Omar Geles, alegor¨ªa de la parranda y la muerte
Muere un rey del vallenato que compuso para Diomedes D¨ªaz, Silvestre Dangond, Mart¨ªn El¨ªas, Jorge O?ate, Iv¨¢n Villaz¨®n y muchos otros
Cuando pensamos en la realeza, nuestra mente se transporta a Inglaterra, Espa?a u otros pa¨ªses cuyas monarqu¨ªas sobreviven al paso de los siglos. Sin embargo, hay otros pa¨ªses que tienen realezas que cambian, se veneran y hacen parte de las entra?as populares de una sociedad. Esa es, tal vez, una definici¨®n del Festival de la Leyenda Vallenata que se celebra cada a?o en la ciudad de Valledupar, al norte de Colombia, y que corona a?o a a?o a un rey ante una nobleza que lo aclama con aplausos,...
Cuando pensamos en la realeza, nuestra mente se transporta a Inglaterra, Espa?a u otros pa¨ªses cuyas monarqu¨ªas sobreviven al paso de los siglos. Sin embargo, hay otros pa¨ªses que tienen realezas que cambian, se veneran y hacen parte de las entra?as populares de una sociedad. Esa es, tal vez, una definici¨®n del Festival de la Leyenda Vallenata que se celebra cada a?o en la ciudad de Valledupar, al norte de Colombia, y que corona a?o a a?o a un rey ante una nobleza que lo aclama con aplausos, coros y notas salidas de un instrumento que es europeo, pero se siente tan colombiano como el cauce del R¨ªo Magdalena.
El acorde¨®n, ese peque?o instrumento que lleg¨® al Caribe colombiano, transform¨® para siempre la historia musical de un pa¨ªs. Con ¨¦l se entonan la cumbia y otros ritmos que hacen parte de la riqueza cultural colombiana. Pero ¨²nicamente el vallenato tiene un mito fundacional: el legendario encuentro entre Francisco el Hombre y el Diablo.
Este duelo hace parte de la inmensa riqueza mitol¨®gica de nuestro continente. De M¨¦xico a Argentina tenemos varias versiones de hombres que lucharon contra el diablo: pero el contrincante colombiano fue quien lo venci¨®. El vallenato creci¨® y creci¨® para convertirse en un fen¨®meno cultural hasta el punto que la Unesco lo declar¨® patrimonio inmaterial de la humanidad en el 2015. Muchos han sido los reyes, los maestros, los mitos y el talento desde entonces. Uno de esos reyes se llam¨® Omar Geles, una leyenda que naci¨® cuando su vida se apag¨®.
La relaci¨®n del vallenato con la muerte parece simbi¨®tica. Cuando m¨¢s vida tiene, cuando m¨¢s parece que derrota a las fuerzas del mal, aparece la muerte para recordar a los reyes que su acorde¨®n se puede apagar de cualquier forma y en cualquier momento. El ¨²ltimo s¨¢bado de su vida, Omar Geles estuvo en un apote¨®sico concierto de Silvestre Dangond en Bogot¨¢. All¨ª recibi¨® un homenaje por parte de este. Y Silvestre sabe reconocer a un monarca: gran parte de su carrera se la debe a los ¨¦xitos que compuso Omar Geles, como A Blanco y Negro o Mi amor por ella. Y cuando todos hablaban de un espect¨¢culo inolvidable, lleg¨® la muerte a rondar los acordeones, y Omar Geles trascendi¨® para volverse eterno con sus canciones.
As¨ª, la muerte volvi¨® a rondar el vallenato, desde los juglares que se perd¨ªan en los caminos de herradura llevando noticias hasta los desafortunados accidentes de tr¨¢nsito en los cuales han fallecido muchos int¨¦rpretes. Pareciera que los caminos vuelven a reclamar a los juglares.
Cuando se habla de Geles se habla de un compositor que tiene canciones de salsa y que incluso incursion¨® en el g¨¦nero urbano, situaci¨®n que no fue del agrado de los puristas del vallenato. Hablamos de un talento nato que sac¨® de su imaginaci¨®n m¨¢s de mil canciones en todo su andar art¨ªstico. Dichas composiciones fueron apetecidas por Diomedes D¨ªaz, Silvestre Dangond, Mart¨ªn El¨ªas, Jorge O?ate, Iv¨¢n Villaz¨®n y muchos otros que sab¨ªan que Omar era sin¨®nimo de ¨¦xito.
Con su grupo, Los Diablitos, Geles consolid¨® una nueva forma de interpretar el g¨¦nero, llev¨¢ndolo m¨¢s all¨¢ de los aires tradicionales y posicionando las letras rom¨¢nticas como una nueva forma de sentir y cantar. Los Diablitos se tomaron el pa¨ªs entero y sus canciones, como Los caminos de la vida o Cuando casi te olvidaba, ya se consideran cl¨¢sicos del sentir vallenato.
El jueves los acordeones estaban tristes. Las l¨¢grimas se tomaron los versos, y sus l¨ªneas parec¨ªan estar afligidas en el r¨ªo Guatapur¨ª. Pero ya el viernes el vallenato volvi¨® a ser el vallenato, ese que ante las penas canta canciones, ante la tristeza crea versos y ante la muerte transforma a los humanos en leyendas. Omar dej¨® canciones para la vida, para la muerte, para los amigos, para el amor, para las madres, para recordarlo por siempre.
Ahora que el vallenato es patrimonio inmaterial, se vuelve m¨¢s que necesario que Geles viva en la memoria de la m¨²sica, que los museos se interesen por su historia, que se hable de sus composiciones en universidades y espacios acad¨¦micos. Lo que hoy es tristeza, ma?ana ser¨¢ alegr¨ªa, y as¨ª es como se debe recordar a Omar Geles y sus composiciones: con la alegr¨ªa propia del vallenato, ¡°porque cuando estoy en la parranda, no me acuerdo de la muerte¡±.
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