los necios dej¨¦moslos con su necedad. Pero espera uno que el Gobierno no est¨¦ integrado por hombres y mujeres incapaces de escuchar argumentos, sino por profesionales capaces de analizar, evaluar y corregir cuando corresponde. Los funcionarios no son dioses. No son perfectos. De ellos no esperamos que no se equivoquen, pero s¨ª que en caso de hacerlo sepan reconocerlo y corregir. ?Eso es ¡°Cambio¡±! Esa s¨ª que ser¨ªa una inmensa revoluci¨®n en contraste con los gobiernos perfectos de anta?o, donde los ministros se equivocaban y m¨¢s se atornillaban a sus puestos.
Ya es hora para que desde el mundo de la pol¨ªtica den ejemplo de ¨¦tica y decencia. No podemos seguir creyendo que estar en el poder otorga un permiso especial para hacer las cosas mal y que esto no tenga consecuencias.
Basta con mirar hacia Alemania, donde hace pocos d¨ªas tuvo que renunciar la ministra de Defensa por un desempe?o bastante regular en su cartera y un desafortunado mensaje de fin de a?o en sus redes sociales. ?Por qu¨¦ no podemos tener ac¨¢ ese nivel de responsabilidad?
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