Un liderazgo ¡°petrificador¡± y deslegitimador
M¨¢s le convendr¨ªa al presidente Petro abandonar tanta paranoia con los suyos y empezar por reconocer autocr¨ªticamente su nefasto e incompetente estilo de liderazgo
Gustavo Petro Urrego, en un acto de impudicia presidencial e irresponsabilidad gubernamental, exhibi¨® p¨²blicamente en el Consejo de Ministros, televisado el pasado 4 de febrero, su mayor defecto y tal¨®n de Aquiles: su liderazgo. Un liderazgo que no solo petrifica su gobernabilidad, sino que, adem¨¢s, erosiona su respetabilidad personal y legitimidad presidencial. De alguna manera, propici¨® un ¡°autogolpe¡± ante el gabinete ministerial y la opi...
Gustavo Petro Urrego, en un acto de impudicia presidencial e irresponsabilidad gubernamental, exhibi¨® p¨²blicamente en el Consejo de Ministros, televisado el pasado 4 de febrero, su mayor defecto y tal¨®n de Aquiles: su liderazgo. Un liderazgo que no solo petrifica su gobernabilidad, sino que, adem¨¢s, erosiona su respetabilidad personal y legitimidad presidencial. De alguna manera, propici¨® un ¡°autogolpe¡± ante el gabinete ministerial y la opini¨®n nacional al descalificar la competencia de sus m¨¢s leales e incondicionales colaboradores: Augusto Rodr¨ªguez, Gustavo Bol¨ªvar, Susana Muhamad, Alexander L¨®pez y la vicepresidenta Francia M¨¢rquez.
Benedetti contra Progresistas
En su lugar, opt¨® por una defensa sof¨ªstica de Armando Benedetti, nombrado jefe de despacho presidencial, argumentado que merec¨ªa una segunda oportunidad, bajo la falaz acusaci¨®n del sectarismo pol¨ªtico de sus cr¨ªticos, los progresistas, que lo vetaron. Incluso el presidente Petro lleg¨® m¨¢s lejos, pues compar¨® a Benedetti con el m¨ªtico fundador del M-19, Jaime Bateman, agregando que compart¨ªa con ¨¦ste su toque de ¡°locura¡± y espontaneidad coste?a en la forma de hacer pol¨ªtica, mientras mov¨ªa sus dedos de la mano derecha, como contando dinero. Quiz¨¢ por ello, Augusto Rodr¨ªguez, actual director de la Unidad Nacional de Protecci¨®n, le ripost¨® que no compart¨ªa semejante comparaci¨®n y agreg¨® que desde la campa?a presidencial le hab¨ªa advertido sobre los riesgos de Benedetti por sus relaciones con un tal Pap¨¢ Pitufo, cuya identidad es Diego Mar¨ªn Buitrago, m¨¢s conocido como el ¡°zar del contrabando¡± en Colombia. Actualmente, Mar¨ªn est¨¢ detenido en Portugal y su extradici¨®n a Colombia, solicitada por el presidente Petro, est¨¢ pendiente de aprobaci¨®n por el Supremo Tribunal de Justicia de dicho pa¨ªs. Por tal revelaci¨®n en el Consejo de Ministros, Benedetti acaba de dar poder a su abogado, David Benavides, para que inicie acciones legales contra Rodr¨ªguez en la Fiscal¨ªa por omisi¨®n, injuria y calumnia.
Campa?as y presidencias electof¨¢cticas
Para completar este penumbroso cuadro donde se fusionan pol¨ªtica, criminalidad e investigaciones judiciales, ahora conocemos la noticia de que la Sala de Instrucci¨®n de la Corte Suprema de Justicia acaba de acusar formalmente a Armando Benedetti por el delito de tr¨¢fico de influencias por su presunta participaci¨®n en el entramado corrupto ligado a la contrataci¨®n en el Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade). As¨ª las cosas, volvemos al mismo escenario en que aparecen involucradas las ¨²ltimas campa?as presidenciales con poderes de facto criminales e ilegales. En algunos casos con poderes empresariales, como Odebrecht en las campa?as de Santos y ?scar Iv¨¢n Zuluaga en 2010 y 2014. En otras con personajes y fuerzas m¨¢s oscuras y violentas, como Uribe con las AUC y luego la Yidispol¨ªtica, hasta llegar a Iv¨¢n Duque con la ?e?epol¨ªtica.
