Moldear al sonido como plastilina: las artistas que crearon el primer sintetizador modular colombiano
Ximena Delat y Laura Katic, dos j¨®venes artistas de Pereira, fundaron Circuito Sonoro, un taller itinerante de exploraci¨®n sonora
Transistores, diodos, interruptores, potenci¨®metros, capacitores, reguladores. Estos componentes electr¨®nicos se enlazan sobre una tarjeta, generando patrones el¨¦ctricos, laberintos de voltaje con un ¨²nico prop¨®sito: la producci¨®n y modulaci¨®n del sonido. Parece un acertijo t¨¦cnico o un problema cient¨ªfico, pero estamos hablando de un sintetizador, del primer sintetizador modular anal¨®gico colombiano: un aparato que, a grandes rasgos, permite jugar con el sonido como plastilina. Una m¨¢quina que no solo puede unir ...
Transistores, diodos, interruptores, potenci¨®metros, capacitores, reguladores. Estos componentes electr¨®nicos se enlazan sobre una tarjeta, generando patrones el¨¦ctricos, laberintos de voltaje con un ¨²nico prop¨®sito: la producci¨®n y modulaci¨®n del sonido. Parece un acertijo t¨¦cnico o un problema cient¨ªfico, pero estamos hablando de un sintetizador, del primer sintetizador modular anal¨®gico colombiano: un aparato que, a grandes rasgos, permite jugar con el sonido como plastilina. Una m¨¢quina que no solo puede unir varios sonidos en un solo lugar (los sintetiza), sino que inventa nuevos si se experimenta con sus cables de colores divididos en distintos m¨®dulos. Esos experimentos pueden generar sonidos irreplicables, imitar a las chicharras o el canto de un grillo, o a veces parecen salir de la guerra de las galaxias pero luego se pierden en el tiempo. A diferencia de los sintetizadores m¨¢s comerciales, que tienen sonidos predeterminados, el sintetizador modular anal¨®gico es flexible: no respeta los patrones del sonido sino que es libre. Tan libre que a veces se parece m¨¢s a la comunicaci¨®n humana, haciendo conexiones imprevisibles, que a las rutinas de los robots.
Fue dise?ado y construido en por Ximena Delat, una joven artista de Pereira que se enamor¨® de la s¨ªntesis sonora mientras estudiaba la carrera de m¨²sica en la Universidad Tecnol¨®gica de Pereira. Si suena raro o ins¨®lito es porque lo es: en gran medida Colombia ha sido ajena al desarrollo y producci¨®n de sintetizadores, con unas contad¨ªsimas pero muy destacadas excepciones.
Un esp¨ªritu DIY (Do IT Yourself, que se traduce a: hazlo t¨² mismo) ha permeado al movimiento de la s¨ªntesis desde sus inicios, particularmente en un pa¨ªs como Colombia donde el apoyo oficial es reducido y el know-how necesario para su construcci¨®n pr¨¢cticamente inexistente. En Pereira, como lo relata Delat, fue Laura Katic, una amiga y estudiante de m¨²sica en la misma Facultad, quien la introdujo a eso que Jacqueline Nova, la precursora de la m¨²sica electroac¨²stica en Colombia, llam¨® ¡°el maravilloso mundo de las m¨¢quinas.¡± Fue amor a primera vista, el descubrimiento de un universo sonoro revelado a trav¨¦s de la transformaci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica en vibraciones ac¨²sticas, una especie de alquimia que convierte la corriente en tonos, frecuencias y timbres. Delat y Katic fundaron primero un grupo de m¨²sica electr¨®nica llamado Caperooza, y poco a poco empezaron a construir el camino para el primer sintetizador modular.
Tras la pista de la s¨ªntesis
As¨ª como hace m¨¢s de 100 a?os las vanguardias art¨ªsticas se entusiasmaron con el prospecto de los instrumentos electr¨®nicos y la posibilidad de ¡°liberar el sonido¡±, como lo plante¨® el compositor franc¨¦s y pionero de la m¨²sica electr¨®nica Edgard Var¨¨se, Ximena Delat se maravill¨® ante la infinita plasticidad de la s¨ªntesis: el hecho de que a trav¨¦s de una sumatoria de ondas b¨¢sicas es posible recrear cualquier sonido imaginable.
Fue una curiosidad que la llev¨® a la Academia de Artes Guerrero en Bogot¨¢, ya no como estudiante sino como profesora. Confiando en eso de que no hay mejor forma de aprender un tema que ense?¨¢ndolo, Delat se lanz¨® a dictar el curso de ¡°sintetizadores y samplers¡±, preparando rigurosamente el material durante semanas antes de entrar al sal¨®n de clase, asegur¨¢ndose de tener el dominio suficiente de la teor¨ªa detr¨¢s de la s¨ªntesis para poder compartirlo con sus estudiantes. Una profundizaci¨®n que no hizo sino avivar su inter¨¦s por la materialidad de la s¨ªntesis, es decir, por las t¨¦cnicas, tecnolog¨ªas y habilidades requeridas para su realizaci¨®n concreta, su encarnaci¨®n en circuitos y componentes electr¨®nicos.
