No tener hijos para no contribuir a la debacle ambiental
As¨ª lo hemos decidido mi pareja y yo, pero nos queda claro que esta es una decisi¨®n personal, que es un privilegio y que pone el foco en el individuo, cuando deber¨ªamos ponerlo en el capitalismo y las empresas
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Mi esposo y yo hemos decidido no tener hijos. Ninguno de los dos siente ese llamado a trascender espec¨ªficamente hered¨¢ndole nuestros genes y nuestras memorias a un nuevo y peque?ito ser humano. Pero, adem¨¢s, esta es una decisi¨®n que fuertemente se alinea con una cierta pesadumbre que compartimos sobre el estado del planeta en el que vivimos. Una perspectiva m¨¢s bien pesimista sobre la vida que va a ser posible en esta Tierra que le dejar¨ªamos a esa nueva generaci¨®n. Una debacle que, a pesar de nuestros propios ¨¢nimos activistas y combativos, no vemos que tenga ya remedio y que, en su estado de deterioro imparable, nos generar¨ªa mucho sufrimiento y angustia dejarle a ese nuevo ser al que le di¨¦ramos vida. En nuestras charlas de almohada o mientras cenamos, nos hemos cuestionado si hace sentido, en un mundo tan poblado, -seg¨²n la ONU, para 2050 seremos 9.700 millones de seres humanos-, y con recursos tan agotados, seguir con algo que a estas alturas nos parece m¨¢s bien un mandato al que, al menos, deber¨ªamos atrevernos a hacerle preguntas. ?De verdad tenemos que seguir teniendo hijos?
Esta es una columna personal, porque esa, la decisi¨®n de tener hijos o no, es y deber¨ªa seguir siendo una decisi¨®n personal. Sin embargo, no ser¨ªa honesta si no confesara que por mucho tiempo aliment¨¦ esa decisi¨®n tomada amorosamente junto a mi pareja con la fantas¨ªa de que adem¨¢s, as¨ª est¨¢bamos haciendo algo realmente coherente y relevante por esta tierra que amamos tanto. Como lo dicen tan claramente los movimientos feministas, lo personal siempre termina siendo pol¨ªtico. Pero¡?Era cierto entonces que podr¨ªa haber una ruta para desacelerar un poco la cat¨¢strofe ambiental si m¨¢s mujeres como yo, m¨¢s parejas, dejaban de tener hijos, o al menos decid¨ªan tener uno menos? ?Pod¨ªa seguir creyendo que no traer un beb¨¦ a este mundo nos hac¨ªa un poquito m¨¢s respetuosos de ¨¦l y de sus necesidades? Una primera b¨²squeda entre investigaciones cient¨ªficas parec¨ªa confirmar que s¨ª.
Un popular informe titulado ¡®La brecha de mitigaci¨®n clim¨¢tica: la educaci¨®n y las recomendaciones gubernamentales pasan por alto las acciones individuales m¨¢s efectivas¡¯, publicado en 2017, por Seth Wynes y Kimberly A Nicholas, consider¨® una amplia gama de decisiones individuales sobre estilos de vida y calcul¨® su potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los pa¨ªses desarrollados. Tras el an¨¢lisis, los cient¨ªficos recomendaron cuatro acciones de alto impacto y con capacidad de reducir sustancialmente las emisiones personales por a?o. La primera, efectivamente, era no tener hijos o tener uno menos. ¡°Tener un hijo menos significar¨ªa una reducci¨®n en promedio para los pa¨ªses desarrollados de 58,6 toneladas de emisiones de CO2 al a?o. Vivir sin un carro, reducir¨ªa 24 toneladas de carbono. Evitar viajes trasatl¨¢nticos en avi¨®n, 1,6 toneladas de CO2 por viaje ida y vuelta y, finalmente, tener una dieta basada en plantas, un total de 0,8 toneladas de CO2 al a?o¡±.
El estudio agregaba cifras comparativas de este tipo: ¡°Una familia de Estados Unidos que elige tener un hijo menos, proporcionar¨ªa el mismo nivel de reducci¨®n de emisiones que 684 adolescentes que deciden practicar el reciclaje integral el resto de sus vidas¡±. Justamente, el informe conclu¨ªa que, en lugar de estar poniendo la atenci¨®n en acciones menores que han sido las m¨¢s expandidas, como apagar la luz que no se est¨¢ usando en casa, reciclar o tomar duchas de tres minutos, los libros de ciencias de los estudiantes j¨®venes deber¨ªan estar poniendo ¨¦nfasis en estas cuatro acciones que, seg¨²n estas cifras, traer¨ªan impactos considerables.
?Muy bien! Ten¨ªa mi cifra avalada por la ciencia de la potencial cantidad de CO2 que le ahorrar¨ªamos al planeta con nuestra decisi¨®n de no tener un beb¨¦. Pero la pregunta que me surgi¨® inmediatamente me pareci¨® m¨¢s compleja de resolver. Si pens¨¢ramos en expandir m¨¢s esta idea, ?podr¨ªan las mujeres en todo el mundo decidir sobre sus cuerpos como yo estaba decidiendo sobre el m¨ªo?
