Oriente Pr¨®ximo tiene un problema de ¡®sextorsi¨®n¡¯
Una de cada cinco personas en Jordania, L¨ªbano y Palestina ha sido sometida a este chantaje o conoce a alguien que lo ha sufrido, uno de los peores ¨ªndices del mundo, seg¨²n una encuesta de Transparency Internacional. Las mujeres son especialmente vulnerables, y la mayor¨ªa de casos no se denuncian
Despu¨¦s de que su marido se trasladara a Arabia Saud¨ª por motivos de trabajo, Fadya Salman, de 27 a?os, empez¨® a enviarle fotos suyas desnuda desde su casa en San¨¢, la capital de Yemen. No era lo mismo que estar juntos, pero les ayudaba a mantener vivo su v¨ªnculo. Despu¨¦s le robaron el tel¨¦fono. El ladr¨®n amenaz¨® con publicar las fotos en internet a menos que Salman ¨Dcuyo nombre, al igual que el de otras fuentes, se ha cambiado aqu¨ª para proteger su seguridad¨D saliera con ¨¦l. Se hab¨ªa convertido en v¨ªctima de lo que las autoridades llaman sextorsi¨®n, el acto de amenazar con compartir im¨¢genes expl¨ªcitas o de desnudo a menos que se satisfagan demandas sexuales o de dinero.
Salman se neg¨®. Al final, su familia se enter¨® de lo ocurrido y, en 2022, fue asesinada. Una amiga de la infancia, que pidi¨® que no se revelara su nombre, asegura que su hermano peque?o la hab¨ªa matado, presionado por su padre en un supuesto crimen de honor. Un agente de investigaci¨®n criminal de Yemen confirm¨® que hab¨ªa sido asesinada, aunque no se han presentado cargos, como suele ocurrir con este tipo de cr¨ªmenes. ¡°Fue una pesadilla¡±, dice la amiga, tratando de describir el calvario de Salman. ¡°Cuando una mujer se encuentra en una situaci¨®n as¨ª, est¨¢ sola. No puede confiar en nadie para que la ayude. No puede acudir a un familiar var¨®n porque asumir¨¢ que ella es la culpable, y otra mujer no puede ayudarla¡±.
La sextorsi¨®n est¨¢ convirti¨¦ndose en una crisis mundial, advirtieron el a?o pasado la Oficina Federal de Investigaci¨®n de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en ingl¨¦s) y su organismo internacional encargado de la aplicaci¨®n de la ley. Las arraigadas tradiciones patriarcales han hecho a las mujeres de Oriente Pr¨®ximo y el Norte de ?frica especialmente vulnerables a este chantaje. Aunque la mayor¨ªa de los casos nunca se denuncian a las autoridades, una encuesta realizada en 2019 por Transparencia Internacional revel¨® que una de cada cinco personas entrevistadas en Jordania, L¨ªbano y Palestina hab¨ªa sido sometida a sextorsi¨®n o conoc¨ªa a alguien que lo hab¨ªa sido, uno de los peores ¨ªndices del mundo.
Cuando una mujer se encuentra en una situaci¨®n as¨ª, est¨¢ sola. No puede confiar en nadie para que la ayude. No puede acudir a un familiar var¨®n porque asumir¨¢ que ella es la culpable, y otra mujer no puede ayudarlaLa amiga de una joven yemen¨ª asesinada tras sufrir una extorsi¨®n sexual
Las actitudes sociales generalizadas que hacen recaer sobre las mujeres la carga de preservar el honor familiar impiden a menudo que las v¨ªctimas acudan a la justicia. Y como en el caso de Salman, el chantaje puede tener consecuencias tr¨¢gicas.
Estos estrictos c¨®digos sociales son especialmente severos en Yemen, que ocup¨® el ¨²ltimo lugar en el ?ndice de Brecha Global de G¨¦nero del Foro Econ¨®mico Mundial durante 15 a?os consecutivos (desde 2006 hasta 2020) y tiene un turbulento historial en los denominados cr¨ªmenes de honor. Amaal Aldobai, activista yemen¨ª por los derechos de la mujer y directora del Centro para Combatir la Violencia contra la Mujer, subraya: ¡°Si una mujer es v¨ªctima de sextorsi¨®n, no puede cont¨¢rselo a su familia porque la condenar¨¢n a muerte en lugar de hacerle justicia¡±.
Divorcios, asesinatos y suicidios
Aunque a algunas mujeres las convencen para que env¨ªen im¨¢genes privadas con promesas de matrimonio, el activista yemen¨ª Mokhtar Abdel Moez afirma que la mayor¨ªa son v¨ªctimas de bandas que piratean los tel¨¦fonos de las mujeres y las coaccionan para que se prostituyan o paguen grandes sumas de dinero. ¡°Esto da pie a centenares de casos de divorcio, asesinato y suicidio cada a?o¡±, explica. ¡°En algunos casos, las mujeres ceden a la coacci¨®n y se ven obligadas a prostituirse para evitar la publicaci¨®n de im¨¢genes que ni siquiera son escandalosas y que, sin embargo, bastan para provocar su asesinato por el mero hecho de estar en posesi¨®n de un hombre extra?o¡±. Moez es el fundador de Sanad, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro de Yemen que apoya a las v¨ªctimas de la ciberdelincuencia a trav¨¦s de una red de unos 400 voluntarios, que tratan de identificar a los extorsionadores y convencerlos de borrar las im¨¢genes. Cuando cre¨® el grupo, en marzo de 2020, Moez no esperaba encontrar tantos casos de sextorsi¨®n, pero ya ha recibido unas 17.000 denuncias, 6.000 de ellas el a?o pasado. Calcula que aproximadamente uno de cada cuatro son casos de sextorsi¨®n.
