?A d¨®nde van a parar los uniformes militares? En Colombia la moda abre rutas para reusar los camuflajes
Desde el 2014, la dise?adora colombiana Laura Laurens ha llevado sus colecciones al Fashion Week de Par¨ªs y de Londres apostando por hacer sus vestidos deconstruidos de telas que eran consideradas desechos
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?A d¨®nde van a parar todos los uniformes? ?Qu¨¦ destinos tienen esas prendas sofisticadas, de alto desempe?o y de telas con alt¨ªsima tecnolog¨ªa que los cuerpos militares y policiales tienen que cambiar con regularidad para proteger la uniformidad e impecabilidad de la instituci¨®n? ?A d¨®nde van a parar esos uniformes que, adem¨¢s, por su propia peculiaridad de vestir a quienes garantizan la seguridad, no se pueden dejar en manos de cualquiera? Estas preguntas empezaron a asaltar la cabeza de la artista y dise?adora de modas colombiana Laura Laurens, quien en 2014, en medio de las negociaciones del Acuerdo de Paz entre la ex guerrilla las Farc y el Gobierno de Colombia, y obsesionada con hacer que su marca generara el m¨ªnimo impacto ambiental, trabajaba para llevar su primera colecci¨®n al Fashion Week de Par¨ªs.
As¨ª, Laura empez¨® a adentrarse en la exploraci¨®n de los textiles que hab¨ªan estado involucrados en el conflicto b¨¦lico colombiano. Tuvo un hallazgo relevante: los grupos armados, sin importar si estaban del lado de la legalidad o no, se vest¨ªan con un mismo tejido, una tela que es conocida como rip stop (literalmente, la que detiene la rotura) hecha de algod¨®n, con cualidades livianas ideales para los climas c¨¢lidos y, a la vez, con una resistencia contundente para proteger contra el fr¨ªo o la humedad.
¡°Los uniformes de los diferentes grupos armados eran hechos con la misma fibra. Me plante¨¦ entonces c¨®mo volver ese material en una met¨¢fora de territorio para la unificaci¨®n. C¨®mo unir opuestos en torno a un tejido que hab¨ªa sido la se?al emblem¨¢tica de la guerra y convertirlo en algo bello, apetecible¡±, explica la dise?adora quien se encontr¨® con una inmensa cantidad de inventarios de estos tejidos militares o camuflados que eran desde?ados por alg¨²n imperfecto en sus hilos, en sus colores o en sus patrones.
¡°Empec¨¦ a trabajar con estas telas de stock y a transformarlas diluyendo los verdes, usando las roturas y desgastes de algunos pedazos para que deliberadamente se vieran. Utilizando los camuflados tradicionales, pero adhiriendo brochazos de dorado y d¨¢ndoles formas elegantes que ser¨ªan impensables con este tipo de telas.¡±, explica Laurens, quien bautizar este material como ¡°the new denim¡± y lo convirti¨® en la base de los vestidos deconstruidos y asim¨¦tricos que conquistar¨ªan sus clientas en el mundo.
Despu¨¦s de colecciones como ¡®Green military¡¯ en donde el verdor del material t¨ªpico de carpas de campa?a se hac¨ªa evidente y dialogaba con degrades y faldas de muchas capas, o ¡®Camouflage¡¯, en donde el camuflaje se hizo chaquetas tipo parka con patchworks de d¨¦nim, vino la colecci¨®n ¡®Rotter flowers¡¯, en donde manos de mujeres artesanas del Pacifico colombiano trabajaron drapeando las telas militares te?idas e intervenidas por la dise?adora, hasta convertirlas en un jard¨ªn de rosas. Desde entonces en todas sus colecciones han trabajado manos artesanas que ¡°han ayudado con su saber a recuperar el tejido¡±.
¡°Para m¨ª, el trabajo de sostenibilidad no solo consiste en aprovechar lo que ya existe, sino tambi¨¦n es explorar c¨®mo los procesos sociales se integran y se aprovechan, por ejemplo, de la visibilidad de la moda, para mostrar realidades desconocidas y crear proyectos de comunidad. Sin justicia social, no hay justicia ambiental¡±, asegura Laurens.
La apuesta de ella no ha sido la ¨²nica con inter¨¦s de reusar y resignificar esa enorme marejada de telas que devienen de los uniformes militares. En 2019, la ONG Transformador, en cabeza de Lorena Mej¨ªa e Iv¨¢n S¨¢nchez, lider¨® un proyecto que busc¨® darle una salida creativa y ecol¨®gica a los m¨¢s de 360,000 uniformes que cada 12 meses la Polic¨ªa colombiana estaba en la obligaci¨®n de recoger y desechar en consonancia con los altos est¨¢ndares de uniformidad de sus miembros.
¡°Cada a?o, con muchos de los uniformes a¨²n en perfecto estado, se consegu¨ªa un volumen aproximado de un mill¨®n de toneladas en tela. Todo eso se iba a rellenos sanitarios o se volv¨ªa, en su mejor versi¨®n de reuso, en trapos de la cocina de las casas de los polic¨ªas¡±, explica Mej¨ªa, quien intent¨® crear un complejo engranaje para que los uniformes pudieran ser recogidos, desnaturalizados (desprovistos de toda insignia o marca), y se convirtieran en materia prima para que, por ejemplo, la misma Polic¨ªa creara nuevas bolsas de campa?a.
Aunque la log¨ªstica detr¨¢s de esta idea se fue complicando ante la evidencia de la estricta rigurosidad con el que ten¨ªan que transportarse y usarse los tejidos, la ONG busc¨® dar un golpe de opini¨®n de la mano de 17 reconocidos dise?adores que demostraron c¨®mo esas telas, que se hab¨ªan visto como desperdicio, conten¨ªan la potencia de convertirse en nuevos y valiosos objetos de moda. ¡°En parte buscamos tumbar el estigma de que las cosas que se crean con materiales reusados tienen un cierto look o no pueden devenir en prendas bellas y deseables¡±, explica Mej¨ªa.
Ese es justo uno de los paradigmas que durante estos a?os de exploraci¨®n con los textiles ha desafiado Laurens. ¡°No es f¨¢cil imaginar cuando uno se enfrenta a un material como este - un poco tosco, lejos de los ideales de lo elegante, un poco imperfecto, muchas veces mareado o desgastado- c¨®mo va a permitir que salgan vestidos contempor¨¢neos, interesantes y que puedan conquistar diferentes mercados. Pero ese es el reto que tenemos cada vez m¨¢s, el de darle una nueva vida a eso que tenemos a la mano y volver lo ordinario algo extraordinario¡±, concluye la dise?adora que espera que, ahora con aires m¨¢s proclives a que se respeten los acuerdos de paz en Colombia, pueda retomar su ambici¨®n de trabajar a otra escala con el Gobierno para usar y transformar los uniformes que son desechados por los cuerpos oficiales.