¡°Decidir qu¨¦ hacer con el cuerpo es algo que est¨¢ profundamente atravesado por estructuras de poder. Decidir qu¨¦ hacer con el cuerpo es, en realidad, algo que pueden hacer muy pocas mujeres, y eso incluye la decisi¨®n de tener hijos o no¡±, me dijo contundentemente Diana Ojeda, profesora asociada del CIDER, de la Universidad de los Andes en Colombia y coautora del paper Enfrentando el poblacionismo: desaf¨ªos feministas para el control de la poblaci¨®n en una era de cambio clim¨¢tico.
La idea, ingenua, que muchas veces se me hab¨ªa pasado por la cabeza de hacer m¨¢s militancia y convencer a cada vez m¨¢s mujeres y parejas de no tener hijos para ayudar a este planeta part¨ªa sin duda de mis propios privilegios, unos que me hac¨ªan creer falsamente que todas las mujeres y las parejas cuentan con los mismos recursos y libertades con las que contamos mi esposo y yo. La realidad es evidentemente muy diferente.
¡°Hay razones materiales como la falta de educaci¨®n sexual, o de acceso a anticonceptivos efectivos detr¨¢s de que millones de personas empobrecidas, racializadas, marginalizadas, est¨¦n despojadas de ese poder decidir si tener hijes o no¡±, continu¨® Diana Ojeda, quien me hizo ver que el problema iba incluso m¨¢s all¨¢. ¡°Va tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de lo material. En muchos lugares del mundo, las mujeres siguen siendo meros ¨²teros, su valor est¨¢ reducido a ser naves en donde van beb¨¦s. Para esas mujeres es mucho m¨¢s riesgoso si quiera cuestionar la posibilidad de ser madres, porque a veces su propia vida depende de eso. Ni hablar de la cantidad de mujeres que son violadas en el mundo (15 millones de ni?as adolescentes entre 15 y 19 a?os han experimentado relaciones sexuales forzadas en todo el mundo). En realidad, ni siquiera desde nuestro privilegio podemos decidir del todo sobre nuestros cuerpos, siempre supeditados a una industria farmac¨¦utica que no es transparente con las mujeres y que, por ejemplo, a muchas las enferma a costo de prevenir quedar en embarazo¡±.
Mi idea de no tener hijos para no contribuir con la crisis ambiental era correcta, porque correcta deber¨ªa ser cualquier decisi¨®n libre que tomemos sobre nuestro cuerpo, porque como tan bien lo promulgan los feminismos, no hay justicia ambiental sin justicia social y reproductiva. Sin embargo, si esta idea de no tener hijos que no solo se me ha ocurrido a m¨ª y a mi esposo, sino que lentamente empieza a ganar adeptos y l¨ªderes pop que manifiestan p¨²blicamente su deseo de no ser madres o padres, escalara al punto de ser atractiva a nivel de estamentos pol¨ªticos, todo podr¨ªa ser muy problem¨¢tico.
La idea de reducir la poblaci¨®n global hace parte de importantes corrientes de pensamiento que ya desde el Siglo XVIII con el ¡°primer dem¨®grafo¡± de la historia, Thomas Malthus, se preguntaba por las formas c¨®mo se iba a alimentar a tanta gente, considerando que el problema era la gente, -que crec¨ªa exponencialmente, mientras que la agricultura lo hac¨ªa aritm¨¦ticamente-, y no que el problema era c¨®mo se distribuye y se da el acceso a esa comida. Esa idea del decrecionismo poblacional, de hecho, ha devenido en pol¨ªticas restrictivas como la que se vivi¨® en China desde 1979 hasta el 2015 que solo permit¨ªa tener un hijo y que trajo unos terribles efectos colaterales como, por ejemplo, una generaci¨®n entera de ni?as perdidas porque al momento de las familias tener que decidir en tener un solo hijo, buscaron a toda costa que fuera un var¨®n y no una ni?a.
¡°Los gobiernos no tienen derecho a regular cu¨¢ntos hijos puede tener la gente. En lugar de ¡®optimizar¡¯ su pol¨ªtica de natalidad, China deber¨ªa respetar la decisi¨®n de la gente y poner fin a cualquier control invasivo y punitivo sobre decisiones de planificaci¨®n familiar¡±, dijo en su momento Joshua Rosenzweig, director de Amnist¨ªa Internacional para China, ante el anuncio en 2021 de que ser¨ªan permitidos hasta tres hijos por familia.
¡°Estas medidas no han resultado eficaces. ?Qu¨¦ servir¨ªa realmente para parar el cambio clim¨¢tico?¡±, increpa Diana Ojeda, ¡°cerrar empresas, parar el capitalismo, detener el nivel de consumo, no sirven medidas menos efectivas que se meten con el individuo como pedirnos que no tengamos hijos o comamos menos carne. Un porcentaje muy peque?o de las personas m¨¢s ricas el mudo son las causantes de la mayor cantidad de emisiones que han provocado el calentamiento global. Entonces lo que tenemos no es un problema de n¨²mero de personas, sino de patrones econ¨®micos de producci¨®n y consumo¡±.
Problematizar nuestra decisi¨®n no hace que no creamos profundamente en ella. Mi esposo y yo no tendremos un hijo, no uno biol¨®gico al menos. Si alg¨²n d¨ªa apareciera ese deseo del que hablan tanto los padres, quiz¨¢s decidamos adoptar un beb¨¦ y entonces as¨ª contribuir a que se repartan un poco mejor los recursos de esta tierra.