Las cifras oficiales son muy inferiores. Un funcionario del Ministerio del Interior del Gobierno liderado por los hut¨ªes en San¨¢, que pidi¨® no ser citado por no estar autorizado a hablar con los medios de comunicaci¨®n, declara que en 2022 se denunciaron 114 delitos electr¨®nicos, incluida la sextorsi¨®n. La administraci¨®n de Yemen en Ad¨¦n, respaldada por Arabia Saud¨ª, no lleva a cabo un recuento de los casos de sextorsi¨®n denunciados ¡ªla mayor¨ªa de ellos contra mujeres¡ª, pero varios funcionarios reconocen haber recibido decenas de denuncias de este tipo.
En Egipto, el activista Mohamed El-Yamani puso en marcha en 2020 una red llamada Qawem (¡°resistir¡± en espa?ol), despu¨¦s de que una joven se quitara la vida por miedo a que su exnovio sacara a la luz im¨¢genes privadas. Egipto ocupa el puesto 134 de 146 en el ?ndice Global de Brecha de G¨¦nero, y El-Yamani afirma que su grupo ha recibido informes de m¨¢s de 100.000 casos de sextorsi¨®n desde que empez¨®, pero cree que esto es solo una peque?a parte de los delitos cometidos. El-Yamani afirma que Qawem ha intervenido con ¨¦xito en 4.000 casos, utilizando una red de voluntarios para disuadir a los chantajistas rastreando su ubicaci¨®n y amenazando con exponer sus acciones a su familia, amigos y compa?eros. Saber que la v¨ªctima cuenta con apoyo suele bastar para disuadir a los chantajistas, pero, si no es as¨ª, el activista anima a las mujeres a denunciar a los autores ante las autoridades.
En un caso, cuenta El-Yamani, alguien public¨® en internet im¨¢genes de una ni?a de una importante familia egipcia en las que aparec¨ªa sin pa?uelo. La chica se hab¨ªa negado a acceder a las exigencias de su chantajista, que quer¨ªa dinero y videollamadas con ella. Cuando se public¨® el contenido, fue acusada de imprudencia y obligada a quedarse en casa sin ir a la escuela. Seg¨²n El-Yamani, Qawem consigui¨® calmar la situaci¨®n localizando al chantajista y consiguiendo que se disculpara y retirara el contenido, y convenci¨® al padre de la ni?a para que la permitiera volver a la escuela.
Los expertos afirman que la naturaleza patriarcal de las relaciones familiares en algunos pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo ha contribuido al problema
Egipto, explica El-Yamani, es un l¨ªder regional en la lucha contra este problema. Las autoridades han creado unidades de investigaci¨®n digital en todo el pa¨ªs para tratar este tipo de delitos, y han aprobado leyes para garantizar que las identidades de las v¨ªctimas que denuncien permanezcan ocultas. Intervenciones como las de Qawem ser¨ªan mucho m¨¢s dif¨ªciles en pa¨ªses como Yemen y Siria, reconoce. ¡°Muchas mujeres de estos pa¨ªses preferir¨ªan tratar con sus sextorsionadores en secreto, sin importar las consecuencias, ya que sus familias las considerar¨ªan responsables de no proteger el honor de su familia¡±, asegura El-Yamani.
Los expertos afirman que la naturaleza patriarcal de las relaciones familiares en algunos pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo ha contribuido al problema. ¡°Un factor com¨²n en los 3.657 casos que nos han llegado es la confianza ciega de las v¨ªctimas en el agresor, debido a que carecen de la sensaci¨®n de sentirse queridas y abrazadas en su propio entorno¡±, se?ala Zainab al-Aasi, psiquiatra siria y fundadora de una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro llamada Gardenia que ofrece apoyo legal y mental a v¨ªctimas de sextorsi¨®n. En Yemen no hay leyes que contemplen la sextorsi¨®n, explica Fawzia el-Meressi, miembro de la junta de la Uni¨®n de Mujeres Yemen¨ªes, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro. Incluso si las hubiera, sostiene, estos delitos seguir¨ªan existiendo; son la consecuencia de un sistema patriarcal que ¡°crea entre la mujer y los miembros masculinos de su familia un enorme vac¨ªo, que los delincuentes explotan¡±.
Omaima, de 21 a?os, contact¨® a trav¨¦s de internet con un hombre que una amiga le present¨® como investigador de una organizaci¨®n de salud de la mujer. El hombre le ofreci¨® pagarle si le facilitaba informaci¨®n sobre su vida, una oferta atractiva en Yemen, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, donde el 80% de la poblaci¨®n depende de la ayuda humanitaria. Al principio, Omaima respondi¨® a las preguntas que le enviaba por WhatsApp, compartiendo detalles sobre su relaci¨®n con su marido y fotos suyas sin pa?uelo en la cabeza, un tab¨² en la estricta sociedad musulmana de la que forma parte. M¨¢s tarde, las preguntas empezaron a ser de ¨ªndole sexual, lo que la incomod¨®. Cuando empez¨® a ignorarle, el hombre amenaz¨® con enviar las fotos a su marido, y cumpli¨® la amenaza cuando se neg¨® a hacerle caso. Su marido se divorci¨® de ella. ¡°Ni siquiera me escuch¨®¡±, dice Omaima.
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