Sexo a cambio de medicinas o educaci車n: uno de cada cinco latinoamericanos conoce la &sextorsi車n*
Un estudio de &The Lancet* que analiza la corrupci車n sexual pone el foco en Colombia por la alta incidencia de esta pr芍ctica
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Un oficial de migraci車n que le da el paso a una migrante a cambio de sexo. Un doctor que solo receta las medicinas de las madres vulnerables que se desnuden para ellos en la consulta. Oficiales que no cortan el agua de ciertos barrios si alguna de las afectadas accede a lo que ellos piden. Hay dos cosas en las que coinciden las expertas en corrupci車n sexual. La primera es que no es una excepci車n ni una an谷cdota entre los funcionarios p迆blicos de ning迆n pa赤s, ni siquiera en los m芍s desarrollados. Y la segunda es que la lupa no hay que ponerla en las mujeres. ※El foco tiene que estar en la autoridad§, explica la investigadora argentina Dolores Calvo. ※Un m谷dico o maestro tiene que ejercer de manera 赤ntegra su trabajo. Punto. No importa que tenga una ristra de mujeres detr芍s dispuestas a pagar con sexo, por el contexto de vulnerabilidad en el que est芍n§.
Esta misma idea es sobre la que pivota un reciente estudio de The Lancet. En el informe se ahonda precisamente en este tipo de corrupci車n tan escurridiza entre las defensoras de la mujer y los expertos en corrupci車n. Al ser una pr芍ctica bisagra entre ambos mundos, este problema se convierte en una papa caliente que pasa de mano en mano sin que nadie la aborde. Es un mal hu谷rfano. Aunque Michele Coleman, investigadora de g谷nero y anticorrupci車n y principal autora de Cuando se exige sexo como pago por servicios de atenci車n m谷dica, cree que es un tema cada vez m芍s presente en la agenda, ※a迆n no es mainstream§. ※Es probable que ese deba a que desconocemos por completo hasta qu谷 punto se est芍 produciendo. Sin datos que lo demuestren, es dif赤cil conseguir que los responsables pol赤ticos y otras partes interesadas claves escuchen y tomen medidas§, cuenta.
La palabra sextorsi車n se ha utilizado a menudo para describir el fen車meno del sexo y el abuso de autoridad. Sin embargo, es solo una peque?a parte de lo que engloba la corrupci車n sexual, ya que la sextorsi車n siempre es una extorsi車n expl赤cita. Este concepto deja por fuera los casos en los que, aunque no se efect迆e el acto sexual, se insin迆a o se pide directamente por parte de un oficial. Los baj赤simos subregistros de denuncias tanto de la sextorsi車n como de las dem芍s modalidades de corrupci車n sexual hacen casi imposible cuantificar la pr芍ctica.
Sin embargo, de acuerdo al Bar車metro de Corrupci車n Global de Transparencia Internacional de 2019, recogido en el informe de The Lancet, uno de cada cinco latinoamericanos conoce a alguien o ha sido v赤ctima de este tipo de violencia basada en g谷nero, que afecta desproporcionadamente a las mujeres. Este mismo estudio ha conseguido hacer una radiograf赤a de los pa赤ses donde este fen車meno es m芍s acuciante: principalmente son pa赤ses asi芍ticos y africanos. El 迆nico pa赤s latinoamericano que citan es Colombia, por el inter谷s de analizarlo por parte de la cooperaci車n sueca -patrocinadora del informe- y por la alta incidencia de estas pr芍cticas.
※La violencia sexual y la corrupci車n est芍n entrelazadas en Colombia§, se lee en otro informe en el que particip車 Calvo y base del m芍s reciente estudio. Este dedica una dura explicaci車n sobre c車mo los 50 a?os de conflicto armado y el patriarcado han perjudicado tanto a las colombianas: ※El abuso de poder y ciertos tipos de violencia sexual est芍n normalizados y existe una gran impunidad en los casos de violencia sexual. En Colombia, el continuum de la violencia de g谷nero y sexual permea todas las esferas de la vida, todos los aspectos de la sociedad y todas las relaciones que viven las mujeres, tanto p迆blicas como privadas§.
De acuerdo con la investigaci車n, la falta de recursos aumenta la vulnerabilidad para estar expuestos a la pr芍ctica, por ejemplo, en situaciones de migraci車n. ※En un contexto de extrema impunidad en el acceso a la justicia, la falta de poder y de voz hace m芍s o menos imposible que las v赤ctimas de la sextorsi車n denuncien y hagan visibles las violaciones que han sufrido§, dice.
※No son una prioridad§
Mar赤a Fernanda Galicia, directora de Mexiro, una organizaci車n feminista que trabaja con temas de anticorrupci車n desde hace m芍s de un lustro, es tajante al afirmar el mismo mal en su pa赤s: ※La perspectiva de g谷nero no es una prioridad en M谷xico. Cuando les preguntas a las principales instituciones encargadas de la anticorrupci車n si tienen un enfoque diferencial o si eval迆an de qu谷 manera impacta diferente entre las mujeres y las personas LGTBI, te dicen abiertamente que no es su prioridad. Parece que los tratados internacionales no los reconocieran como propios§. Para la mexicana, la corrupci車n sexual est芍 ※completamente invisibilizada§ y lamenta que est谷 tan infrafinanciada. ※Ni las fiscal赤as tienen protocolos de acci車n, ni existen leyes ni sentencias que sirvan de antecedentes para proteger a las mexicanas§, cuenta por tel谷fono.
Calvo insiste en que la corrupci車n sexual no es exclusiva de los pa赤ses en v赤as de desarrollo: ※Pasa en todos lados, en Suecia y Noruega tambi谷n. Y es incluso m芍s dif赤cil atajarlo porque existe una autopercepci車n de que no existe ni la desigualdad de g谷nero ni la corrupci車n§. Una de las soluciones que ven las expertas es la concienciaci車n, dejando de normalizar estas pr芍cticas, y, legislar sobre ellas.
Pero incluir el delito o especificarlo dentro del de corrupci車n trae varios interrogantes. Una de las claves para que el remedio no sea peor que la enfermedad es que, a diferencia del delito de corrupci車n, en el que se inculpa tanto a quien soborna como a quien recibe el soborno, este tiene que tratarse diferente. ※Cuando el sexo es la moneda de cambio, cambia tangencialmente la forma en la que piensas la relaci車n. Ellas no pueden ser enjuiciadas porque son v赤ctimas de un abuso sexual§, explica Calvo, quien equipara este tipo de abuso con el de las mujeres prostituidas. ※La prostituta no quiere tener sexo con vos, si no no te cobrar赤a. Es lo mismo. No se puede hablar de consentimiento cuando hay un poder tan desigual§.