Los mercenarios colombianos, la nueva apuesta de los paramilitares en la guerra civil de Sud¨¢n
Decenas de exmilitares, contratados a trav¨¦s de empresas de seguridad privada, combaten para las Fuerzas de Apoyo R¨¢pido en uno de los conflictos m¨¢s cruentos de la actualidad
La noticia, tan extra?a como alarmante, hizo que muchos en Colombia, un pa¨ªs sumido en su conflicto interno, pusieran su atenci¨®n en la guerra civil de Sud¨¢n, una lucha que ha provocado una gran crisis humanitaria, pero que apenas aparece en las portadas de los peri¨®dicos nacionales. M¨¢s de 20 colombianos fueron asesinados por drones suicidas en la regi¨®n de Darfur, en el este del pa¨ªs africano, seg¨²n inform¨® la semana pasada el ej¨¦rcito sudan¨¦s. Todo apunta a que se trataba de parte de los alrededor de 300 mercenarios que han sido reclutados para combatir codo con codo con los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo R¨¢pido, un grupo armado que intenta hacerse con el control del territorio desde hace m¨¢s de a?o y medio.
Las primeras informaciones aparecieron a finales de noviembre. Un video compartido en las redes sociales mostraba a un hombre ¡ªpresumiblemente un combatiente de las Fuerzas Armadas de Sud¨¢n¡ª que grababa pasaportes y c¨¦dulas encontrados en el desierto que correspond¨ªan a varios colombianos. Fue el primer atisbo de una historia en ebullici¨®n, que estall¨® con la revelaci¨®n de que son al menos 300 los connacionales que combaten en la guerra de Sud¨¢n, seg¨²n recopil¨® La Silla Vac¨ªa a partir de los testimonios de varios exmilitares involucrados. Ellos aseguran que hay muchos que est¨¢n all¨ª en contra de su voluntad y que denuncian haber sido contratados para trabajar como vigilantes en Dub¨¢i, en Emiratos ?rabes Unidos, a m¨¢s de 3.300 kil¨®metros al este de Darfur.
El reclutamiento ocurre mayoritariamente a trav¨¦s de empresas de seguridad privada, que ofrecen varios miles de d¨®lares por trabajos de corto tiempo, explica Ulrich Petersohn, experto en seguridad y la actividad mercenaria. ¡°El ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena son casi siempre los que se conocen en la industria como ¡®nacionales de terceros pa¨ªses¡¯, que salen de Colombia, Per¨², El Salvador, Somalia o Nigeria. Sin pasaportes fuertes ni el dinero para boletos de avi¨®n, dependen enteramente de lo que las agencias quieran hacer con ellos¡±, a?ade por videollamada el tambi¨¦n profesor de la Universidad de Liverpool.
Se trata de compa?¨ªas que, en el papel, son como cualquier otra. Tienen la documentaci¨®n en regla y se presentan como operadores de servicios de vigilancia en otros pa¨ªses. ¡°Ya no hablamos de grandes emporios como Blackwater [de EE UU] o Wagner [en Rusia], sino de empresas unipersonales en la que un general retirado registra el comercio y lo promociona a trav¨¦s de cadenas de WhatsApp¡±, explica Mario Urue?a, experto en seguridad global de la Universidad del Rosario. Ofrecen a los exmilitares hasta cinco veces el dinero de su salario de retiro, lo que hace muy atractiva la oferta.
Enga?ados o no (Petersohn sostiene que no todos son ¡°idiotas¡± y que muchos comprenden los riesgos), los colombianos en Sud¨¢n se hallan en un momento clave de la contienda. Por primera vez desde el inicio de la guerra civil, el ej¨¦rcito sudan¨¦s ha ganado terreno a los paramilitares en distintas zonas y especialmente en Jartum, la capital, controlada mayoritariamente por las Fuerzas de Apoyo R¨¢pido (FAR). El conflicto ha provocado una de las crisis humanitarias m¨¢s graves de todo el mundo: m¨¢s de 20.000 personas han muerto, seg¨²n la ONU ¡ªotras investigaciones elevan la cifra hasta 60.000¡ª, y m¨¢s de 10 millones han sido desplazados forzosamente de sus hogares.
Los colombianos no son los ¨²nicos mercenarios que combaten en Sud¨¢n. El ej¨¦rcito ha denunciado que las FAR tienen entre sus filas a mercenarios de pa¨ªses vecinos, del Sahel, como Chad o N¨ªger. Medios internacionales como CNN afirman, adem¨¢s, haber encontrado evidencias de que la organizaci¨®n rusa Wagner les ha suministrado misiles para atacar a las Fuerzas Armadas, a su vez respaldadas por Egipto. Uno de los principales jugadores es Emiratos ?rabes Unidos, el cual ha negado su rol en el conflicto pese a las informaciones de m¨²ltiples organizaciones humanitarias y de los expertos de la ONU de su papel en la guerra.
A pesar de que desde 1989 existe una convenci¨®n de la ONU para prohibir el reclutamiento y entrenamiento de mercenarios y de las pruebas que existen de que este mercado sigue latente en guerras como la de Sud¨¢n, Petersohn se?ala la dificultad, si no la imposibilidad, de que las empresas o los mercenarios sean juzgados. ¡°Hay un muy pocos ejemplos en los que contratistas han llegado a juicio por adentrarse en conflictos extranjeros y ese es un poco el punto: que no haya rendici¨®n de cuentas¡±, admite.
Prohibir los militares a sueldo
Ante este peligroso escenario en el que se ven sumidas decenas de colombianos, el presidente Gustavo Petro ha asegurado que es una pr¨¢ctica que debe prohibirse. ¡°Los militares deben tener un mejor nivel de vida en Colombia, pero los due?os de la sangre joven derramada por dinero en pueblos extranjeros deben ser castigados penalmente¡±, indic¨® en una publicaci¨®n de X.
A su vez, el canciller, Luis Gilberto Murillo, lament¨® la participaci¨®n de connacionales en el conflicto durante una llamada con su hom¨®logo sudan¨¦s y se comprometi¨® a garantizar el retorno de los ciudadanos que siguen en combate, seg¨²n un comunicado del Ministerio de Exteriores de Sud¨¢n citado por la agencia turca Anadolu. Durante un viaje esta semana a Doha, la capital de Qatar, Murillo dijo a EFE que espera recuperar los cad¨¢veres de los colombianos ya fallecidos.
El Gobierno de Colombia ha impulsado en el Congreso un proyecto de ley que pretende ilegalizar las organizaciones ¡°que instrumentalizan a los militares retirados¡± a trav¨¦s de la aprobaci¨®n de la convenci¨®n de 1989. Para Ure?a, aunque el pacto no est¨¢ tan extendido ¡ªapenas lo han suscrito una treintena de pa¨ªses¡ª, es una ¡°propuesta inteligente que va en la direcci¨®n correcta, que es criminalizar a las cabezas que instrumentalizan a las personas¡±.
Aunque Sud¨¢n es el pa¨ªs en el que m¨¢s recientemente se han registrado casos de mercenarios colombianos, hombres retirados han participado a sueldo en conflictos como los de Yemen, Irak o Afganist¨¢n. Uno de los hechos m¨¢s recordados que involucran esta actividad es el magnicidio del presidente de Hait¨ª, Jovenel Mo?se, en 2021, que fue asesinado en una operaci¨®n en la que particip¨® una veintena de colombianos, varios de ellos exmilitares.