Entender el funcionamiento y los principios ac¨²sticos y f¨ªsicos que rigen el fen¨®meno de la s¨ªntesis es una cosa, pero dise?ar y construir un sintetizador es algo bien distinto. Para eso Delat necesitaba conocimiento pr¨¢ctico y experiencia concreta, precisamente las dos cosas que no encontr¨® en Bogot¨¢. Su viaje en el mundo de la s¨ªntesis deb¨ªa continuar, pero esta vez lejos del pa¨ªs, justo all¨ª donde Jacqueline Nova, casi 50 a?os antes, hab¨ªa puesto a volar su imaginaci¨®n sonora y afianzado su conocimiento de la m¨²sica electroac¨²stica: Buenos Aires.
En el programa de artes electr¨®nicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Delat tuvo la suerte de conocer a Ernesto Romeo, un referente latinoamericano de la s¨ªntesis y la exploraci¨®n sonora, un enlace clave dentro de la escena que le permiti¨® un acercamiento directo y t¨¢ctil a esas m¨¢quinas que antes hab¨ªa visto solo de lejos.
En La Siesta del Fauno, el estudio y laboratorio de Romeo, un lugar que es m¨¢s bien un museo de artefactos sonoros electr¨®nicos y un espacio de juego y exploraci¨®n, Delat entr¨® en contacto con los grandes sistemas del pasado: con el Moog IIIP, el Roland System 100 y el Arp 2600. Fue una lecci¨®n de t¨¦cnica y ac¨²stica pero tambi¨¦n de historia, de c¨®mo se desarrollaron los primeros sintetizadores a comienzos del siglo XX y de su evoluci¨®n a manos de c¨¦lebres inventores como Robert Moog, Serge Tcherepnin y Don Buchla. De la contemplaci¨®n a la praxis, ahora Delat ten¨ªa las herramientas para dar el siguiente paso, el de la fabricaci¨®n, uno que se concret¨® gracias a Manuel Osorio, un joven inventor de instrumentos electr¨®nicos y gestor del underground electr¨®nico bonaerense que le ense?¨® sobre componentes electr¨®nicos, circuitos impresos y fuentes de poder.
De la teor¨ªa a la fabricaci¨®n
Con el conocimiento y la experiencia ganada, Delat regres¨® a Colombia en el 2017 junto a Laura Katic, su amiga y compa?era de aventuras electr¨®nicas, quien adem¨¢s para ese momento se hab¨ªa especializado en producci¨®n musical y dise?o sonoro. Las dos fundaron Circuito Sonoro LAB, un taller de creaci¨®n y experimentaci¨®n sonora.
Circuito Sonoro, cuenta Delat, se caracteriza por un esp¨ªritu abierto, l¨²dico y democr¨¢tico, un espacio en el que todos son bienvenidos, sin importar sus conocimientos previos o nivel de habilidad. Justo de lo que se trata, como lo explica Delat, es de ¡°abrir el mundo de la s¨ªntesis para que todos puedan participar, convertir a la creaci¨®n de m¨¢quinas sonoras en una forma de actividad compartida, de exploraci¨®n conjunta¡±.
Fiel a esa visi¨®n, Circuito Sonoro es un laboratorio itinerante, un taller andante que se mueve por distintas regiones del pa¨ªs, llevando la s¨ªntesis a lugares apartados y en el proceso generando nuevas comunidades de innovaci¨®n. Lo que Delat y Katic hacen en sus talleres es generar enlaces entre personas, juntando experiencias, perspectivas y sensibilidades distintas alrededor de la exploraci¨®n sonora, un ejercicio que contribuye a la descentralizaci¨®n del conocimiento y la cultura en el pa¨ªs.
Fue en ese contexto din¨¢mico y colaborativo, donde la curiosidad, la teor¨ªa y la habilidad pr¨¢ctica convergen, que naci¨® el primer sintetizados modular colombiano, un hito en la historia de la invenci¨®n nacional y ejemplo de un emprendimiento cultural en un campo que ha sido dominado hist¨®ricamente por hombres. Con las herramientas que ten¨ªa a la mano, y los componentes disponibles en el mercado de electr¨®nicos local, Delat se las ingeni¨® para construirlo.
El sintetizador modular de Circuito Sonoro es una f¨¢brica inagotable de maravillas ac¨²sticas, de sonidos que nos obligan a desacostumbrar el o¨ªdo y prestar atenci¨®n a registros inusuales y a menudo disonantes. Su coraz¨®n podr¨¢ ser sint¨¦tico, pero las frecuencias que emite se asemejan a lo org¨¢nico, como si sus circuitos quisieran expresar el sonido de la tierra, de las monta?as, las selvas y las criaturas que all¨ª habitan. Con un par de cables y algunos ajustes de las perillas es posible escuchar aves sint¨¦ticas o incluso insectos, como si a un p¨¢jaro selv¨¢tico le respondiera su contraparte electr¨®nica. Delat tiene una explicaci¨®n para ello: ?acaso no se asemejan los circuitos a las ra¨ªces de los ¨¢rboles o al sistema nervioso de los animales? ?no es una onda sinusoidal el fundamento de todos los sonidos posibles? De cualquier manera, lo cierto es que, gracias a su ingenio y perseverancia, a su inmersi¨®n profunda en el mundo de la s¨ªntesis y a su empe?o en compartir su conocimiento con todo el que est¨¦ interesado, Delat ha creado el m¨¢s improbable artefacto sonoro, uno que refleja la exuberancia de nuestro paisaje sonoro y a la vez contribuye a su expansi¨®n sint¨¦tica.
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