Cada d¨ªa, pues, se hace m¨¢s evidente y transparente que, desde los magnicidios de Gal¨¢n, Jaramillo y Pizarro, han sido los poderes de facto los que determinan no solo quienes ganan la Presidencia y las mayor¨ªas en el Congreso, como sucedi¨® con la parapol¨ªtica, donde cerca de 60 congresistas pasaron de la curul a la c¨¢rcel, sino tambi¨¦n con qui¨¦n, c¨®mo y a favor de qui¨¦nes se gobierna. De alguna manera esa tensi¨®n fue la que explot¨® en el Consejo de Ministros, cuando los progresistas vetaron a Benedetti por su cuestionado rol durante la campa?a presidencial, pero tambi¨¦n por sus agresiones contra su esposa en Madrid, cuya investigaci¨®n penal adelanta la Fiscal¨ªa General de la Naci¨®n y disciplinariamente el Ministerio de Relaciones Exteriores, ahora presidido por la canciller Laura Sarabia, quien fuera su asistente en la Unidad de Trabajo Legislativo en el Congreso. Antecedentes y relaci¨®n que el presidente Petro minimiza, afectando de manera irreparable la validez y coherencia de un proyecto pol¨ªtico que se precia de ser ¡°revolucionario¡±, pero niega por completo con falacias como la existencia de ¡°feminismos que destruyen a los hombres¡±, para refutar el rechazo de la ministra Muhamad a Benedetti como jefe de despacho presidencial.
Petro: ?estadista o demagogo?
Por ello, renunci¨® su ministro de las Culturas, Juan David Correa, aduciendo que ¡°no pod¨ªa tener de jefe a un maltratador de mujeres¡±, refiri¨¦ndose a Benedetti. Es lamentable que funcionarios como Juan David Correa y Jorge Rojas tengan que renunciar en lugar de Benedetti. Y todav¨ªa peor, que se?ale a Rojas de ¡°querer acabar el Gobierno, como quiere la extrema derecha¡±. M¨¢s le convendr¨ªa al presidente Petro abandonar tanta paranoia con los suyos y empezar por reconocer autocr¨ªticamente su nefasto e incompetente estilo de liderazgo. Un estilo prepotente y descort¨¦s, parecido al de Trump, pero acompa?ado de impotencia en el cumplimiento de las metas de Gobierno. Metas indiscutiblemente progresistas que, al quedarse en el papel, aumentan la frustraci¨®n y desconfianza en millones de sus electores y dan impulso a una oposici¨®n implacable, que celebrar¨¢ euf¨®rica tantos desaciertos en las elecciones del 2026.
Si contin¨²a el presidente Petro embebido en su diletantismo filos¨®fico y literario, no solo demostrar¨¢ carecer de vocaci¨®n pol¨ªtica de estadista, sino que terminar¨¢ ¡°siendo un comediante al tomar a la ligera la responsabilidad por las consecuencias de sus actos y preocuparse solo por la ¡°impresi¨®n¡± que hace¡±, como se?al¨® Weber que es lo propio de todo demagogo, quien solo tiene en cuenta ¡°el efecto que produce¡±. De suceder as¨ª, su administraci¨®n pasar¨¢ a la historia como la UNGRD: un Gobierno de Riesgos y Desastres, que aplazar¨¢ por cien a?os m¨¢s la segunda oportunidad que todos merecemos en este pa¨ªs de la belleza, la vida y el horror, mucho m¨¢s que Benedetti, a quien probablemente la justicia no le d¨¦ m¨¢s oportunidades.